¿Por qué la planta de reciclaje más grande del mundo no solucionará la crisis de los plásticos?

¿Por qué la planta de reciclaje más grande del mundo no solucionará la crisis de los plásticos?

Las grandes marcas están apostando por una fórmula mágica para solucionar el problema mundial de la contaminación causada por el plástico.

ResiduosEFE

En septiembre, Loop Industries, empresa emergente que cuenta con el respaldo de importantes marcas de consumo, anunció que en 2023 iba a abrir en algún lugar de Europa la planta de reciclaje más grande del mundo en colaboración con el gigante francés de la gestión de residuos Suez. La empresa declaró que sería capaz de convertir residuos plásticos de baja calidad y no reciclables de ninguna otra forma en plástico prácticamente nuevo, que serviría para 4200 millones de botellas de refresco al año.

Se promocionó como la primera planta de reciclaje Infinite Loop que usaría el proceso químico ”revolucionario″ propiedad de Loop Industries para descomponer el PET, el tipo de plástico más usado, en su base molecular y volver a convertirlo en un plástico casi nuevo. Loop anunció su plástico reciclado de forma “infinita” como una forma de ayudar a las empresas a cumplir los ambiciosos objetivos de usar más plástico reciclado en sus productos y envases sin sacrificar resultados. 

Un mes más tarde, la empresa de venta a corto plazo de acciones Hindenburg Research, que básicamente apuesta por el fracaso de otras empresas, publicó un  informe bastante crítico sobre la compañía de Montreal: “Nuestra investigación indica que Loop es humo, una fachada sin tecnología viable”. De inmediato, el precio de las acciones de Loop cayó en picado más de un 30 % y siguió bajando. La empresa ahora se enfrenta a varias demandas colectivas y a una investigación de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos. Loop no ha hecho ninguna declaración oficial, pero ha rechazado públicamente las acusaciones y afirma que las denuncias de Hindenburg “están infundadas, son incorrectas o se basan en la primera versión de la tecnología de Loop”, que se actualizó en el 2017. 

Sin importar si Loop puede o no demostrar que su innovación no es la “ficción” que Hindenburg afirma, los expertos en medio ambiente avisan del disparate que supone apostar demasiado por una tecnología milagrosa como solución al problema de los plásticos. Además, cuestionan la veracidad de los compromisos de sostenibilidad de las empresas que respaldan proyectos de reciclaje químico poco desarrollados mientras combaten soluciones con un éxito demostrado.

“Cuanto más nos dejemos seducir por la ‘nueva’ solución inmediata del sector, más nos alejaremos de las soluciones realmente transformadoras que debemos exigir en el sector”, asegura Claire Arkin, de la ONG Global Alliance for Incinerator Alternatives (GAIA).

“La próxima maniobra de distracción”

En la actualidad, quedan pocas personas que aún nieguen el problema de los residuos plásticos. Un estudio reciente de Pew Charitable Trusts afirma que, si seguimos produciendo y consumiendo plásticos al ritmo actual, en la próxima década veremos el doble de plástico en los océanos cada año

  Planta residuos.EFE

Sin embargo, hay un debate importante en cuanto a quién debe hacer algo al respecto. Las organizaciones de ecologistas quieren que las empresas dejen de producir plásticos, mientras que las industrias consideran que el reciclaje es la clave y dejan la responsabilidad de reciclar en manos de los consumidores. 

Por su parte, las principales marcas de consumo se han comprometido a sustituir en cierta medida los envases de plástico virgen por material reciclado posconsumo. En la Unión Europea y en California, gracias a la legislación, las empresas reciben sanciones si no cumplen los niveles mínimos estipulados de material reciclado. 

Esto implica que el mundo ahora tiene que incrementar el suministro de plástico reciclado. No obstante, hay un problema. Los métodos de reciclaje mecánico habituales, por lo general, gestionan únicamente envases limpios y ordenados, y todo lo demás (embalajes de plástico flexible, cajas sucias de comida para llevar, telas sintéticas) se consideran desechos.  

