Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
Aitana, Bad Bunny, Taylor Swift o el porqué del triunfo del solista ante el ocaso de los grupos de música

Aitana, Bad Bunny, Taylor Swift o el porqué del triunfo del solista ante el ocaso de los grupos de música

La producción del 'streaming', la influencia de las redes sociales y un sonido que ya no necesita de músicos para componer son solo algunos de los factores que hacen que las listas de éxitos estén llenas de solitas y colaboraciones.

Aitana, Taylor Swift y Bad Bunny, tres de los solistas más exitosos.Getty Images/El HuffPost

"Cualquier noche los gatos de tu callejón maullarán a gritos esta canción porque yo tengo una banda de rock and roll". Este grito de Loquillo y los trogloditas en El ritmo del garage hace más de 40 años, en 1983, ya no es así. El sueño de muchos jóvenes que durante décadas fue tener una banda, ya fuera de rock de pop o incluso de boybands y girlbands, ya no es así. 

Las listas de éxitos muestran que los grupos de música poco tienen que hacer contra los solistas. Taylor Swift, The Weeknd, Bad Bunny, Drake y Billie Eilish lideraban el 2024 los rankings de artistas más escuchados en Spotify a nivel mundial. Pero a nivel nacional, el escenario no cambiaba: Myke Towers, Bad Bunny, Feid, SAIKO o Quevedo coronaban el top 5 de los más escuchados en nuestro país. ¿El denominador común? Ni rastro de las bandas de música, independientemente del género, ni entre los artistas más escuchados ni entre las canciones más exitosas.

En pleno mes de agosto, en las listas de éxitos a nivel mundial de la plataforma de streaming solo hay dos grupos (quitando canciones nostálgicas que vuelven a viralizarse en redes sociales): las k-popers Blackpink y los mexicanos Fuerza Regida, y ninguna llega al top 5. En el caso de España, ningún grupo logra colarse en las listas de éxitos durante estas semanas.

Este fenómeno no sucede solo en España, en Reino Unido y Estados Unidos, icónicos graneros de bandas como The Beatles, Rolling Stones, Red Hot Chili Peppers, Nirvana, Oasis, One Direction o Spice Girls, también ven como cada vez hay menos y cada vez llegan menos a las listas de éxitos. 

Según datos analizados por Skoove en Estados Unidos publicados en marzo de 2024, las bandas pasaron de ocupar el 41% de las posiciones en las listas de éxitos en 1995 a tan solo el 4% en 2023. Esta misma consultora, mostró los datos en Reino Unido, donde el panorama es igual de desalentador pasando del 47% en 1999 a tan solo el 7% en 2021.

Los expertos ponen el foco en un cambio de tendencia, tanto en la industria musical como a nivel de consumo, pero no dan por muertos a los grupos de música. Todavía no se puede parafrasear eso de The Buggles de "solo artist killed the band stars" (el solista mató a las estrellas de las bandas).

Borja Martín, director de comunicación de Sympathy for the Lawyer, compañía especializada en gestión legal y financiera de negocio musical, quien analizaba este fenómeno en un capítulo de su podcast junto a Eva Pozo, recuerda a El HuffPost que sigue habiendo bandas referentes como han sido este 2025 Fontaines D.C y su disco Romance

"Es el grupo del año, nominado al Grammy, aclamado por la crítica... Pienso que un disco como Romance, el último del grupo, en los 90 hubiera sido casi generacional o habría creado una escena concreta, pero en los oyentes de Spotify sorprende porque tiene solo 5 millones de oyentes mensuales", explica y recuerda la disonancia que hay entre los carteles de festivales e incluso la repercusión que pueden lograr los grupos de música frente a esos 'pobres' datos de streaming.

"Viva Suecia tiene un 1.300.000 oyentes mensuales y Carolina Durante no llega a 1.000.000 y son cabezas de cartel de festivales grandes, pero lo comparas con Aitana y son el 10% de sus oyentes mensuales"
Borja Martín, director de comunicación de Sympathy for the Lawyer

"En España está pasando más o menos lo mismo, aquí también tenemos muchísimas bandas: Viva Suecia, Arde Bogotá, Carolina Durante, La Paloma, Ginebras... Una lista como nunca creo, muchas de ellas cabeza de cartel de festivales, pero es verdad que, aunque tengan esa escena fuerte, dentro del sistema de streaming global, al final se miden métricas", detalla Martín, quien pone como ejemplo a Carolina Durante, que ha llegado al mainstream con su último disco Elige tu propia aventura, donde se incluye nada menos que una colaboración sorpresa con Rosalía. 

