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La batalla de bolas de nieve que sirvió a los franceses para tomar la Ciudadela de Pamplona

La batalla de bolas de nieve que sirvió a los franceses para tomar la Ciudadela de Pamplona

Todo comenzó como un inocente juego entre soldados.

Unas manos sujetando una bola de nieve.IsabelPavia

Un grupo de soldados franceses al mando del emperador Napoleón tomó la Ciudadela de Pamplona sin disparar un solo tiro. No hicieron falta las balas ya que, en su lugar, utilizaron bolas de nieve.  

Lo que a primera vista parece un simple juego de invierno fue en realidad una maniobra encubierta para hacerse con el control de la principal fortificación de la ciudad, y un símbolo de la táctica de engaño utilizada por el Imperio francés para avanzar sobre suelo español.

La “batalla de bolas de nieve” es el ejemplo perfecto de la táctica napoleónica en España: disfrazar de diplomacia lo que era conquista. Además, no fue un hecho aislado. En los meses siguientes, otras fortalezas como San Sebastián o Barcelona cayeron con estrategias similares.

El ejército francés en España

Tras el cruce de las primeras tropas napoleónicas por Irún en octubre de 1807, bajo el pretexto de dirigirse a Portugal según lo establecido en el Tratado de Fontainebleau, el ejército francés fue desplegándose por España como presunto aliado. Sin levantar sospechas, se posicionaron estratégicamente en varias ciudades, entre ellas Pamplona.

El 9 de febrero de 1808, el general D’Armagnac llegó a la capital navarra con unos 2.500 hombres. La ciudad los recibió con normalidad ya que para las autoridades locales, todavía se trataba de tropas aliadas

La Ciudadela de Pamplona era la última defensa real de la ciudad, con apenas 300 soldados españoles y cuando el general solicitó acceso, el virrey y capitán general de Navarra, marqués de Vallesantoro, se negó

La traición de la nieve

Siete días después, el 16 de febrero, la situación cambió. Pamplona amaneció cubierta por un manto blanco de nieve, y en las cercanías de la Ciudadela, soldados franceses comenzaron a lanzarse bolas de nieve entre carcajadas. Lo que parecía un juego infantil era en realidad el comienzo de un asalto sutil.

Los centinelas españoles, desprevenidos y relajados, se limitaron a observar la escena, incluso animándose a lanzar alguna bola. Fue entonces cuando los franceses, ya muy cerca de la Puerta del Socorro, abandonaron de golpe la farsa, desarmaron a los guardias y tomaron el acceso principal sin resistencia.

Con la puerta controlada, el resto de la fortificación fue ocupada en minutos. No hubo combate, ni bajas, solo el desconcierto de una ciudad que no supo hasta entonces que el enemigo ya estaba dentro. Los franceses además insistieron en que seguían siendo aliados, que aquello no era un acto hostil. Sin embargo, Pamplona no recuperaría su Ciudadela hasta el 31 de octubre de 1813.