El microestado entre España y Portugal que estuvo vigente hasta 1864 y aún asombra en el siglo XXI
Un territorio independiente que disfrutó de privilegios únicos.
El microestado entre España y Portugal que estuvo vigente hasta 1864 y aún asombra en el siglo XXI
Un territorio independiente que disfrutó de privilegios únicos.
El microestado entre España y Portugal que estuvo vigente hasta 1864 y aún asombra en el siglo XXI
Un territorio independiente que disfrutó de privilegios únicos.
El microestado entre España y Portugal que estuvo vigente hasta 1864 y aún asombra en el siglo XXI
Un territorio independiente que disfrutó de privilegios únicos.
El microestado entre España y Portugal que estuvo vigente hasta 1864 y aún asombra en el siglo XXI
Un territorio independiente que disfrutó de privilegios únicos.
Entre montañas y valles de la actual provincia de Orense, existió durante siglos un pequeño enclave soberano bajo el dominio de España y Portugal. Se trata del Coto Mixto de apenas 26,9 kilómetros cuadrados, formado por los pueblos de Santiago de Rubiás y Meaus. Operó como un microestado con derechos y privilegios que asombran incluso en el siglo XXI.
La existencia del Coto Mixto fue una anomalía histórica. Sus habitantes tenían una libertad que pocos europeos podían imaginar en la época. Disfrutaban de la exención de impuestos, derecho a portar armas, autogobierno, asilo para prófugos de la justicia e incluso la posibilidad de elegir entre la nacionalidad española o portuguesa . Además, se les permitiría comerciar libremente productos como la sal y el tabaco, evitando los impuestos de ambos reinos.
Entre dos naciones
Este territorio singular tiene sus raíces en la Baja Edad Media y estuvo vinculado a la Casa de Braganza y al castillo de A Picoña. Su estatus especial se mantuvo gracias a la indefinición fronteriza entre Portugal y el Reino de León, que más tarde pasaría a formar parte de España. En una época en la que los límites nacionales eran inciertos, el Coto Mixto se mantuvo soberano y sus habitantes, conocidos como "mixtos" , elegían a su propio juez o alcalde cada tres años en asamblea popular.
A lo largo de los siglos, este pequeño territorio se convirtió en un refugio ideal para el contrabando y para quienes huían de la justicia, lo que generó inquietud en Madrid y Lisboa. Tanto España como Portugal comenzaron a ver el enclave como un problema, ya que su autonomía facilitaba actividades ilegales y albergaba a grupos de delincuentes que aprovechaban la falta de control estatal.
El fin de un Estado libre
Finalmente, el 29 de septiembre de 1864, el Tratado de Lindes de Lisboa puso fin a esta situación y abrió una frontera clara entre España y Portugal. El Coto Mixto quedó dividido y sus principales localidades fueron absorbidas por España, mientras que Portugal recibió una pequeña franja de terreno deshabitada.
Además del Coto Mixto, el tratado solucionó la situación de los llamados "pueblos promiscuos", aldeas en las que las casas estaban partidas entre ambos países, permitiendo a sus habitantes cambiar de nación simplemente cruzando una habitación. Portugal obtuvo la soberanía total sobre estos enclaves, entre los que destacan Cambedo, Soutelinho da Raia y Lama de Arcos.
La integración del Coto Mixto en España no fue inmediata. El documento oficial de entrega se formalizó en Santiago de Compostela en 1868, y el tratado entró en vigor el 5 de noviembre de ese mismo año. Sin embargo, el acuerdo no resolvió todos los conflictos fronterizos, ya que Portugal nunca adquirió plenamente la soberanía española sobre Olivenza, una disputa que aún sigue latente.
Entre montañas y valles de la actual provincia de Orense, existió durante siglos un pequeño enclave soberano bajo el dominio de España y Portugal. Se trata del Coto Mixto de apenas 26,9 kilómetros cuadrados, formado por los pueblos de Santiago de Rubiás y Meaus. Operó como un microestado con derechos y privilegios que asombran incluso en el siglo XXI.
La existencia del Coto Mixto fue una anomalía histórica. Sus habitantes tenían una libertad que pocos europeos podían imaginar en la época. Disfrutaban de la exención de impuestos, derecho a portar armas, autogobierno, asilo para prófugos de la justicia e incluso la posibilidad de elegir entre la nacionalidad española o portuguesa . Además, se les permitiría comerciar libremente productos como la sal y el tabaco, evitando los impuestos de ambos reinos.
Entre dos naciones
Este territorio singular tiene sus raíces en la Baja Edad Media y estuvo vinculado a la Casa de Braganza y al castillo de A Picoña. Su estatus especial se mantuvo gracias a la indefinición fronteriza entre Portugal y el Reino de León, que más tarde pasaría a formar parte de España. En una época en la que los límites nacionales eran inciertos, el Coto Mixto se mantuvo soberano y sus habitantes, conocidos como "mixtos" , elegían a su propio juez o alcalde cada tres años en asamblea popular.