"Viva Suecia tiene un 1.300.000 oyentes mensuales y Carolina Durante no llega a 1.000.000 y son cabezas de cartel de festivales grandes, pero lo comparas con Aitana y son el 10% de sus oyentes mensuales", explica.

Soco Collado, directora de relaciones institucionales y comunicación de Promusicae, también se muestra optimista con respecto a la situación de los grupos. "Si miramos listas de ventas, es verdad que apabullantemente hay muchos más solistas que grupos, lo cual no quiere decir que no haya grupos, aunque no estén en las listas de ventas", señala y recuerda que "sí hay un montón de grupos que están funcionando muy bien tanto en la parte de música en directo como también con ventas importantes a nivel de música grabada". 

Sin embargo, la forma de "vender" o tener buenos datos en streaming son distintos. "Puedes tener muy buenos números sin entrar en las listas de éxitos de cada semana, digamos que vas acumulando en el tiempo y tienes buenas cifras. Hay grupos con cifras en streaming espectaculares como La La Love You, por ejemplo, que ha batido récords de escuchas", destaca.

El reinado del urbano... y la conexión con las redes sociales entre la Gen Z

Parte de este cambio de paradigma está en el sonido, aunque el pop sigue reinando y vive una segunda juventud más cercana al comienzo de los 2000 con artistas como Taylor Swift, Sabrina Carpenter, Chappell Roan, Dua Lipa o Aitana y Lola Índigo a nivel nacional. Los géneros cercanos al reguetón, el trap o la música electrónica, lo que se engloba dentro de la etiqueta de música urbana, son los que predominan en las listas de éxitos. Y ahí no hay bandas, pero sí muchas colaboraciones.

Pablo Ruiz, periodista colaborador con varias webs musicales, señala que esto no es un cambio aislado de tipo de artista, sino que está fomentado tanto por el gusto como por las dinámicas del streaming. "En España y buena parte del mundo lo que triunfa es principalmente la música latina y, salvo excepciones de formaciones que beben más de lo tradicional como Fuerza Regida o Grupo Frontera, solo hay solistas", señala.

"A nivel anglosajón se puede diferir un poco más, pero igualmente el rap o el pop mainstream no beben de una banda. Eso ya sucedía en los 2000 o 2010, recordemos que entonces los más exitosos que eran Britney Spears, Justin Timberlake, Beyoncé, Lady Gaga o Bruno Mars y tampoco eran un grupo, aunque algunos de ellos procedieran de formaciones", explica.

Martín pone sobre la mesa una "pérdida de poder en la cultura pop" de la "guitarra, tanto en el rock como en el pop" y recuerda, como ya hizo Manuel de Lorenzo en Jot Down, que se podría calificar a Arctic Monkeys como "la última gran banda de rock mainstream" y la primera que "nació sin una escena". 

"Al final todas las escenas musicales antiguas, todos los grupos anteriores y las bandas se formaban como en escenas de la misma ciudad o el mismo sonido, como sucedía en Nueva York, que fue la última según De Lorenzo con The National e Interpol", recuerda. En España podríamos tener escenarios similares con Granada o Murcia, con grupos como Los Planetas y Lori Meyers, en la ciudad andaluza, o Viva Suecia y Arde Bogotá, en la región murciana.

"En un momento en el que TikTok decide prácticamente los estribillos y la duración de las canciones, los artistas son también influencers y seguir a una banda entera no cala tanto como tener a tu artista favorito al otro lado de la pantalla"
Pablo Ruiz, periodista y colaborador en distintas revistas musicales

Tanto Martín como Ruiz ponen sobre la mesa un factor fundamental hoy en día en el consumo musical: las redes sociales y la necesidad de conexión inmediata con el artista. "En un momento en el que TikTok decide prácticamente los estribillos y la duración de las canciones, los artistas son también influencers y seguir a una banda entera que, normalmente va a tener un gestor de esa red social, no cala tanto como tener a tu artista favorito al otro lado de la pantalla", recuerda Ruiz.

