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Ni en Estados Unidos ni en México: el primer asesinato de la humanidad tuvo lugar en España

Ni en Estados Unidos ni en México: el primer asesinato de la humanidad tuvo lugar en España

Es un caso sin resolver de hace 430.000 años.

Arqueólogos trabajan en Galería en los yacimientos de Atapuerca.Santi OteroEFE

La violencia ha acompañado al ser humano desde tiempos inmemoriales, mucho antes de que existieran las civilizaciones, los imperios y las guerras, ya formaba parte de nuestra naturaleza. Un descubrimiento en la cueva de Sima de los Huesos, en Atapuerca, Burgos, ha revelado lo que podría ser el homicidio más antiguo jamás documentado , ocurrido hace aproximadamente 430.000 años. 

Los restos de un homínido muestran fracturas en el cráneo provocadas por impactos violentos, lo que indica que fue asesinado por otro miembro de su comunidad. Este hallazgo hace que se planteen preguntas inquietantes sobre la naturaleza humana y la violencia como parte de nuestra evolución. 

Además, no solo supone la evidencia más antigua de un homicidio, sino que también nos da pistas sobre la agresividad y las dinámicas sociales de nuestros antepasados. Aunque no se saben las circunstancias exactas del crimen ni el motivo, lo cierto es que el primer asesinato conocido de la humanidad tuvo lugar en España, miles de años antes de la aparición del Homo sapiens.

El escenario del crimen

El yacimiento de Atapuerca es uno de los más importantes del mundo para el estudio de la evolución humana. En particular, la Sima de los Huesos es un pozo de 12 metros de profundidad, al que se accede a través de una estrecha galería. En su interior, los investigadores han encontrado más de 6.500 fósiles de al menos 28 individuos, todos pertenecientes a antepasados de los neandertales.

Este lugar es considerado el cementerio más antiguo del mundo, ya que los cuerpos parecen haber sido depositados allí intencionadamente. Pero entre todos los restos hallados, hubo uno que llamó especialmente la atención. Se trata del cráneo Cr-17, el "primer asesinado" de la humanidad.

La víctima

El cráneo Cr-17 fue reconstruido a partir de 52 fragmentos y perteneció a un individuo joven, de unos 20 años, aunque no se ha podido determinar su sexo. Al analizarlo en detalle, los científicos descubrieron dos fracturas ubicadas sobre la cuenca del ojo izquierdo.

Lo más sorprendente fue que ambas fracturas fueron causadas por impactos violentos. El análisis forense determinó que los golpes fueron propinados con un objeto contundente y puntiagudo, y que fueron hechos por otra persona con una clara intención de matar. Además, la forma en que se produce las heridas indica que la agresión fue cara a cara y perpetrada por alguien diestro.

Un homicidio prehistórico

Los expertos no tienen dudas de que el individuo no murió por un accidente ni por una caída. Las fracturas en el cráneo son demasiado simétricas y profundas para haber sido causadas de manera natural. Además, las lesiones muestran signos de haber ocurrido cuando la víctima aún estaba viva, descartando la posibilidad de que los golpes fueran consecuencia de un ataque post mortem.

Lo más inquietante es que con un solo golpe hubiera sido suficiente, pero recibió dos impactos en el mismo lugar , lo que sugiere ensañamiento. La brutalidad del ataque hace sospechar que la víctima estaba inmovilizada o inconsciente, ya que recibir dos golpes letales en la misma zona mientras se lucha es poco probable.

Parte de la evolución humana

Hasta el descubrimiento del cráneo Cr-17 , la evidencia más antigua de homicidio correspondía a un neandertal de hace 40.000 años hallado en Irak y a un Homo sapiens de 30.000 años encontrado en Rusia. Sin embargo, el caso de Atapuerca avanza en casi 400.000 años la evidencia de asesinatos en la historia de la humanidad.

El estudio de este caso ha llevado a los científicos a reflexionar sobre la violencia como parte de la naturaleza humana. La agresividad no es un fenómeno moderno, sino que ha estado presente desde los orígenes de nuestra especie recurriendo a ella por supervivencia, por competencia y por conflictos sociales. El hallazgo en Atapuerca demuestra que, aunque faltaban más de 200.000 años para la aparición del Homo sapiens, el instinto de matar ya estaba presente en nuestros ancestros.