A lo largo de los siglos, este pequeño territorio se convirtió en un refugio ideal para el contrabando y para quienes huían de la justicia, lo que generó inquietud en Madrid y Lisboa. Tanto España como Portugal comenzaron a ver el enclave como un problema, ya que su autonomía facilitaba actividades ilegales y albergaba a grupos de delincuentes que aprovechaban la falta de control estatal.
El fin de un Estado libre
Finalmente, el 29 de septiembre de 1864, el Tratado de Lindes de Lisboa puso fin a esta situación y abrió una frontera clara entre España y Portugal. El Coto Mixto quedó dividido y sus principales localidades fueron absorbidas por España, mientras que Portugal recibió una pequeña franja de terreno deshabitada.
Además del Coto Mixto, el tratado solucionó la situación de los llamados "pueblos promiscuos", aldeas en las que las casas estaban partidas entre ambos países, permitiendo a sus habitantes cambiar de nación simplemente cruzando una habitación. Portugal obtuvo la soberanía total sobre estos enclaves, entre los que destacan Cambedo, Soutelinho da Raia y Lama de Arcos.
La integración del Coto Mixto en España no fue inmediata. El documento oficial de entrega se formalizó en Santiago de Compostela en 1868, y el tratado entró en vigor el 5 de noviembre de ese mismo año. Sin embargo, el acuerdo no resolvió todos los conflictos fronterizos, ya que Portugal nunca adquirió plenamente la soberanía española sobre Olivenza, una disputa que aún sigue latente.
Entre montañas y valles de la actual provincia de Orense, existió durante siglos un pequeño enclave soberano bajo el dominio de España y Portugal. Se trata del Coto Mixto de apenas 26,9 kilómetros cuadrados, formado por los pueblos de Santiago de Rubiás y Meaus. Operó como un microestado con derechos y privilegios que asombran incluso en el siglo XXI.
La existencia del Coto Mixto fue una anomalía histórica. Sus habitantes tenían una libertad que pocos europeos podían imaginar en la época. Disfrutaban de la exención de impuestos, derecho a portar armas, autogobierno, asilo para prófugos de la justicia e incluso la posibilidad de elegir entre la nacionalidad española o portuguesa . Además, se les permitiría comerciar libremente productos como la sal y el tabaco, evitando los impuestos de ambos reinos.
Entre dos naciones
Este territorio singular tiene sus raíces en la Baja Edad Media y estuvo vinculado a la Casa de Braganza y al castillo de A Picoña. Su estatus especial se mantuvo gracias a la indefinición fronteriza entre Portugal y el Reino de León, que más tarde pasaría a formar parte de España. En una época en la que los límites nacionales eran inciertos, el Coto Mixto se mantuvo soberano y sus habitantes, conocidos como "mixtos" , elegían a su propio juez o alcalde cada tres años en asamblea popular.
A lo largo de los siglos, este pequeño territorio se convirtió en un refugio ideal para el contrabando y para quienes huían de la justicia, lo que generó inquietud en Madrid y Lisboa. Tanto España como Portugal comenzaron a ver el enclave como un problema, ya que su autonomía facilitaba actividades ilegales y albergaba a grupos de delincuentes que aprovechaban la falta de control estatal.
El fin de un Estado libre
Finalmente, el 29 de septiembre de 1864, el Tratado de Lindes de Lisboa puso fin a esta situación y abrió una frontera clara entre España y Portugal. El Coto Mixto quedó dividido y sus principales localidades fueron absorbidas por España, mientras que Portugal recibió una pequeña franja de terreno deshabitada.
Además del Coto Mixto, el tratado solucionó la situación de los llamados "pueblos promiscuos", aldeas en las que las casas estaban partidas entre ambos países, permitiendo a sus habitantes cambiar de nación simplemente cruzando una habitación. Portugal obtuvo la soberanía total sobre estos enclaves, entre los que destacan Cambedo, Soutelinho da Raia y Lama de Arcos.
La integración del Coto Mixto en España no fue inmediata. El documento oficial de entrega se formalizó en Santiago de Compostela en 1868, y el tratado entró en vigor el 5 de noviembre de ese mismo año. Sin embargo, el acuerdo no resolvió todos los conflictos fronterizos, ya que Portugal nunca adquirió plenamente la soberanía española sobre Olivenza, una disputa que aún sigue latente.
Entre montañas y valles de la actual provincia de Orense, existió durante siglos un pequeño enclave soberano bajo el dominio de España y Portugal. Se trata del Coto Mixto de apenas 26,9 kilómetros cuadrados, formado por los pueblos de Santiago de Rubiás y Meaus. Operó como un microestado con derechos y privilegios que asombran incluso en el siglo XXI.
La existencia del Coto Mixto fue una anomalía histórica. Sus habitantes tenían una libertad que pocos europeos podían imaginar en la época. Disfrutaban de la exención de impuestos, derecho a portar armas, autogobierno, asilo para prófugos de la justicia e incluso la posibilidad de elegir entre la nacionalidad española o portuguesa . Además, se les permitiría comerciar libremente productos como la sal y el tabaco, evitando los impuestos de ambos reinos.