Para Martín, "un solista puede construir un relato o una historia más directa, te toca más personal, le conoces más". "Con una banda de, a lo mejor, cinco personas no es lo mismo, no te puedes identificar con cinco personas o con una banda como tal, puedes hacerlo con uno o con dos", señala. 

"Es un cambio de paradigma porque las redes están diseñadas para crear o construir una marca personal, es muy difícil construir una marca global, de cinco personas a la vez", añade y recuerda que ahí entran también las dificultades para viralizarse sin un único rostro visible: "El fan quiere consumir, conocer, sentir que conoce, o que es parte casi de su vida, a un artista y saber su actividad, su historia, etc."

La música DIY, los conflictos y el cambio en las dinámicas del streaming

La forma de generar música también ha dado un vuelco en las últimas dos décadas, ya nadie necesita una banda para componer o tocar. Conforme los grupos de finales de los 90 o principios de los 2000 han ido perdiendo fuerza o, más bien, el impulso de novedad que tanto fomentan las plataformas de streaming con el continuo lanzamiento de singles y colaboraciones, el hacerlo uno mismo ha ido ganando peso.

"Influye la forma en la que hoy se compone, que es muy inmediata, la puedes hacer tú solo en tu casa. Antes para componer música pues uno empezaba en un garaje con sus amigos, probando, cada uno tocaba un instrumento y eso hacía que al final tuvieras una banda y, si te iba bien y hacías cosas interesantes, salías al mercado, grababas un disco y hacías conciertos", explica Collado, quien recuerda que hoy en día cada uno en una habitación puede meter instrumentos y solamente cantar y componer. Véase el éxito de Bizarrap desde su estudio en su casa. 

"Influye la forma en la que hoy se compone música, que es muy inmediata, la puedes hacer tú solo en tu casa. Antes para componer música pues uno empezaba en un garaje con sus amigos, probando música, cada uno tocaba un instrumento"
Soco Collado, directora de relaciones institucionales y comunicación de Promusicae

"Ha cambiado tanto la manera, por supuesto, de consumir música, como la manera de crearla, y eso hace que vivamos en un mundo de solistas", explica la responsable de comunicación de Promusicae.

La producción musical se ha vuelto imparable y masiva. Según datos de Music Radar, en 2024 se estimaba que se lanzaban 120.000 canciones al día, lo que suponían más canciones que en todo el año 1989. "Hay muchísima cantidad de música, seguramente hay muchísima cantidad de bandas, pero la gente elige qué escuchar, o le imponen lo que tienen que escuchar, eso también es distinto: el algoritmo", explica Martín, quien recuerda que el modelo de solista es mucho más rentable y sencillo para las discográficas. "Es un solo contrato, una sola visión, hay muchísimos menos problemas logísticos y creativos a nivel actual y futuro", explica.

Con la ayuda de la tecnología, todo se simplifica. "Es mucho más sencillo: puedes subir la música cuando tú quieras, simplemente contratando una distribuidora, no necesitas ni sello ni editoriales", detalla Martín. 

Tanto él, como Collado y Ruiz apuntan a las dificultades que supone mantener una banda a nivel personal van más allá que a nivel económico. "Tener una banda requiere unas condiciones artísticas de creación, que dificultan el proceso. No es lo mismo que se desarrolle un artista solista a que se desarrolle una banda donde hay varios artistas dentro de una misma unidad", explica Collado.

Para Martín, es algo que se ha incrementado en los últimos años, también ligado a la precariedad del sector. "Al final mucha gente tiene trabajos, surgen conflictos personales, diferencias creativas... Y mantener todo eso alineado, más ahora en la época actual, que mucha gente tiene que viajar, que no viven en la misma ciudad. Al final acaban perdiendo la independencia y el que sustituye a los compañeros es el programa, el productor...", apunta.

El modelo de negocio, de producción constante y de individualización de contenidos invitan a ello, pero también hay factores como los talent shows como OT que, tal y como recuerda Collado, no fomentan los grupos y "de ahí salen un gran número también de artistas que luego están en el mercado".

