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Antonio Orozco: "Este es el mejor momento de mi vida y lo único que cambia es que tuve los cojones de decir 'no puedo seguir así"

Antonio Orozco: "Este es el mejor momento de mi vida y lo único que cambia es que tuve los cojones de decir 'no puedo seguir así"

Hablamos con el cantante de su crisis vital y de las reflexiones que ha trasladado a su libro 'Inevitablemente yo'.

El cantante Antonio Orozco en un momento de la entrevista.
El cantante Antonio Orozco en un momento de la entrevista.SERGI GONZÁLEZ BUENO

Antonio Orozco (Barcelona, 1972) se encuentra sumido en la que dice "es la gira más importante" de su carrera, un tour con el que celebra el 25º aniversario en el mundo de la música. "Son los conciertos más importantes, bonitos y espectaculares que he vivido nunca, que nunca hubiese podido imaginar", reconoce en una charla con El HuffPost e insiste que solo serán 25 conciertos. Después parará y dedicará sus energías a terminar "un proyecto gigantesco en el que estoy inmerso ahora mismo", el musical Bodas de Sangre, de Federico García Lorca, que "va a ser una uno de los estrenos más difíciles, seguro, de mi carrera".

El cantante y coach de La Voz  hoy habla con sosiego y entusiasmo del momento personal y profesional que atraviesa. Hace dos años no podría haberlo hecho. Hace dos años, Orozco tuvo que enfrentar una crisis vital que pudo acabar con su vida, que le hizo colapsar y le obligó a parar para reconstruirse y casi volver a empezar. 

De esa oscura etapa que enfrentó, del viaje personal y artístico que inició para reinventarse, habla y reflexiona en el libro que acaba de lanzar, Inevitablemente yo.

¿Qué es Inevitablemente yo?

En ningún momento pretende ser un libro de autoayuda, porque no lo sería por muchos motivos, pero principalmente porque yo no tengo el conocimiento para ayudar a nadie. Lo que sí que puedo hacer es contar la historia de mi vida desde la verdad absoluta y, cuando tienes criterios reales, puedes comparar. Por lo tanto, podría ser una bonita historia que leer y con la que comparar, más nada.

Inevitablemente yo viene a explicar dos parámetros que son fundamentales. El primero es que hay cosas en la vida que son inevitables y, entre ellas, la más importante, es que en algún momento tienes que aceptar quién eres, para bien o para mal. Te guste o no te guste, eres como eres: podrías ser más alto, más bajo, tener los ojos más claros, podrías, pero el caso es que no y ahí es donde empieza todo. Yo creo que cuando uno acepta las circunstancias de su vida, empieza a entender el porqué de las cosas y eso te hace automáticamente más libre y por lo tanto más feliz. Eso es lo que este es una declaración de intenciones, contando una historia desde el punto de vista del que la ha vivido y desde la verdad absoluta.

¿No te aceptabas?

Claro que no. Es probable que el 99% de las personas en España no terminen de aceptarse muy bien o no se vean. De hecho, te voy a decir más, estos son datos reales. Si todo el mundo se aceptase, ¿por qué al 85% de la gente en general no le gusta como se ve?

Es difícil aceptar que mola mucho lo que hemos conseguido en la vida, pero normalmente la gente no lo acepta, le gustaría que fuese más o diferente. Es una cuestión de aceptación. Probablemente, eso es lo que hace que la gente conecte con esta historia, porque yo en realidad lo único que he hecho ha sido contar la historia de mi vida, pero desde la verdad, o sea, sin tapujos, sin filtros.

"Lo mío es un conglomerado de casualidades que hacen que la vida de un músico, que en sí ya es estresante, en un punto toque fondo. O sea, hay un momento en el que el estrés llega desde tantos puntos que sencillamente peté"

Tú comienzas el libro contando ese día en el que te das cuenta de que ya no puedes más, que no puedes seguir. Coincide además que has cumplido 50 años. ¿Es una crisis de los 50?

Bueno, según los filósofos, históricamente, las crisis más importantes de fe que se dan en los seres humanos, y especial y particularmente en los hombres, ocurren entre los 13 y los 14, en los 40 y a partir de los 70. Si fuese una crisis de los 50 sería excepcionalmente raro, que no digo que no, pero lo dudo. O sea, lo mío es un conglomerado de casualidades que hacen que la vida de un músico, que en sí ya es estresante, en un punto toque fondo. O sea, hay un momento en el que el estrés llega desde tantos puntos que sencillamente peté.