Entre dos naciones
Este territorio singular tiene sus raíces en la Baja Edad Media y estuvo vinculado a la Casa de Braganza y al castillo de A Picoña. Su estatus especial se mantuvo gracias a la indefinición fronteriza entre Portugal y el Reino de León, que más tarde pasaría a formar parte de España. En una época en la que los límites nacionales eran inciertos, el Coto Mixto se mantuvo soberano y sus habitantes, conocidos como "mixtos" , elegían a su propio juez o alcalde cada tres años en asamblea popular.
A lo largo de los siglos, este pequeño territorio se convirtió en un refugio ideal para el contrabando y para quienes huían de la justicia, lo que generó inquietud en Madrid y Lisboa. Tanto España como Portugal comenzaron a ver el enclave como un problema, ya que su autonomía facilitaba actividades ilegales y albergaba a grupos de delincuentes que aprovechaban la falta de control estatal.
El fin de un Estado libre
Finalmente, el 29 de septiembre de 1864, el Tratado de Lindes de Lisboa puso fin a esta situación y abrió una frontera clara entre España y Portugal. El Coto Mixto quedó dividido y sus principales localidades fueron absorbidas por España, mientras que Portugal recibió una pequeña franja de terreno deshabitada.
Además del Coto Mixto, el tratado solucionó la situación de los llamados "pueblos promiscuos", aldeas en las que las casas estaban partidas entre ambos países, permitiendo a sus habitantes cambiar de nación simplemente cruzando una habitación. Portugal obtuvo la soberanía total sobre estos enclaves, entre los que destacan Cambedo, Soutelinho da Raia y Lama de Arcos.
La integración del Coto Mixto en España no fue inmediata. El documento oficial de entrega se formalizó en Santiago de Compostela en 1868, y el tratado entró en vigor el 5 de noviembre de ese mismo año. Sin embargo, el acuerdo no resolvió todos los conflictos fronterizos, ya que Portugal nunca adquirió plenamente la soberanía española sobre Olivenza, una disputa que aún sigue latente.
Entre montañas y valles de la actual provincia de Orense, existió durante siglos un pequeño enclave soberano bajo el dominio de España y Portugal. Se trata del Coto Mixto de apenas 26,9 kilómetros cuadrados, formado por los pueblos de Santiago de Rubiás y Meaus. Operó como un microestado con derechos y privilegios que asombran incluso en el siglo XXI.
La existencia del Coto Mixto fue una anomalía histórica. Sus habitantes tenían una libertad que pocos europeos podían imaginar en la época. Disfrutaban de la exención de impuestos, derecho a portar armas, autogobierno, asilo para prófugos de la justicia e incluso la posibilidad de elegir entre la nacionalidad española o portuguesa . Además, se les permitiría comerciar libremente productos como la sal y el tabaco, evitando los impuestos de ambos reinos.
Entre dos naciones
Este territorio singular tiene sus raíces en la Baja Edad Media y estuvo vinculado a la Casa de Braganza y al castillo de A Picoña. Su estatus especial se mantuvo gracias a la indefinición fronteriza entre Portugal y el Reino de León, que más tarde pasaría a formar parte de España. En una época en la que los límites nacionales eran inciertos, el Coto Mixto se mantuvo soberano y sus habitantes, conocidos como "mixtos" , elegían a su propio juez o alcalde cada tres años en asamblea popular.
A lo largo de los siglos, este pequeño territorio se convirtió en un refugio ideal para el contrabando y para quienes huían de la justicia, lo que generó inquietud en Madrid y Lisboa. Tanto España como Portugal comenzaron a ver el enclave como un problema, ya que su autonomía facilitaba actividades ilegales y albergaba a grupos de delincuentes que aprovechaban la falta de control estatal.
El fin de un Estado libre
Finalmente, el 29 de septiembre de 1864, el Tratado de Lindes de Lisboa puso fin a esta situación y abrió una frontera clara entre España y Portugal. El Coto Mixto quedó dividido y sus principales localidades fueron absorbidas por España, mientras que Portugal recibió una pequeña franja de terreno deshabitada.
Además del Coto Mixto, el tratado solucionó la situación de los llamados "pueblos promiscuos", aldeas en las que las casas estaban partidas entre ambos países, permitiendo a sus habitantes cambiar de nación simplemente cruzando una habitación. Portugal obtuvo la soberanía total sobre estos enclaves, entre los que destacan Cambedo, Soutelinho da Raia y Lama de Arcos.
La integración del Coto Mixto en España no fue inmediata. El documento oficial de entrega se formalizó en Santiago de Compostela en 1868, y el tratado entró en vigor el 5 de noviembre de ese mismo año. Sin embargo, el acuerdo no resolvió todos los conflictos fronterizos, ya que Portugal nunca adquirió plenamente la soberanía española sobre Olivenza, una disputa que aún sigue latente.