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Marina Iñesta (Repion): "Ahora mismo solo voy a conciertos de mujeres"

Marina Iñesta (Repion): "Ahora mismo solo voy a conciertos de mujeres"

El grupo forma parte de la gira de Vibra Mahou.

Teresa y Marina Iñesta, componentes de Repion, en la presentación Spotify EQUAL.JUAN NAHARRO

Formar un grupo con tu hermana y llegar a tocar en festivales sea probablemente el sueño de muchas jóvenes o, en los últimos años con el auge de bandas como Ginebras, Hinds o Cariño, aún más. Repion lo ha cumplido tras años de mucho trabajo y, aunque su primer disco tiene ya una década, se postulan este 2025 como uno de los grupos del año.

Aunque en 2023 este grupo de grunge pop sacó su tercer LP, su homónimo Repion, en 2024 no ha parado de producir y ha publicado el EP Entre todas lo arreglamos.

No obstante, aseguran a El HuffPost, que esto no ha sido por presión de la industria. "Somos nosotras las que decimos 'oye, tenemos estas canciones, queremos grabarlas', o sea, va surgiendo así de manera natural", explica Marina Iñesta, vocalista y guitarra de Repion, el grupo junto a su hermana Teresa. 

"Es verdad que están siempre las típicas reuniones en las que se dicen cosas como ‘molaría para tal año tener disco’, pero nosotras nunca nos hemos sentido presionadas porque siempre hemos ido teniendo canciones. El momento de grabar es algo que disfrutamos tanto que por nosotras que sea ese el ritmo perfecto. Es nuestro trabajo al final y nos gusta el momento de sentarnos a componer todo", añade.

Pero no todo han sido temas originales, a finales de diciembre también publicaron una versión de la canción Canadá, de Lori Meyers, coincidiendo con el décimo aniversario del disco Viaje de estudios de la banda granadina. "A esas cosas solemos apuntarnos porque además de ser un grupo del que somos fans y nos hacía mucha ilusión, también es un escaparate. A nosotras nos vienen bien esas cosas", explica.

Este 2025 lo han empezado formando parte de la gira de Vibra Mahou, la plataforma de música de Mahou Cinco Estrellas que impulsa experiencias cinco estrellas en torno al directo, con parada en la Sala Copérnico en Madrid este 5 de febrero y tocando en la inauguración de La Fábrica de Mahou en el Santiago Bernabéu..

Su carrera en la industria no ha sido sencilla, empezaron tocando desde pequeñas y poco a poco dando forma a sus primeros temas, que incluyeron en su LP La lágrima y la naranja, publicado en 2014, una "joya" ya sin ediciones y cuyos temas hace casi 10 años que no interpretan.

"Nosotras sabemos lo que es empezar un grupo sin saber absolutamente nada de la industria ni de nada. Todos los pequeños logros que hemos ido consiguiendo, los hemos celebrado muchísimo", explica Iñesta y celebra el poder contar actualmente con un sello como es Mushroom Pillow. "Lo agradecemos prácticamente a diario. Es una maravilla tener un equipo que te ayude", detalla.

La vida de las hermanas Iñesta no podría darse sin música, empezaron a tocar juntas como "banda" con nueve años cuando Marina empezó con la guitarra y Teresa con la batería acompañadas por un padre muy aficionado a la música. "Lo tenemos incrustado en nuestro día a día el tema de la música. Yo ahora me dedico ahora solo a eso, pero cuando trabajábamos otras cosas era todo el rato a la par. Igual estaba haciendo un informe de enfermería, pero había una fracción de mi cerebro que también estaba pensando en las canciones, siempre estaba ahí", recuerda.

Sus padres siguen "superorgullosos". "Nos han apoyado desde el minuto uno siempre, van a todos los conciertos que pueden, nos van a ayudar siempre. Nuestra madre, por ejemplo, va a venir aquí a Madrid el día 5 y nos va a ayudar con el merchan, con todo", detalla.

"Igual estaba haciendo un informe de enfermería, pero había una fracción de mi cerebro que también estaba pensando en las canciones, siempre estaba ahí"

Como hermanas y compañeras de trabajo, Iñesta recuerda que hacen "muy buen equipo" y además de hermanas son amigas, aunque ciertos conflictos son inevitables, especialmente por exceso de confianza. "A veces por el hecho de ser hermanas, tenemos muchísima confianza y a veces la manera en la que nos hablamos es así más bruta, con menos cuidado que la que tendrías con una amiga o con alguien que no es de tu familia y eso crea conflictos y crea pequeñas discusiones, pero la verdad es que lo pasamos muy mal cuando discutimos", añade. 