Las promesas sobre el reciclaje químico posibilitan reciclar cualquier tipo de plástico y convertirlo en plástico reciclado prácticamente nuevo. Loop Industries se vanagloria de que su proceso químico puede tratar el PET en cualquiera de sus formas, incluidos los jerséis raídos de poliéster y los “plásticos del océano degradados por el sol y la sal”. El reciclaje químico se ha proclamado como la solución definitiva a los residuos plásticos durante décadas, pero todavía tiene que estar a la altura de las expectativas.

“Se ha vendido como un milagro para el problema de la contaminación por plástico, pero, en realidad, su rendimiento es bastante bajo”, afirma Shanar Tabrizi, quien supervisa los avances de los proyectos de reciclaje químico para Zero Waste Europe, ONG con sede en Bruselas. Señala que, en julio, GAIA descubrió que durante el proceso de reciclaje químico, en torno al 50 % del contenido de carbono de los residuos plásticos suele perderse en forma de gases de efecto invernadero, en lugar de conservarse en el producto final de plástico. Además, la mayoría de los procesos de reciclaje químico tienen un alto consumo enérgico, puesto que es necesaria una temperatura y una presión altas para descomponer el plástico.

En su informe sobre el reciclaje químico, GAIA también averiguó que, de las 37 instalaciones de reciclaje químico propuestas en Estados Unidos (algunas incluso se remontan al año 2000), hasta la fecha solo tres de ellas están operativas y ninguna ha sido capaz de producir plástico reciclado a escala comercial. Descomponen los residuos plásticos en sus elementos básicos, pero no logran dar el siguiente paso para volver a convertirlos en plástico. 

“El plástico que se obtiene por procesos químicos es demasiado caro como para usarse en productos”, declara Winnie Lau, investigadora de Pew y autora principal de su último informe sobre plásticos. “Así que no lo usan para eso”. En su lugar, venden el producto como combustible. 

“Al final, tienes una tecnología cara que necesita consumir mucha energía para convertir un producto fósil (en esencia, lo que es el plástico) en un nuevo producto fósil”, comenta Tabrizi. “Es algo que no va en consonancia con lo que intentamos lograr. Lo vemos simplemente como una manera de crear una nueva cadena de suministro para la industria petroquímica”. 

Sin embargo, el potencial de la tecnología ha atraído a muchas marcas de consumo. Los expertos en medio ambiente consideran que ofrece una excusa a los fabricantes a la hora de retrasar la implantación de cambios destacados en sus métodos de producción hasta que sea una realidad.

[Las empresas] podrían decir: “Como no teníamos esta tecnología, no pudimos cumplir nuestro objetivo”, y eso supone un enorme problema, dado que no tienen que rendir cuentas.
Nusa Urbancic, directora de campañas, Changing Markets Foundation

“En mi opinión, la tecnología de reciclaje químico es la próxima gran maniobra de distracción”, afirma Nusa Urbancic, directora de campañas de la ONG neerlandesa Changing Markets Foundation, quien investigó hace poco las promesas de ciertas empresas en cuanto a los residuos plásticos y las medidas complementarias. “Están intentando mostrar que esta tecnología está en desarrollo. Así, las empresas pueden seguir funcionando como siempre, y los consumidores creen que las soluciones están a la vuelta de la esquina y no tendrán que sentirse culpables por usar todos los envases de plástico que acaban convertidos en residuos”. 

En 2018, Loop Industries firmó una avalancha de acuerdos con marcas que producen una enorme cantidad de plástico. Coca-Cola, PepsiCo, Danone y L’Occitane eligieron a Loop Industries como proveedor de plástico reciclado en aras de cumplir sus objetivos. En noviembre de 2019, L’Occitane anunció que esperaba empezar a usar “plástico PET 100 % sostenible” en todos sus recipientes antes de lo previsto, “gracias a Loop Industries”. Como consecuencia del feroz informe de Hindenburg Research, Urbancic cuestionó los tipos de mecanismos necesarios implantados en estas empresas “para asegurarse realmente de que lo que Loop hace no es un cuento”.