Fue en un concierto en Bruselas, uno de los mejores conciertos que yo había hecho en Europa, y al llegar a casa tenía mucha fiebre. O sea, tenía fiebre, me encontraba fatal y al día siguiente fue peor. Y no tenía tos, ni tenía mocos, solo tenía fiebre. Después de estar con los médicos y hacerme 200.000 millones de pruebas, es que ya está... El cuerpo estaba diciendo...

¿Fueron los médicos los que te obligaron a parar?

El médico me dijo esta frase: 'Antonio, hay cinco cosas que te pueden pasar y ninguna de ellas te va a gustar. ¿Cuál quieres saber primero?'. No voy a contar lo que era, porque creo que es demasiado personal, pero todo el mundo puede imaginarlo, ¿no? Yo pesaba ciento 127 kg, por la cara. Cuando tenía 18 años era profesional del fútbol; quiero decir, tengo una memoria, una serie de cosas... Pues bien, ¿cómo llego ahí? Ni idea. ¿Ustedes creen que yo voy por la vida jartándome de bocadillos? No es verdad. O sea, hay una serie de circunstancias que a lo largo de mi vida se han ido acumulando... Y, sencillamente, un día eres consciente porque hay un día, un día cualquiera, que dices: 'Hostia, no me vale la ropa, no me vale la ropa, no me va nada de la ropa que tengo’. Y te das cuenta que te estás poniendo las tres mismas camisetas durante el último año. Esto hoy lo puedo contar, porque creo que todo eso ya lo pasé, y lo cuento con una sonrisa porque es como satisfacción, porque realmente lo creo, lo he pasado y hoy te lo juro por mis dos hijos que estoy en el mejor momento de mi vida.

Este es el mejor momento de mi vida y por este orden, en lo familiar, en lo personal y, por último, en lo profesional. Yo nunca hubiese imaginado que llegaría a estar este punto y lo único que cambia, entre hoy y hace dos años, es que yo tuve los cojones de decir 'no puedo seguir así'. Y para parar hay que tener muchas variantes en cuenta porque parar es muy difícil. Si tú intentas durante 25 años escribir canciones para tener un espacio y estar en un lugar, y cuando crees haberlo conseguido y tienes una posición y la gente te mira...

Bueno, cuando lo has conseguido...

Permíteme que yo diga 'creo' porque yo no soy nadie para decir que lo he conseguido. Si lo dices tú, yo lo acepto, pero yo tengo que decir ‘cuando crees haberlo conseguido’. Tienes un espacio y un hueco en la radio, en Spotify, en los conciertos, en los festivales, cuando todo fluye y crees haberlo conseguido, es difícil tener que decir a los promotores: '¿Te acuerdas todo lo que habíamos hablado? ¿Te acuerdas de los 111 conciertos que teníamos cerrados? ¿Te acuerdas del contrato que habíamos firmado? ¿Te puedo pedir un favor? No lo puedo hacer’.

'Inevitablemente yo', el libro de Antonio Orozco.
  'Inevitablemente yo', el libro de Antonio Orozco.SERGI GONZÁLEZ BUENO

Además, había mucha gente que también dependía de ello...

También, pero no me siento responsable en absoluto y llevo trabajando 25 años con las mismas personas, o con casi los mismos, y lo llevo con orgullo. Pero realmente hay un momento que tuve que soltar y los primeros con los que hablé fue con ellos. Ellos fueron los primeros que dijeron ‘cómo no lo has hecho antes’. Cuando normalizas estas cosas en la conversación...

Me acuerdo de la primera vez que me arruiné, que fue en el 2008, porque yo me he arruinado alguna vez más y no me cuesta mucho contarlo... Me arruiné porque una persona que vive como vivo yo, que hace lo que hago yo, pues bueno, pues un día pierdes y ya está, no pasa nada, y el dinero es dinero y no tiene más importancia. Mi madre no lo sabía, claro, veía cosas, pero mi gente, mi familia más directa, nunca lo supo hasta que yo lo conté. ¿Por qué? Porque de motu propio, qué hace uno, pues tapa, para que no sufra la gente. Pero sobre todo porque hay una parte de ti que no se puede permitir decir ‘es que me va mal’, ‘es que no me gusto', porque queda mal. En realidad lo que mola es decir: ‘Joder, pues mira, lo he conseguido’.

Ahora estoy mejor, me siento más libre, más fácil, más ligero, más lo que quieras. Me parece un error terrible enfocar esto desde, yo que sé, en la obesidad, si quieres, porque es que yo nunca me he visto así. A mí me han visto así, pero yo, la verdad, no. Hasta que me dijo un médico que era un problema que flipas. Y dije, ‘hostia’. Entonces empiezas a tomarte las cosas de otra forma y yo creo que he estado ocupándome tanto tiempo de cosas que no eran tan importantes, como el trabajo, que se me olvidó lo más importante que era ocuparme de mí, sí. Y lo cuento orgulloso.

"La industria de la música se ha diversificado y ya no vale estar en una entrevista, tienes que hacer 200, pero son 200 ¿por cuántos países? Y bueno, que no me voy a quejar yo de la vida que he elegido. Es la que he elegido y ya está"

¿Cómo era tu vida entonces hasta ese momento? ¿Era la típica vida de un músico? ¿Componer, conciertos, juergas...?

Bueno, no sé, lo de las juergas, la vida de un músico es la vida de un ejecutivo cualquiera, que tiene un negocio y un mogollón de gente que trabaja contigo y que comparte tus sueños y que te ayudan en algunos casos, la mayoría, y en el que cada día tienes más frentes. Hoy por hoy, la industria de la música se ha diversificado y ya no vale estar en una entrevista, tienes que hacer 200, pero son 200 ¿por cuántos países? Y bueno, que no me voy a quejar yo de la vida que he elegido. Es la que he elegido y ya está. El problema es que hay un momento donde si todo el rato es que sí a todo, pues es que nunca eres tú para nada.

¿Coincide esa etapa de presión y estrés con este nuevo paradigma de la industria musical de que hay que sacar mucha música rápido y pronto, y tienes que estar en todos los lados...

Claro, es así. Y todo vale y hay que ir a todos los sitios y siempre es poco y siempre es tarde. Esta frase es muy clásica, siempre es tarde, vayas donde vayas. Entonces hay un momento en el que cuando yo tomé la decisión de parar, lo que he aprendido, porque en 50 años me han pasado muchas cosas y me han enseñado cosas, es a priorizar, a poner cierto orden en las cosas y me ha ido guay. La verdad es que han sido decisiones súper importantes. Lo he hecho con eso, lo he hecho con la alimentación también un poco, aunque no tanto. Con eso me he tomado un plazo más largo para intentar recuperar una normalidad y para que no sea todo tan estresante. Pero, por ejemplo, he pasado de hacer 90 conciertos al año a hacer 25. Hacía falta un montón de orden y eso es lo que he aprendido.

Antonio Orozco en un momento de la entrevista.
  Antonio Orozco en un momento de la entrevista.SERGI GONZÁLEZ BUENO

Antonio, en el libro también cuentas que es el psiquiatra el que te dice que estabas deprimido.

Sí, eso es un gran descubrimiento para mí. Yo no lo sabía, porque si yo hubiese sabido que estaba deprimido, pues a lo mejor, yo qué sé, me hubiese asustado. Este problema lo detecta en una conversación, cuando me pregunta '¿y qué has hecho esta semana? Cuéntame tu día’. ‘Pues mira, yo me levanto, porque eso sí, yo me despierto súper temprano, creo que va con la edad también. Entonces voy a un sitio, voy al otro, voy a trabajar...’. ¿Y cuándo has vuelto al hotel y qué has hecho?’ ‘Nada’. ‘¿Y qué has hecho por la tarde?’ ‘Nada’. ‘¿Y dónde has ido por la noche?’ ‘A ningún sitio’. Y entonces, analizando la secuencia de días, ‘entonces, ¿tú solamente has ido a trabajar?’. ‘Sí’. ‘¿Pero ¿cuántos días haces esto?’. Pues todos. Y él empieza a tirar del hilo hasta decir ‘tío, es un problema, puede ser que estés teniendo una cierta dosis de depresión’. Si yo cuento esto es porque estoy seguro de que hay un montón de gente a la que le pasa que no lo sabe porque no ha tenido la oportunidad de cruzarse con un psicólogo.

Y a partir de ahí, ¿qué puedo hacer? Entonces, por primera vez, otra vez, a los 50, comencé una terapia. También me ha pasado con las clases de canto: hasta los 49 años yo creía que cantaba. Yo pensaba que estaba tocado por una varita divina y yo creía que cantaba. Entonces, a los 49 años, grabando La Voz, mi voz se cortaba, hablaba y se cortaba. Y entonces un día mi manager me dijo, 'tío, ¿por qué no vas al médico?'. Me convencieron y fui a ver al doctor Colls, es un foniatra. Él me descubrió una lesión en la cuerda vocal. Entonces, el problema solo fue la solución, que por cierto es una canción de este nuevo disco que recomiendo mucho. Me operaron, todo fue bien y el foniatra me recomendó hacer ejercicios para recuperar la musculatura de la laringe. Entonces, voy a al foniatra y empiezo con mis clases de canto, ¿y sabes que soy tenor? Dos años y medio después de empezar con las clases de canto, estoy cantando literalmente arias de ópera y no lo sabía. A los 50 años he descubierto que no sabía cantar y ahora vuelo por el escenario, y todas las canciones que había escrito y que me parecían inalcanzables, ahora las disfruto y las miro con cariño. Yo llegaba a odiar las canciones porque no llegaba a las notas y ahora las miro y es como rollo amistoso, que las quiero querer. En la vida damos las cosas por sentadas y no. Entonces ves que al final, muchas veces los problemas más grandes que uno tiene se convierten en las soluciones más bonitas.

Oye, que contado así parece que soy un deprimido y estoy todo el día llorando y yo creo que la gente sabe que no, que eso no es así, que soy súper vital. A mí me decía mi mujer que, en cierto momento, tenía la sensación de que me habían bajado el brillo y me parece que hace una descripción muy bonita y elocuente del momento.

"Me parece de una falta de conciencia descomunal dar por bueno y por válido un vídeo que no está contrastado y que un medio generalista multitudinario, con millones y millones de visualizaciones, lo suba dando por hecho y cierto"

No puedo, Antonio, dejar de preguntarte por el vídeo que circuló por redes sociales y del que hablas en el libro y descargas tu enfado...

Pero yo no protesto porque la gente distribuya, la gente puede hacer lo que le dé la gana con sus redes sociales. A mí me parece genial, lo que me parece de una falta de conciencia descomunal es dar por bueno y por válido un vídeo que no está contrastado y que un medio generalista multitudinario, con millones y millones de visualizaciones, lo suba dando por hecho y cierto lo que dice una persona que estaba allí. Si ese mismo medio, que es un medio generalista muy importante, hubiese tirado de hemeroteca y hubiese visto las crónicas de los periodistas que estaban allí, hubiesen leído la crónica de un concierto espectacular.

A mí el daño más grande fue la llamada de mi hijo cuando lo vio en TikTok. Ese es el daño más grande que me pudieron hacer, que esa es la falta de conciencia que tiene el mismo que subió ese vídeo a las redes. Es así, porque todo no vale, pero últimamente sí, se llama clickbait. Como mínimo, como mínimo, contrástalo. Mira, las crónicas estaban ahí. Es que paso porque no quiero dar alas, y hoy por hoy todo eso ya solo forma parte del recuerdo.

Pero otra cosa que es muy importante, sabes que eso va a dar lugar, a mí y a la mayoría de los músicos, a que ya no sabes qué hacer en el escenario. Es que da un poco de miedo, pánico. Yo voy a seguir haciendo lo que tengo que hacer y que la gente interprete lo que quiera.

A raíz de eso también hablas del miedo que te da la invasión en tu privacidad...

Bueno, pero mira, ya llevo 25 años en esto y yo qué sé, la gente ha sido súper amable con mi vida privada y yo siempre he intentado apartarlo. De hecho, lo de mi hija Antonella se supo cuatro meses después de nacer. Tengo una vida totalmente normal, vivo en un pueblo precioso, la gente es súper amable conmigo, voy a un sitio y a otro... Lo que intento es no ponerme en esas situaciones para que no ocurra eso todo el rato. Es una forma de tener un poquito menos de libertad, pero bueno, supongo que es el precio de que todo el mundo tenga acceso a todo.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy responsable de LIFE, esa sección en la que nos empeñamos en mostrar la cara amable de la actualidad, el lado hedonista de la vida, aunque no nos tapamos los ojos ante otras realidades.

 

Sobre qué temas escribo

Como responsable de la sección trabajo mano a mano y coordino a redactores que saben mucho de música, moda, tendencias de consumo, cine, crónica social...


A mí me gusta escribir sobre salud, consumo, medioambiente y bienestar. Pero sobre todo, me gusta entrevistar a referentes culturales y sociales. Escritores, científicos, actores, periodistas... que tienen cosas que contar y mucho que aportar. O a lo mejor, no tienen nada que contar y poco que aportar, pero eso también es interesante.

 

Mi trayectoria

Soy periodista por vocación y devoción. Quise ser Julia Otero y hasta hubo un tiempo en el que aparecí en una lista de mujeres periodistas jóvenes más influyentes.

 

He hecho radio -en la desaparecida Radio España porque soy generación X- y dirigí la revista Turismo Rural, en la editorial América Ibérica. Después fui redactora de Lifestyle en la Revista de Ana Rosa, redactora jefa de la revista Love y, además, he colaborado con muchos medios, entre ellos SModa y la revista decana de medioambiente Quercus.

 

Además, he presentado galas y libros, y he moderado mesas redondas.
Hace diez años que trabajo en El HuffPost donde entré para editar contenidos branded -y lo sigo haciendo-.

 


 

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