Otro fenómeno que lleva años dándose es el de solitas que provienen de un grupo y que van desde Sting tras The Police a Beyoncé tras Destiny's Child, Robbie Williams tras Take That o, a nivel nacional, Dani Fernández tras Auryn o Dani Martín tras El Canto del Loco. "Al final, cinco personas pueden ser un grupo de amigos, pero como cualquier empresa o sociedad formada con amigos, no siempre funciona bien y más si tiene un componente creativo", recuerda Ruiz.

"Juntas egos de diferentes artistas que tienen que empastar y mantenerse en el tiempo y eso es muy complicado. Para mí las bandas que duran años y años tienen un gran valor de mantenimiento, de que no se rompa y siga funcionando como ente artístico conjunto", apostilla Collado.

"Juntas egos de diferentes artistas que tienen que empastar y mantenerse en el tiempo y eso es muy complicado"
Soco Collado, directora de relaciones institucionales y comunicación de Promusicae

Los tiempos de los featuring interminables, ¿las nuevas bandas?

Aunque las bandas no vivan su punto álgido, sí lo hace el formato colaboración. La mitad de las 10 canciones más escuchadas en Spotify en 2024 eran colaboraciones y también lo eran tres del top 10 global. Además, destaca que en algunos de estos casos no se trata de la colaboración solo de dos artistas, sino que se unen para lanzar un sencillo hasta tres o cuatro artistas diferentes como X'CLUSIVO - REMIX, de Gonzy, SAIKO y Arcángel o el remix de Relación con Daddy Yankee, J Balvin, Rosalía Farruko y Sech lanzado en 2020.

Collado destaca que, frente a colaboraciones anteriores que podían darse dentro de un disco de un artista donde otro solista era invitado, ahora se trata de "una composición puntual para hacer un tema". "La rapidez que ha impuesto la música en streaming hace que haya que sacar muchas canciones muy rápido y esas canciones se componen evidentemente en grupos, aunque no sean bandas", señala y lo compara como una nueva modalidad que podría ser similar a las bandas.

"Este sistema de colaboraciones de la música urbana y de las nuevas generaciones de colaboraciones son en el fondo las nuevas bandas. Es sentarte con tus amigos a componer y a sacar un tema", explica Collado y recuerda que, aunque hay casos de artistas emergentes que colaboran con uno asentado, no siempre es así y se está abriendo a un formato como son los camps de composición. Es decir, unir varios artistas en un mismo lugar y generar nuevas canciones. 

Para Ruiz esto es una sintomatología clara de la forma en la que consumimos música. "Si tienes que sacar cuatro temas en tres meses, lo más fácil es coger y unirte a otro artista e ir rotando: una vez haces tú la letra, otro la base, cada uno empasta su parte. Además, ya no hace falta ni estar en el mismo espacio. Uno la manda desde Miami y otro está en Barcelona, igual ni se conocen en persona", explica.

"Si tienes que sacar cuatro temas en tres meses, lo más fácil es coger y unirte a otro artista e ir rotando: una vez haces tú la letra, otro la base, cada uno empasta su parte"
Pablo Ruiz, periodista colaborador con varias webs musicales

Tal y como recuerda Martín, la colaboración es ya un formato en sí mismo que ha desbancado a las bandas de música. Según el estudio de Skoove, las colaboraciones dominaron las listas de éxitos entre 2017 y 2020, representando el 40% de las canciones frente al 8% que suponen las aportaciones de los grupos. 

En este formato, en el caso de la dupla emergente-exitoso, ambos salen beneficiados. Martín apunta que "para el artista grande es generar frescura, una sensación de novedad, pero también por el relato e imagen de ayudar al que está más abajo". El pequeño lo hace principalmente "por el relato o por conseguir muchísimos oyentes que le escuchen porque escuchan al otro artista que es parecido".

Asimismo, los especialistas recuerdan que también son una estrategia de marketing fundamental, que hacen que artistas abarquen más espectro o seguidores a los que no llegan normalmente. Esto se está trasladando inevitablemente a los directos donde artistas como Aitana, Lola Índigo o Quevedo han convertido sus citas en eventos en los que se espera invitados y colaboraciones.

