El vudú de este país está detrás del origen de los zombis
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El vudú de este país está detrás del origen de los zombis 

Hay registros históricos de casos reales.

El vudú de este país está detrás del origen de los zombis 

Hay registros históricos de casos reales.

El vudú de este país está detrás del origen de los zombis 

Hay registros históricos de casos reales.

El vudú de este país está detrás del origen de los zombis 

Hay registros históricos de casos reales.

El vudú de este país está detrás del origen de los zombis 

Hay registros históricos de casos reales.

Cartel de "Cuidado con los zombis" en una puerta de metal - Fotografía de stockAndrew Merry

los zombies han evolucionado de una aterradora superstición a uno de los monstruos más icónicos de la cultura popular. Estas criaturas, representadas en la ficción como muertos vivientes sin alma, han sido protagonistas de innumerables historias y películas de terror.

La industria del cine, los cómics y cuentos han hecho que cuando pensemos en zombies, la imagen que nos venga a la cabeza sea la de cadáveres en descomposición arrastrándose por las calles en busca de carne humana. Sin embargo, el verdadero origen de estos seres está en las creencias del vudú haitiano, donde el concepto de "zombi" es mucho más aterrador que cualquier ficción.

Los esclavos sin alma

El término "zombi" proviene del criollo haitiano zonbi, que a su vez deriva de la palabra africana nzumbi en lengua kikongo, cuyo significado es “espíritu” o “fantasma”. En la tradición vudú, un zombi no es un muerto viviente devorador de cerebros, sino una persona sin voluntad, reanimada y esclavizada por un sacerdote vudú llamado houngan o un bokor, es decir, un hechicero vudú.

La leyenda cuenta que los bokor tienen el poder de resucitar a los muertos y utilizarlos como sirvientes para siempre. Para los haitianos, el miedo a convertirse en un zombi no radica en el terror a la muerte, sino en la posibilidad de perder la libertad y el control sobre el propio cuerpo, quedando atrapado en una existencia sin conciencia ni identidad.

Los casos reales

Por increíble que parezca, hay registros históricos de personas dadas por muertas que reaparecieron años después, confundidas y con signos de haber sido drogadas. Se cree que algunos hechiceros vudú utilizaban una mezcla de sustancias psicoactivas, conocida como "polvo zombi", para inducir un estado catatónico.

Uno de los ingredientes principales de este polvo es la tetrodotoxina, un veneno altamente tóxico presente en el pez globo. En dosis controladas, puede producir una parálisis extrema, ralentizando el ritmo cardíaco y respiratorio hasta el punto de que la persona parezca muerta.

Una vez enterrada, la víctima era desenterrada por el bokor, quien la mantenía en un estado de sumisión mediante drogas y manipulación psicológica. Así, lograban convencer a la población y a la víctima de que había sido resucitada y que ahora debía obedecer a su nuevo amo.

Convertido en cultura popular

El mito del zombie haitiano sirvió como una forma de control social dentro de la tradición vudú. Con el tiempo, este concepto fue adoptado por la cultura occidental y transformado en el monstruo que conocemos gracias al cine y la literatura de terror.

Sin embargo, detrás de las películas de zombies que nos hacen temblar en la oscuridad, existe una historia mucho más inquietante. Relatos de personas reales que, a lo largo de los siglos, han sido convertidas en zombies, no por una epidemia ni por magia negra, sino por el poder del miedo y la manipulación humana.

los zombies han evolucionado de una aterradora superstición a uno de los monstruos más icónicos de la cultura popular. Estas criaturas, representadas en la ficción como muertos vivientes sin alma, han sido protagonistas de innumerables historias y películas de terror.

La industria del cine, los cómics y cuentos han hecho que cuando pensemos en zombies, la imagen que nos venga a la cabeza sea la de cadáveres en descomposición arrastrándose por las calles en busca de carne humana. Sin embargo, el verdadero origen de estos seres está en las creencias del vudú haitiano, donde el concepto de "zombi" es mucho más aterrador que cualquier ficción.

Los esclavos sin alma

El término "zombi" proviene del criollo haitiano zonbi, que a su vez deriva de la palabra africana nzumbi en lengua kikongo, cuyo significado es “espíritu” o “fantasma”. En la tradición vudú, un zombi no es un muerto viviente devorador de cerebros, sino una persona sin voluntad, reanimada y esclavizada por un sacerdote vudú llamado houngan o un bokor, es decir, un hechicero vudú.

La leyenda cuenta que los bokor tienen el poder de resucitar a los muertos y utilizarlos como sirvientes para siempre. Para los haitianos, el miedo a convertirse en un zombi no radica en el terror a la muerte, sino en la posibilidad de perder la libertad y el control sobre el propio cuerpo, quedando atrapado en una existencia sin conciencia ni identidad.

Los casos reales

Por increíble que parezca, hay registros históricos de personas dadas por muertas que reaparecieron años después, confundidas y con signos de haber sido drogadas. Se cree que algunos hechiceros vudú utilizaban una mezcla de sustancias psicoactivas, conocida como "polvo zombi", para inducir un estado catatónico.

Uno de los ingredientes principales de este polvo es la tetrodotoxina, un veneno altamente tóxico presente en el pez globo. En dosis controladas, puede producir una parálisis extrema, ralentizando el ritmo cardíaco y respiratorio hasta el punto de que la persona parezca muerta.

Una vez enterrada, la víctima era desenterrada por el bokor, quien la mantenía en un estado de sumisión mediante drogas y manipulación psicológica. Así, lograban convencer a la población y a la víctima de que había sido resucitada y que ahora debía obedecer a su nuevo amo.

Convertido en cultura popular

El mito del zombie haitiano sirvió como una forma de control social dentro de la tradición vudú. Con el tiempo, este concepto fue adoptado por la cultura occidental y transformado en el monstruo que conocemos gracias al cine y la literatura de terror.

Sin embargo, detrás de las películas de zombies que nos hacen temblar en la oscuridad, existe una historia mucho más inquietante. Relatos de personas reales que, a lo largo de los siglos, han sido convertidas en zombies, no por una epidemia ni por magia negra, sino por el poder del miedo y la manipulación humana.

los zombies han evolucionado de una aterradora superstición a uno de los monstruos más icónicos de la cultura popular. Estas criaturas, representadas en la ficción como muertos vivientes sin alma, han sido protagonistas de innumerables historias y películas de terror.

La industria del cine, los cómics y cuentos han hecho que cuando pensemos en zombies, la imagen que nos venga a la cabeza sea la de cadáveres en descomposición arrastrándose por las calles en busca de carne humana. Sin embargo, el verdadero origen de estos seres está en las creencias del vudú haitiano, donde el concepto de "zombi" es mucho más aterrador que cualquier ficción.

Los esclavos sin alma

El término "zombi" proviene del criollo haitiano zonbi, que a su vez deriva de la palabra africana nzumbi en lengua kikongo, cuyo significado es “espíritu” o “fantasma”. En la tradición vudú, un zombi no es un muerto viviente devorador de cerebros, sino una persona sin voluntad, reanimada y esclavizada por un sacerdote vudú llamado houngan o un bokor, es decir, un hechicero vudú.

La leyenda cuenta que los bokor tienen el poder de resucitar a los muertos y utilizarlos como sirvientes para siempre. Para los haitianos, el miedo a convertirse en un zombi no radica en el terror a la muerte, sino en la posibilidad de perder la libertad y el control sobre el propio cuerpo, quedando atrapado en una existencia sin conciencia ni identidad.

Los casos reales

Por increíble que parezca, hay registros históricos de personas dadas por muertas que reaparecieron años después, confundidas y con signos de haber sido drogadas. Se cree que algunos hechiceros vudú utilizaban una mezcla de sustancias psicoactivas, conocida como "polvo zombi", para inducir un estado catatónico.

Uno de los ingredientes principales de este polvo es la tetrodotoxina, un veneno altamente tóxico presente en el pez globo. En dosis controladas, puede producir una parálisis extrema, ralentizando el ritmo cardíaco y respiratorio hasta el punto de que la persona parezca muerta.

Una vez enterrada, la víctima era desenterrada por el bokor, quien la mantenía en un estado de sumisión mediante drogas y manipulación psicológica. Así, lograban convencer a la población y a la víctima de que había sido resucitada y que ahora debía obedecer a su nuevo amo.

Convertido en cultura popular

El mito del zombie haitiano sirvió como una forma de control social dentro de la tradición vudú. Con el tiempo, este concepto fue adoptado por la cultura occidental y transformado en el monstruo que conocemos gracias al cine y la literatura de terror.

Sin embargo, detrás de las películas de zombies que nos hacen temblar en la oscuridad, existe una historia mucho más inquietante. Relatos de personas reales que, a lo largo de los siglos, han sido convertidas en zombies, no por una epidemia ni por magia negra, sino por el poder del miedo y la manipulación humana.

los zombies han evolucionado de una aterradora superstición a uno de los monstruos más icónicos de la cultura popular. Estas criaturas, representadas en la ficción como muertos vivientes sin alma, han sido protagonistas de innumerables historias y películas de terror.

La industria del cine, los cómics y cuentos han hecho que cuando pensemos en zombies, la imagen que nos venga a la cabeza sea la de cadáveres en descomposición arrastrándose por las calles en busca de carne humana. Sin embargo, el verdadero origen de estos seres está en las creencias del vudú haitiano, donde el concepto de "zombi" es mucho más aterrador que cualquier ficción.

Los esclavos sin alma

El término "zombi" proviene del criollo haitiano zonbi, que a su vez deriva de la palabra africana nzumbi en lengua kikongo, cuyo significado es “espíritu” o “fantasma”. En la tradición vudú, un zombi no es un muerto viviente devorador de cerebros, sino una persona sin voluntad, reanimada y esclavizada por un sacerdote vudú llamado houngan o un bokor, es decir, un hechicero vudú.

La leyenda cuenta que los bokor tienen el poder de resucitar a los muertos y utilizarlos como sirvientes para siempre. Para los haitianos, el miedo a convertirse en un zombi no radica en el terror a la muerte, sino en la posibilidad de perder la libertad y el control sobre el propio cuerpo, quedando atrapado en una existencia sin conciencia ni identidad.

Los casos reales

Por increíble que parezca, hay registros históricos de personas dadas por muertas que reaparecieron años después, confundidas y con signos de haber sido drogadas. Se cree que algunos hechiceros vudú utilizaban una mezcla de sustancias psicoactivas, conocida como "polvo zombi", para inducir un estado catatónico.

Uno de los ingredientes principales de este polvo es la tetrodotoxina, un veneno altamente tóxico presente en el pez globo. En dosis controladas, puede producir una parálisis extrema, ralentizando el ritmo cardíaco y respiratorio hasta el punto de que la persona parezca muerta.

Una vez enterrada, la víctima era desenterrada por el bokor, quien la mantenía en un estado de sumisión mediante drogas y manipulación psicológica. Así, lograban convencer a la población y a la víctima de que había sido resucitada y que ahora debía obedecer a su nuevo amo.

Convertido en cultura popular

El mito del zombie haitiano sirvió como una forma de control social dentro de la tradición vudú. Con el tiempo, este concepto fue adoptado por la cultura occidental y transformado en el monstruo que conocemos gracias al cine y la literatura de terror.

Sin embargo, detrás de las películas de zombies que nos hacen temblar en la oscuridad, existe una historia mucho más inquietante. Relatos de personas reales que, a lo largo de los siglos, han sido convertidas en zombies, no por una epidemia ni por magia negra, sino por el poder del miedo y la manipulación humana.

los zombies han evolucionado de una aterradora superstición a uno de los monstruos más icónicos de la cultura popular. Estas criaturas, representadas en la ficción como muertos vivientes sin alma, han sido protagonistas de innumerables historias y películas de terror.

La industria del cine, los cómics y cuentos han hecho que cuando pensemos en zombies, la imagen que nos venga a la cabeza sea la de cadáveres en descomposición arrastrándose por las calles en busca de carne humana. Sin embargo, el verdadero origen de estos seres está en las creencias del vudú haitiano, donde el concepto de "zombi" es mucho más aterrador que cualquier ficción.

Los esclavos sin alma

El término "zombi" proviene del criollo haitiano zonbi, que a su vez deriva de la palabra africana nzumbi en lengua kikongo, cuyo significado es “espíritu” o “fantasma”. En la tradición vudú, un zombi no es un muerto viviente devorador de cerebros, sino una persona sin voluntad, reanimada y esclavizada por un sacerdote vudú llamado houngan o un bokor, es decir, un hechicero vudú.

La leyenda cuenta que los bokor tienen el poder de resucitar a los muertos y utilizarlos como sirvientes para siempre. Para los haitianos, el miedo a convertirse en un zombi no radica en el terror a la muerte, sino en la posibilidad de perder la libertad y el control sobre el propio cuerpo, quedando atrapado en una existencia sin conciencia ni identidad.

Los casos reales

Por increíble que parezca, hay registros históricos de personas dadas por muertas que reaparecieron años después, confundidas y con signos de haber sido drogadas. Se cree que algunos hechiceros vudú utilizaban una mezcla de sustancias psicoactivas, conocida como "polvo zombi", para inducir un estado catatónico.

Uno de los ingredientes principales de este polvo es la tetrodotoxina, un veneno altamente tóxico presente en el pez globo. En dosis controladas, puede producir una parálisis extrema, ralentizando el ritmo cardíaco y respiratorio hasta el punto de que la persona parezca muerta.

Una vez enterrada, la víctima era desenterrada por el bokor, quien la mantenía en un estado de sumisión mediante drogas y manipulación psicológica. Así, lograban convencer a la población y a la víctima de que había sido resucitada y que ahora debía obedecer a su nuevo amo.

Convertido en cultura popular

El mito del zombie haitiano sirvió como una forma de control social dentro de la tradición vudú. Con el tiempo, este concepto fue adoptado por la cultura occidental y transformado en el monstruo que conocemos gracias al cine y la literatura de terror.

Sin embargo, detrás de las películas de zombies que nos hacen temblar en la oscuridad, existe una historia mucho más inquietante. Relatos de personas reales que, a lo largo de los siglos, han sido convertidas en zombies, no por una epidemia ni por magia negra, sino por el poder del miedo y la manipulación humana.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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