El hongo púrpura comestible y de diminuto tamaño considerado clave en la ciencia forense
Podría indicar el lugar donde se ha enterrado un cuerpo humano.

A primera vista, su color intenso y brillante puede resultar inquietante, casi propio de una historia de fantasía. Pero el hongo laca amatista (Laccaria amethystina), con su inconfundible tono violeta y su pequeño tamaño, ha captado la atención no solo de los aficionados a la micología, sino también de los expertos en ciencia forense, que lo consideran un curioso y útil indicador natural en la investigación de posibles lugares de enterramiento.
Este hongo, que crece en suelos húmedos, musgosos o sobre madera en descomposición, suele encontrarse en bosques tanto de coníferas como de planifolios. Su sombrero, de entre 2 y 6 centímetros de diámetro, pasa de una forma convexa a plana a medida que madura, y sus láminas y pie también presentan un característico color violeta, algo más pálido cerca de la base. Su carne es delgada, fibrosa y de sabor ligeramente dulce.
Sin embargo, pese a ser perfectamente apto para el consumo, muchas personas evitan recolectarlo. ¿La razón? Su relación con escenas del crimen. Según explicó la experta en hongos, Daria, en su cuenta de TikTok @je_dynie, este hongo se ha convertido en una herramienta inesperada en la ciencia forense, ya que su presencia puede servir de pista sobre zonas donde podría haberse producido una descomposición humana.
Una señal relevante
Daria explica que "se cree que su ubicación podría indicar el lugar donde se ha enterrado un cuerpo humano. Esto se debe a que prefiere sitios ricos en amoníaco y urea, sustancias que también aparecen durante la descomposición de los cuerpos".
En el vídeo que ya acumula casi 50 mil reproducciones, también aclara que cada grupo de hongos violetas indique necesariamente la presencia de un cadáver. No obstante, su aparición en lugares donde antes no se encontraban puede considerarse una señal relevante en una investigación forense.
Varios usos
Más allá de su valor como pista biológica, el hongo amatista sigue fascinando a quienes exploran los bosques en busca de especies únicas. Su color homogéneo y brillante, su pequeño tamaño y su preferencia por los ambientes húmedos lo hacen fácilmente reconocible. En la cocina, puede secárselo, marinarlo o añadirse a platos para aportar un toque de color exótico, aunque su sabor sea discreto.
En el ámbito científico, sin embargo, su importancia va más allá del paladar. Este pequeño ser, que parece sacado de un cuento, combina belleza natural y utilidad práctica.