Los festivales, los reencuentros y el fenómeno del 'k-pop': las bandas siguen

A pesar del panorama y las tendencias mayoritarias, las bandas siguen, resisten y continúan teniendo éxito más allá de los tops de streaming. Collado recuerda que ellas copan cada año en España los reconocimientos de artistas revelación. "Están Arde Bogotá, Viva Suecia, que son de hace un par de años, pero este año Alcalá Norte, La Plazuela, Niña Polaca...", señala y destaca la convivencia de estos con grupos asentados que no dejan de llenar conciertos como Amaral, Estopa, Lori Meyers o Fangoria. 

Precisamente, en muchos casos, la falta de relevo a nivel global ha hecho que algunos festivales como el Primavera Sound optaran por programar este 2025 a las tres grandes "supernenas" del pop: Sabrina Carpenter, Chappell Roan y Charli XCX. 

Tal y como recuerda Martín, en segunda línea del festival barcelonés, "se ubicaban las bandas que se presuponen como el relevo en el rock como son Idles, Fontaines D.C o Turnstile, que están en un escalón por debajo del pop o de otros estilos de música". 

Entre estas nuevas generaciones, Collado pone el foco en las formadas por mujeres, total o mayoritariamente, especialmente en España, algo que era impensable hace 20 años. "Hay muchas bandas de mujeres jóvenes haciendo cosas muy interesantes de géneros muy distintos. Están Marlena, Ginebras, Lady Banana, Cariño, Tanxugueiras, Shego, Repion, Delaporte, que aunque sea mixto es una tía haciendo electrónica... Es algo que en este momento se está dando, que no pasaba antes porque era mucho más complicado", apunta.

No obstante, aunque estos datos sigan siendo más minoritarios a nivel de escuchas, si hay un fenómeno grupal que pueda hacer frente a los grandes solistas es el k-pop y grupos como BTS o Blackpink, que han batido récords de 2.000 millones de reproducciones en Spotify en apenas horas. 

Para Martín, esto es "un modelo de negocio centrado en ese producto concreto", que se está viendo además potenciado por el boom de las músicas locales. "Al final Corea del Sur lleva años y años trabajando en un modelo de negocio e industria muy concreto", señala.

No obstante, Collado recuerda que incluso de estos fenómenos salen solistas: "Muchas veces también los componentes de las bandas actúan en solitario porque es muy difícil mantener el espíritu de una banda y mantenerlo". 

"En las bandas siempre ha habido conflictos personales, de intereses o creativos que te pueden destrozar un tour y un artista solista a lo mejor no tiene esos problemas, porque al final puede sustituir a la pieza si lleva una banda de apoyo"
Borja Martín, director de comunicación de Sympathy for the Lawyer

Ese punto, unido a la tecnología y las dinámicas de producción que imponen las industrias del streaming son las que preocupan a los propios artistas que, como los miembros de Veintuno, consideran algo arriesgado y casi heroico mantener una banda. "La música es un precariado en el que el último miembro que consigue vivir de ella es el artista. Si lo miras desde el punto de vista de la producción en una cadena en la que todo el mundo se lucra contractualmente de lo que tú haces y el último en llegar eres tú. Para el agente que te consigue cosas siempre va a ser más fácil que seas una persona", explicaba Diego Arroyo, su vocalista, en una entrevista con El HuffPost.

Ruiz, Collado y Martín ejemplifican el espíritu de las bandas en éxitos como Coldplay, la reunión de Oasis a nivel global con ganancias de cerca de 200 millones de libras o la de El último de la fila en España con entradas vendidas en minutos, todo ello influenciado por el poder de la nostalgia y un potente catálogo de éxitos que no es comparable a una batería de hits y colaboraciones en streaming

"En las bandas siempre ha habido conflictos personales, de intereses o creativos que te pueden destrozar un tour y un artista solista a lo mejor no tiene esos problemas, porque al final puede sustituir a la pieza si lleva una banda de apoyo. Pero aquí no puedes sustituir a uno de los Gallagher", zanja Martín.

¡Mantente al día con El Huffpost! Sigue todas las noticias desde tu móvil en nuestra APP. Puedes descargarla tanto para Android como iOS.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

Sobre qué temas escribo

Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

Cómo contactar conmigo: