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El primer helicóptero de la historia casi nació en España

El primer helicóptero de la historia casi nació en España

Su desarrollo se vio interrumpido con el estallido de la Guerra Civil.

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El primer helicóptero de la historia casi nació en España

Su desarrollo se vio interrumpido con el estallido de la Guerra Civil.

El primer helicóptero de la historia casi nació en España

Su desarrollo se vio interrumpido con el estallido de la Guerra Civil.

Sevilla 31 de mayo de 2019. Helicóptero EC665 Eurocopter Tiger del Ejército de Tierra en exhibición militar con motivo del día de las Fuerzas Armadas en el río Guadalquivir.Enrique Hinojosa

España ha sido cuna de grandes inventos que han cambiado la historia. Desde el autogiro de Juan de la Cierva o el traje espacial de Emilio Herrera hasta la calculadora de Leonardo Torres Quevedo, el ingenio español ha dejado huella en la ciencia y la tecnología. Sin embargo, hay nombres que han caído en el olvido, como el de Federico Cantero Villamil, quien pudo haber revolucionado la aviación con su creación.

La historia de la aviación podría haber sido diferente si la Guerra Civil española no hubiera truncado los avances del visionario Villamil. Fue un ingeniero de caminos apasionado por la aeronáutica y trabajó durante años en un prototipo de helicóptero revolucionario. Su invento, la "Libélula Española", pudo haber adelantado a los modelos desarrollados por otros pioneros como Igor Sikorsky. Sin embargo, el conflicto bélico detuvo su progreso y dejó su nombre en el olvido.

El prototipo de helicóptero español

A principios del siglo XX, el sueño de volar obsesionó a algunos de los más brillantes ingenieros españoles. Mientras Juan de la Cierva perfeccionaba el autogiro, Cantero Villamil trabajaba incansablemente en un concepto de aeronave de despegue vertical. A pesar de contar con escasos recursos, construyó un laboratorio aerodinámico en el jardín de su casa en Zamora y realizó múltiples pruebas que documentó minuciosamente.

El resultado de sus investigaciones fue la "Libélula Viblandi", un prototipo de helicóptero diseñado en colaboración con el ingeniero Pedro Blanco y el mecánico Antonio Díaz. Sin embargo, su desarrollo se vio interrumpido en 1936 con el estallido de la Guerra Civil. Cantero Villamil se encontraba en territorio sublevado, mientras que su prototipo quedó atrapado en Madrid, en la zona republicana. Durante el conflicto, las piezas del aparato fueron escondidas para evitar su destrucción.

España fuera de la carrera aeronáutica

Mientras tanto, el mundo no se detenía. En 1936, la empresa Focke-Wulf conseguía que su Fw 61 volara, y en 1939, Sikorsky presentaba el VS-300, la primera aeronave con rotor plenamente funcional. De esta forma, la guerra había dejado a España fuera de la carrera aeronáutica echando por tierra el trabajo de Cantero y sus colaboradores.

Sin embargo, a pesar de la contienda y la posguerra, Cantero Villamil no abandonó su sueño. En 1940 obtuvo la patente de la "Libélula Viblandi" y en 1943 culminó un nuevo prototipo. Sin embargo, la falta de recursos y la autarquía del régimen franquista hicieron inviable su desarrollo. En 1946, la muerte del ingeniero debido a la tuberculosis selló definitivamente el destino de su invento.

Aunque la "Libélula Española" nunca llegó a surcar los cielos de forma oficial, y su nombre sigue sin recibir el reconocimiento que merece, su legado perdura como un capítulo fascinante y olvidado de la aeronáutica española. Además, la historia de Cantero es un ejemplo de ingenio y perseverancia en una época dominada por el caos de la guerra. 

España ha sido cuna de grandes inventos que han cambiado la historia. Desde el autogiro de Juan de la Cierva o el traje espacial de Emilio Herrera hasta la calculadora de Leonardo Torres Quevedo, el ingenio español ha dejado huella en la ciencia y la tecnología. Sin embargo, hay nombres que han caído en el olvido, como el de Federico Cantero Villamil, quien pudo haber revolucionado la aviación con su creación.

La historia de la aviación podría haber sido diferente si la Guerra Civil española no hubiera truncado los avances del visionario Villamil. Fue un ingeniero de caminos apasionado por la aeronáutica y trabajó durante años en un prototipo de helicóptero revolucionario. Su invento, la "Libélula Española", pudo haber adelantado a los modelos desarrollados por otros pioneros como Igor Sikorsky. Sin embargo, el conflicto bélico detuvo su progreso y dejó su nombre en el olvido.

El prototipo de helicóptero español

A principios del siglo XX, el sueño de volar obsesionó a algunos de los más brillantes ingenieros españoles. Mientras Juan de la Cierva perfeccionaba el autogiro, Cantero Villamil trabajaba incansablemente en un concepto de aeronave de despegue vertical. A pesar de contar con escasos recursos, construyó un laboratorio aerodinámico en el jardín de su casa en Zamora y realizó múltiples pruebas que documentó minuciosamente.

El resultado de sus investigaciones fue la "Libélula Viblandi", un prototipo de helicóptero diseñado en colaboración con el ingeniero Pedro Blanco y el mecánico Antonio Díaz. Sin embargo, su desarrollo se vio interrumpido en 1936 con el estallido de la Guerra Civil. Cantero Villamil se encontraba en territorio sublevado, mientras que su prototipo quedó atrapado en Madrid, en la zona republicana. Durante el conflicto, las piezas del aparato fueron escondidas para evitar su destrucción.

España fuera de la carrera aeronáutica

Mientras tanto, el mundo no se detenía. En 1936, la empresa Focke-Wulf conseguía que su Fw 61 volara, y en 1939, Sikorsky presentaba el VS-300, la primera aeronave con rotor plenamente funcional. De esta forma, la guerra había dejado a España fuera de la carrera aeronáutica echando por tierra el trabajo de Cantero y sus colaboradores.

Sin embargo, a pesar de la contienda y la posguerra, Cantero Villamil no abandonó su sueño. En 1940 obtuvo la patente de la "Libélula Viblandi" y en 1943 culminó un nuevo prototipo. Sin embargo, la falta de recursos y la autarquía del régimen franquista hicieron inviable su desarrollo. En 1946, la muerte del ingeniero debido a la tuberculosis selló definitivamente el destino de su invento.

Aunque la "Libélula Española" nunca llegó a surcar los cielos de forma oficial, y su nombre sigue sin recibir el reconocimiento que merece, su legado perdura como un capítulo fascinante y olvidado de la aeronáutica española. Además, la historia de Cantero es un ejemplo de ingenio y perseverancia en una época dominada por el caos de la guerra. 

España ha sido cuna de grandes inventos que han cambiado la historia. Desde el autogiro de Juan de la Cierva o el traje espacial de Emilio Herrera hasta la calculadora de Leonardo Torres Quevedo, el ingenio español ha dejado huella en la ciencia y la tecnología. Sin embargo, hay nombres que han caído en el olvido, como el de Federico Cantero Villamil, quien pudo haber revolucionado la aviación con su creación.

La historia de la aviación podría haber sido diferente si la Guerra Civil española no hubiera truncado los avances del visionario Villamil. Fue un ingeniero de caminos apasionado por la aeronáutica y trabajó durante años en un prototipo de helicóptero revolucionario. Su invento, la "Libélula Española", pudo haber adelantado a los modelos desarrollados por otros pioneros como Igor Sikorsky. Sin embargo, el conflicto bélico detuvo su progreso y dejó su nombre en el olvido.

El prototipo de helicóptero español

A principios del siglo XX, el sueño de volar obsesionó a algunos de los más brillantes ingenieros españoles. Mientras Juan de la Cierva perfeccionaba el autogiro, Cantero Villamil trabajaba incansablemente en un concepto de aeronave de despegue vertical. A pesar de contar con escasos recursos, construyó un laboratorio aerodinámico en el jardín de su casa en Zamora y realizó múltiples pruebas que documentó minuciosamente.

El resultado de sus investigaciones fue la "Libélula Viblandi", un prototipo de helicóptero diseñado en colaboración con el ingeniero Pedro Blanco y el mecánico Antonio Díaz. Sin embargo, su desarrollo se vio interrumpido en 1936 con el estallido de la Guerra Civil. Cantero Villamil se encontraba en territorio sublevado, mientras que su prototipo quedó atrapado en Madrid, en la zona republicana. Durante el conflicto, las piezas del aparato fueron escondidas para evitar su destrucción.

España fuera de la carrera aeronáutica

Mientras tanto, el mundo no se detenía. En 1936, la empresa Focke-Wulf conseguía que su Fw 61 volara, y en 1939, Sikorsky presentaba el VS-300, la primera aeronave con rotor plenamente funcional. De esta forma, la guerra había dejado a España fuera de la carrera aeronáutica echando por tierra el trabajo de Cantero y sus colaboradores.

Sin embargo, a pesar de la contienda y la posguerra, Cantero Villamil no abandonó su sueño. En 1940 obtuvo la patente de la "Libélula Viblandi" y en 1943 culminó un nuevo prototipo. Sin embargo, la falta de recursos y la autarquía del régimen franquista hicieron inviable su desarrollo. En 1946, la muerte del ingeniero debido a la tuberculosis selló definitivamente el destino de su invento.

Aunque la "Libélula Española" nunca llegó a surcar los cielos de forma oficial, y su nombre sigue sin recibir el reconocimiento que merece, su legado perdura como un capítulo fascinante y olvidado de la aeronáutica española. Además, la historia de Cantero es un ejemplo de ingenio y perseverancia en una época dominada por el caos de la guerra. 

España ha sido cuna de grandes inventos que han cambiado la historia. Desde el autogiro de Juan de la Cierva o el traje espacial de Emilio Herrera hasta la calculadora de Leonardo Torres Quevedo, el ingenio español ha dejado huella en la ciencia y la tecnología. Sin embargo, hay nombres que han caído en el olvido, como el de Federico Cantero Villamil, quien pudo haber revolucionado la aviación con su creación.

La historia de la aviación podría haber sido diferente si la Guerra Civil española no hubiera truncado los avances del visionario Villamil. Fue un ingeniero de caminos apasionado por la aeronáutica y trabajó durante años en un prototipo de helicóptero revolucionario. Su invento, la "Libélula Española", pudo haber adelantado a los modelos desarrollados por otros pioneros como Igor Sikorsky. Sin embargo, el conflicto bélico detuvo su progreso y dejó su nombre en el olvido.

El prototipo de helicóptero español

A principios del siglo XX, el sueño de volar obsesionó a algunos de los más brillantes ingenieros españoles. Mientras Juan de la Cierva perfeccionaba el autogiro, Cantero Villamil trabajaba incansablemente en un concepto de aeronave de despegue vertical. A pesar de contar con escasos recursos, construyó un laboratorio aerodinámico en el jardín de su casa en Zamora y realizó múltiples pruebas que documentó minuciosamente.

El resultado de sus investigaciones fue la "Libélula Viblandi", un prototipo de helicóptero diseñado en colaboración con el ingeniero Pedro Blanco y el mecánico Antonio Díaz. Sin embargo, su desarrollo se vio interrumpido en 1936 con el estallido de la Guerra Civil. Cantero Villamil se encontraba en territorio sublevado, mientras que su prototipo quedó atrapado en Madrid, en la zona republicana. Durante el conflicto, las piezas del aparato fueron escondidas para evitar su destrucción.

España fuera de la carrera aeronáutica

Mientras tanto, el mundo no se detenía. En 1936, la empresa Focke-Wulf conseguía que su Fw 61 volara, y en 1939, Sikorsky presentaba el VS-300, la primera aeronave con rotor plenamente funcional. De esta forma, la guerra había dejado a España fuera de la carrera aeronáutica echando por tierra el trabajo de Cantero y sus colaboradores.

Sin embargo, a pesar de la contienda y la posguerra, Cantero Villamil no abandonó su sueño. En 1940 obtuvo la patente de la "Libélula Viblandi" y en 1943 culminó un nuevo prototipo. Sin embargo, la falta de recursos y la autarquía del régimen franquista hicieron inviable su desarrollo. En 1946, la muerte del ingeniero debido a la tuberculosis selló definitivamente el destino de su invento.

Aunque la "Libélula Española" nunca llegó a surcar los cielos de forma oficial, y su nombre sigue sin recibir el reconocimiento que merece, su legado perdura como un capítulo fascinante y olvidado de la aeronáutica española. Además, la historia de Cantero es un ejemplo de ingenio y perseverancia en una época dominada por el caos de la guerra. 

España ha sido cuna de grandes inventos que han cambiado la historia. Desde el autogiro de Juan de la Cierva o el traje espacial de Emilio Herrera hasta la calculadora de Leonardo Torres Quevedo, el ingenio español ha dejado huella en la ciencia y la tecnología. Sin embargo, hay nombres que han caído en el olvido, como el de Federico Cantero Villamil, quien pudo haber revolucionado la aviación con su creación.

La historia de la aviación podría haber sido diferente si la Guerra Civil española no hubiera truncado los avances del visionario Villamil. Fue un ingeniero de caminos apasionado por la aeronáutica y trabajó durante años en un prototipo de helicóptero revolucionario. Su invento, la "Libélula Española", pudo haber adelantado a los modelos desarrollados por otros pioneros como Igor Sikorsky. Sin embargo, el conflicto bélico detuvo su progreso y dejó su nombre en el olvido.

El prototipo de helicóptero español

A principios del siglo XX, el sueño de volar obsesionó a algunos de los más brillantes ingenieros españoles. Mientras Juan de la Cierva perfeccionaba el autogiro, Cantero Villamil trabajaba incansablemente en un concepto de aeronave de despegue vertical. A pesar de contar con escasos recursos, construyó un laboratorio aerodinámico en el jardín de su casa en Zamora y realizó múltiples pruebas que documentó minuciosamente.

El resultado de sus investigaciones fue la "Libélula Viblandi", un prototipo de helicóptero diseñado en colaboración con el ingeniero Pedro Blanco y el mecánico Antonio Díaz. Sin embargo, su desarrollo se vio interrumpido en 1936 con el estallido de la Guerra Civil. Cantero Villamil se encontraba en territorio sublevado, mientras que su prototipo quedó atrapado en Madrid, en la zona republicana. Durante el conflicto, las piezas del aparato fueron escondidas para evitar su destrucción.

España fuera de la carrera aeronáutica

Mientras tanto, el mundo no se detenía. En 1936, la empresa Focke-Wulf conseguía que su Fw 61 volara, y en 1939, Sikorsky presentaba el VS-300, la primera aeronave con rotor plenamente funcional. De esta forma, la guerra había dejado a España fuera de la carrera aeronáutica echando por tierra el trabajo de Cantero y sus colaboradores.

Sin embargo, a pesar de la contienda y la posguerra, Cantero Villamil no abandonó su sueño. En 1940 obtuvo la patente de la "Libélula Viblandi" y en 1943 culminó un nuevo prototipo. Sin embargo, la falta de recursos y la autarquía del régimen franquista hicieron inviable su desarrollo. En 1946, la muerte del ingeniero debido a la tuberculosis selló definitivamente el destino de su invento.

Aunque la "Libélula Española" nunca llegó a surcar los cielos de forma oficial, y su nombre sigue sin recibir el reconocimiento que merece, su legado perdura como un capítulo fascinante y olvidado de la aeronáutica española. Además, la historia de Cantero es un ejemplo de ingenio y perseverancia en una época dominada por el caos de la guerra. 

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

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Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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