En declaraciones al HuffPost, un portavoz de Danone aseguró que: “Para explorar la viabilidad técnica del uso de los plásticos de Loop, hemos iniciado una pequeña producción piloto de botellas recicladas con el plástico suministrado por Loop Industries”. La empresa rechazó ofrecer más detalles, pero añadió: “Tomamos nota de los resultados del informe de Hindenburg Research, realizaremos una investigación interna y tomaremos las medidas adecuadas”. Danone también confirmó que tiene proveedores alternativos de plástico reciclado y está en vías de lograr su objetivo de usar en sus envases al menos un 50 % de plástico reciclado en 2025. 

Además de sus acuerdos con Loop, Coca-Cola también ha colaborado con la empresa neerlandesa de reciclaje químico Ioniqa Technologies, mientras que PepsiCo, L’Oreal y Nestlé también trabajan junto con la empresa emergente de “biorreciclaje” Carbios. 

PepsiCo no ha querido hacer ninguna declaración al respecto.

Un portavoz de Coca-Cola declaró al HuffPost que la empresa tiene en cuenta a “un sinfín de proveedores, distribuidores y desarrolladores para acelerar la comercialización y escalado de las tecnologías” y lograr así sus objetivos de sostenibilidad. También comentó que los embotelladores de Coca-Cola en Noruega y Países Bajos han comenzado a usar este mes un 100 % de plástico reciclado.

L’Occitane declaró que la empresa visitó la planta de pruebas de Loop Industries en Terrebonne (Quebec) antes de firmar el acuerdo con ellos. “L’Occitane en Provence mantiene su dedicación absoluta a cumplir su objetivo para el año 2025, independientemente del proveedor que nos ayude a lograrlo”. Aunque el acuerdo de suministro sigue en pie, la empresa pidió más información a Loop como consecuencia de las acusaciones de Hindenburg. 

Urbancic asevera que depender de nuevas tecnologías ofrece una ruta de escape práctica para las empresas que no logran cumplir sus promesas.

“Podrían decir que como no tenían esta tecnología, no pudieron cumplir su objetivo, y eso supone un enorme problema, dado que no tienen que rendir cuentas”.

La integrante de la ONG señala que Coca-Cola tiene experiencia en retrasar sus objetivos. La empresa prometió incluir un 25 % de material reciclado en sus botellas de plástico hace 30 años. En 2001, ese objetivo se rebajó al 10 % para los siguientes cinco años. Más tarde, la empresa se comprometió con el 25 % en 2015; no cumplió su objetivo y ahora apunta al 50 % en 2030. 

Coca-Cola comentó al HuffPost que los objetivos no logrados les dieron “la oportunidad de aprender”.

“Lo que está en nuestra mano y un esfuerzo extra”

Es importante que las empresas cumplan sus promesas de usar plástico reciclado, pero esta es tan solo una pieza del puzle para resolver el problema de los plásticos. Será necesario que todos (gobiernos, empresas y consumidores) hagamos “todo lo que está en nuestra mano” para detener el ritmo de la contaminación por plástico, comenta Lau. Y tenemos que empezar ya.

Lau y su equipo de Pew analizaron todas las soluciones que se podían implementar de forma viable a gran escala en los próximos 20 años y vieron que ningún enfoque podía abordar el espectacular ritmo de contaminación por plástico. Más bien, el problema requería una serie de soluciones, como la eliminación de envases innecesarios, la transición a sistemas de retorno y reutilización, la sustitución del plástico nuevo por el reciclado o el paso a otros materiales (como el papel), la recogida y eliminación de residuos plásticos de forma adecuada y el reciclaje. 

Si hacemos todo eso y un esfuerzo extra, continúa Lau, “podremos deshacernos del 80 % de la contaminación en 20 años, en solo una generación”. 

