El hotel del centro de Madrid donde puedes tomar un vermú a 3 euros mientras contemplas arte
Una propuesta que entrelaza la gastronomía con el arte contemporáneo.

Cada vez son más las personas que se animan a entrar en los hoteles del centro de Madrid, sin ser huéspedes, para disfrutar de la experiencia gastronómica y cultural que ofrecen. Estos espacios ya no se perciben únicamente como lugares para descansar, sino como centros de encuentro donde degustar propuestas culinarias innovadoras y transformar una simple tarde en una experiencia memorable.
En este contexto, el prestigioso hotel JW Marriott, ubicado en la Plaza de Canalejas, sorprende a sus visitantes con una propuesta que conjuga el placer de la buena gastronomía con una vivencia artística inigualable. En un ambiente que evoca la esencia del arte contemporáneo puedes tomar el aperitivo en un entorno cuanto menos exclusivo rodeado de cuadros de Miró y aromas únicos de la capital.
La decoración, cuidada al detalle, destaca por una serie de piezas artísticas que aportan dinamismo y originalidad, haciendo de cada visita una experiencia sensorial completa. El hall refleja el pasado histórico del hotel con unas columnas de hierro forjado del siglo XIX, así como en la entrada te dan la bienvenida con una caja de perfumes de fragancia de Madrid. Se consolida así como un punto de referencia para los amantes del arte y la cultura.
Una experiencia sensorial única
El luminoso salón se viste a la medida del confort con unos cómodos sofás, mesas bajas y una barra de coctelería en la que se puede disfrutar: desde café o té y vermú hasta cocktails o cervezas, además de una gran selección de whisky escocés, vinos y otras bebidas sin alcohol. A esto le acompañan una variedad de aperitivos españoles tan típicos como las gildas por 3 euros o anchoas con mantequilla a 4 euros.
Además, se pueden disfrutar de otras especialidades como las navajas picantonas, las zamburiñas y los mejillones. La carta del lobby también incluye nigiri de steak tartar crujiente, fish and chips, croquetas de jamón, tacos de codillo, sándwiches y hamburgesa de wagyu. Todo ello aderezado con unos olores que adornan la recepción y evocan a la capital, como esencia de limón, clavel, rosa y cuero.
En este edificio son tan importantes los olores ya que, hace años, en una de sus siete plantas estuvo una de las perfumerías más antiguas de Madrid: la Casa Álvarez Gómez. Por ello, este rincón único, que invita a saborear un vermú tradicional mientras se aprecia una cuidada selección de obras de arte, propone una experiencia sensorial completa que no pasa desapercibida en el sector hotelero madrileño.