Por qué los helados altos en proteínas no son más sanos que los tradicionales
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Por qué los helados altos en proteínas no son más sanos que los tradicionales

Son cada vez más populares en los supermercados.

Tarrina de helado de vainillafermate via Getty Images/iStockphoto

Los compradores de Lidl llevaban semanas reclamando la vuelta de los helados altos en proteínas que causaron furor y se agotaron en los supermercados de la cadena alemana. Este jueves, la compañía anunciaba el lanzamiento de una nueva gama de helados bajo la marca Gelatelli, también altos en proteína, dedicados a llenar ese vacío.

Se trata de la línea Skyr Frozen y están disponibles en dos formatos, tarrina y palo bombón, en varios sabores. Los helados de esta nueva gama se caracterizan por llevar skyr en su composición, un queso fresco islandés con una textura parecida al yogur griego.

Lidl los promociona como “rico en proteínas, bajo en grasas y con alto contenido en probióticos que puede ayudar a mejorar la flora intestinal”. Un reclamo que sigue la estela de otras marcas que han lanzado este tipo de helados proteicos, que se comercializan como una alternativa más saludable a un helado tradicional.

Pero, ¿son más sanos estos helados altos en proteínas? ¿En qué se diferencian de uno tradicional? Beatriz Robles, nutricionista y tecnóloga de alimentos, recomienda antes de nada fijarse en la composición, pero alerta de que partiendo de la base de que son helados —y por lo tanto preocesados—, deberían limitarse a un consumo ocasional.

“Esto me suena a lo de siempre, aprovechar una burbuja nutricional, en este caso el reclamo de las proteínas, para hacer pasar por saludable un producto que no lo es”, explica. Robles señala que estas tácticas consiguen que el consumidor se fije en el reclamo o en lugar de en el producto completo, y “nos hacen pensar que productos que deberían ser de consumo ocasional son sanos”.

En el caso de la línea Skyr Frozen, se utiliza otro reclamo, el de los probióticos que, según Robles, es engañoso. “Cuando lo vemos pensamos ‘esto tiene que ser saludable’, pero en realidad la investigación en probióticos es prematura y no se puede asociar a mejoras intestinales en la mayoría de las cepas”, cuenta la nutricionista.

Robles quiere dejar claro al consumidor que “no es un postre adecuado para diario como puede ser un yogur, porque sigue siendo un helado”.

La proliferación de los productos con un extra de proteínas

No solo los helados llevan el reclamo de ‘alto en proteína’, es habitual ver en supermercados productos como yogures, pasta o incluso proteína en polvo en todo tipo de establecimientos. Para Robles, esta tendencia viene de la antigua creencia de principios de los 2000 de que “carbohidrato malo, proteína bueno”.

“No es necesario consumir un extra de proteína, no tenemos un déficit. Es más, en España consumimos más de las proteínas necesarias para tener cubiertas las necesidades diarias”, sentencia la experta.

Sí recomienda los productos con un extra de proteína en casos muy concretos como personas que se están recuperando de una cirugía y tienen dificultades para comer, o deportistas que hacen un ejercicio muy intenso. Aún así, pasarse con las proteínas tampoco ningún problema en la población sana, “sí en las personas con problemas renales”.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España, esa sección en la que intentamos contar el lado hedonista de la vida sin dejar de lado otras realidades.

  

Sobre qué temas escribo

Como redactora de LIFE, escribo sobre temas de cultura, moda, belleza o estilo de vida. También he abordado temas de medioambiente, feminismo o sociales, pero donde más cómoda me encuentro es explorando la relación de la moda con otras disciplinas culturales o su impacto social, y sobre todo lo que tenga que ver con el cuidado de la piel.

 

Siempre desde una perspectiva cercana, he tratado cuestiones como la estrategia del Museo del Prado para triunfar a través de sus redes sociales, explicado cómo Melania Trump utilizó su armario como arma política o desmentido bulos relacionados con la protección solar. Es probable que el 80% de los temas que he publicado se hayan escrito mientras sonaban Beyoncé, Oasis y Arctic Monkeys. Además, también me encargo de preparar el boletín de LIFE que enviamos cada sábado intentando resumir la actualidad de la semana.

 

Mi trayectoria

Nací en Vigo en 1992 y desde que tengo uso de razón siempre quise ser periodista. La única excepción fue la época en la que tuve fantasías con ser pintora, pero descarté rápido la idea cuando mis padres me anotaron a clases y me di cuenta de que no era lo mío. Estudié Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde me gradué en 2014 después de pasar un año en Roma que me hizo apreciar todavía más la cultura italiana. Dejé Galicia para mudarme a Madrid en 2015 y cursar el Máster de Periodismo Cultural en la Universidad San Pablo Ceu. Aprendí en Radio Galega y en Pentación Espectáculos, donde descubrí lo que hay detrás de producciones de teatro y de grandes eventos como el Festival de Mérida. Colaboré puntualmente con Guía Repsol o la revista L'Officiel y llegué a El HuffPost en 2016, donde empecé compaginando mi trabajo como redactora de Branded Content con temas para la sección de tendencias, que terminó convirtiéndose en LIFE, donde actualmente soy una de las redactoras. Fui finalista en los Premios Ecovidrio de 2017.

 


 

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