Puede que, en el futuro, el reciclaje químico desempeñe su función con ciertos tipos de plásticos que son imposibles de reciclar de forma mecánica, como los sobres flexibles de salsas o los deshechos médicos, incluidos los equipos de protección médica de un solo uso. Sin embargo, los investigadores de Pew pronostican que, en el escenario más optimista, el reciclaje químico no sería viable para generar productos plásticos nuevos a gran escala hasta 2030 o 2031 (por ahora, solo funciona para convertir residuos plásticos en combustible, algo que consideran un método de eliminación, junto con la incineración).

Por otro lado, el reciclaje mecánico habitual de botellas y envases, especialmente de plástico PET o HDPE presente en botes de champú o detergente, ya está bastante asentado, incluso como vía para crear envases de tipo alimentario. Si se amplía con éxito en las próximas dos décadas, los investigadores de Pew afirman que el reciclaje mecánico puede evitar que hasta un tercio de los plásticos producidos contaminen el medioambiente. 

Según Urbancic, la mejor manera para que las empresas se aseguren la producción de plástico reciclado de buena calidad es participar en programas de devolución de botellas. 

La naturaleza humana nos lleva a esperar que llegue una solución sencilla que resuelva el problema por sí sola.
Winnie Lau, alta directiva, Pew Charitable Trusts

Cuando los consumidores adquieren un producto, como una botella de refresco o de leche, el precio incluye una pequeña fianza, normalmente de unos céntimos. Después, en lugar de tirar esos envases de PET o HDPE al contenedor de reciclaje, los consumidores los devuelven a los puntos de recogida indicados, que pueden ser tiendas o máquinas de devolución de residuos, para que se les devuelva la fianza. De esta manera, se impulsan las tasas de reciclaje, al ofrecer a los consumidores un incentivo financiero para devolver los envases, y se mejora la eficiencia, al separar previamente los plásticos más valiosos y eliminar la contaminación de recipientes sucios o de artículos no reciclables.

Urbancic señala que estos proyectos tienen una trayectoria exitosa donde se han implantado. Los 10 estados estadounidenses con legislación para la devolución de botellas presentan unas tasas de reciclaje de envases de bebidas del 60 %, en comparación con el 24 % de los estados sin esta legislación, de acuerdo con el Container Recycling Institute. Según la OCDE, un proyecto de devolución de envases de Ecuador impulsó el reciclaje de botellas de bebidas de plástico PET del 30 % al 80 % en un año desde su implementación. Noruega cuenta con un programa nacional de devolución de botellas de plástico y una tasa de reciclaje del 97 %.

No obstante, las empresas estadounidenses han combatido tradicionalmente la legislación de devolución de botellas, dado que aumenta sus costes y, según argumentan, encarece ligeramente sus productos, por lo que sus ventas podrían verse amenazadas (por supuesto, los consumidores no pagan más si reciben un incentivo al devolver el envase). Pese a que hay diferentes formas de financiar estos proyectos de devolución, por lo general los fabricantes tienen que financiar los programas y, a veces, son los responsables de la recogida de botellas y del transporte a las plantas de reciclaje.

Según los expertos, antes que nada, debemos reducir el uso general de plásticos. Las empresas pueden ayudar en parte reduciendo el uso de embalajes innecesarios o empleando envases de plástico de más de un uso, con sistemas de devolución y relleno. TerraCycle comenzó una iniciativa llamada Loop (sin relación con Loop Industries) en colaboración con marcas de consumo, a las que se ha sumado Burger King, para ofrecer los productos en envases que los consumidores pueden retornar para que vuelvan a utilizarse

Sin embargo, además de todo esto, será necesario asumir un compromiso continuo para cambiar los hábitos de los consumidores y las empresas en torno al plástico y acabar con el problema.

“La naturaleza humana nos lleva a esperar que llegue una solución sencilla que resuelva el problema por sí sola”, afirma Lau. “Sin embargo, el uso del plástico está demasiado generalizado... No es algo que un único grupo pueda solucionar. Va a ser necesario que todos participemos”.

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