"Lloramos e intentamos que se resuelva el mismo día, porque si no nos quedamos hechas polvo. Hace mucho que no tenemos una discusión fuerte, pero cuando ha pasado nos quedamos muy muy mal. No merece la pena y cada vez intentamos cuidarnos más, tratarnos bien, que haya una comunicación buena, de utilizar más el cara a cara, etc. Porque a veces se recurre mucho al WhatsApp para hablar de cosas de trabajo del grupo y es el peor medio", señala y recuerda que este tipo de comunicación mediante la app es "bastante venenoso". 

Aunque recibieron formación musical en extraescolares y una introducción no fructífera en el conservatorio, ambas son autodidactas, aunque Marina recalca la importancia de que se dé música en los colegios. "Y no solo la flauta", matiza. "Eso es una cosa que debería cambiar, porque yo es verdad que estudié guitarra, los primeros acordes los aprendí en clases extraescolares en el colegio, pero eran extraescolares, porque yo lo escogí", recuerda.

Además, apunta a una metodología más práctica y empírica más similar a la educación nórdica o centroeuropea. "Me encantaría que, como pasa en otros países, que tú al niño le dijeras ‘¿qué quieres tocar? ¿Qué instrumento te apetece?’ Animarles un poco desde pequeños a ese punto de creatividad y que te motive el instrumento. Creo que se debería educar un poquito más y no forzarles", señala. 

Tal es su relación con la música que ambas hermanas, autoras de temas como Pronto o Brillante han tocado para otras bandas: Marina ha girado como guitarra de Mikel Erentxun y Teresa como batería de Yawners, ambas hasta finales de 2024, aunque Teresa sigue formando parte también de la banda Aiko el grupo.

"No se apuesta suficiente por grupos de chicas"

Aunque ellas son un caso de éxito, como otras bandas compuestas mayoritariamente por mujeres, Iñesta recuerda que su caso sigue siendo excepcional. "Sigue habiendo más cantidad de grupos de hombres. Hay una minoría, es obvio que hay minoría de grupos femeninos en festivales sobre todo, y hay muchísimo", se queja.

"Ahora mismo solo voy a conciertos de mujeres, no por nada, pero porque me encantan y porque hay muchas y cuando tocan, pues me gustaría verlas", explica, pero recuerda que no se apuesta igual. "No se le da el mismo peso. Yo creo que todavía no está la cosa para nada equiparada. Que no quiere decir que nosotras no nos sintamos queridas y a gusto. Pero a nivel de apostar y contratación y todo en festivales y tal, que no se apuesta lo suficiente", recalca. 

Están viviendo su "apogeo", pero en estos 10 años han ido evolucionando, al igual que su evolución personal. De hecho, en su último EP, temas como El día no me da o Viernes representan a buena parte de su generación: "No nos sale hacerlo de otra manera, lo que escribimos en nuestros diarios lo volcamos en las canciones".

"Entre canción y canción se puede estar escuchando más al grupo cabeza de cartel que está tocando ahí a unos metros o un kilómetro. Eso tampoco es agradable"

"Ahora somos más directas, queremos que el mensaje sea más fácil, más sencillo. Antes éramos más metafóricas, que es otra manera también. También nuestras mentes han cambiado muchísimo y el sonido también ha evolucionado un montón, somos más exigentes con eso", explica.

Aunque las tilden como madrileñas, las hermanas Iñesta quieren recalcar que son un "grupo cántabro" donde admite que se las reconoce mucho, pero se trasladaron a Madrid como tantos otros artistas por ser "logísticamente más práctico". "Si vuelvo no es por eso, sería porque ya estoy harta de Madrid y para estar cerca de mi familia", añade.

"Es verdad que a la hora de los festivales... Eso ya es otro cantar. No es la ciudad que más apoya a los artistas de su región. Pero bueno, no nos importa y tampoco nos ha afectado eso", se queja. 

A pesar de la crítica que se hace desde ciertos sectores a los grandes festivales, Iñesta celebra que tocar en recintos como el Low Festival el pasado año les sirvió como escaparate para darse a conocer.

Sin embargo, admite que en muchas ocasiones la cantidad de artistas y géneros que se aglutinan por cartel hace que prime "la cantidad a la calidad": "Es ‘voy a fardar de que tocan 100 bandas, pero luego a lo mejor no todo va bien". Entre los puntos a mejorar, Iñesta pide a los festivales cuidar la calidad del sonido y la distancia entre escenarios. 

"A veces no se cuidan los detalles, no se piensa en que el artista y el público también esté cómodo porque entre canción y canción se puede estar escuchando más al grupo cabeza de cartel que está tocando ahí a unos metros o un kilómetro. Eso tampoco es agradable", se queja.

Sin embargo, no cree que haya que generalizar ni que el público sea especialmente ruidoso o molesto. "Están muy de moda y creo que para alguna gente es la manera que tiene de poder ir a ver a bandas, que igual entre semana o tal lo tiene más complicado y el verano lo aprovecha para eso. Hay muchos tipos de festivales y cada uno tiene su forma, pero lo que sí es importante es cuidar a las bandas pequeñas", señala.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es