La hija de un rey utiliza Instagram para tratar de vender una de sus casas problemáticas
Marta Luisa de Noruega, hija del rey Harald de Noruega, ha puesto a la venta a un precio rebajado la residencia en la que vivió con su difunto exmarido y sus hijas.

Si quieres vivir como una princesa, o mejor dicho, en la casa de una princesa, es posible a un precio no apto para todos los bolsillos. No se trata de un palacio porque difícilmente eso estaría a la venta en un país con monarquía, sino de la casa particular de Marta Luisa de Noruega, que intenta deshacerse de su propiedad de la manera que sea, incluso recurriendo a las redes sociales.
Aunque la hija del Rey Harald de Noruega ha sido muy feliz en su casa de Lommedalen, el que fue su hogar desde que se mudó allí con Ari Behn en 2003 y donde criaron a sus tres hijas, ha decidido deshacerse de esta propiedad. Para ello confió en una inmobiliaria para que se encargara de la compraventa, pero también ha optado en confiar en su poder como royal influencer, y por ello ha realizado una publicación en Instagram en la que ofrece su casa.

“Esta fantástica casa ahora está a la venta de nuevo. Esperando a que una nueva familia la ame tanto como nosotros. Puedes disfrutar de caballos, esquí, golf y actividades al aire libre en cinco minutos de distancia. A la casa le encantan las risas de los niños, las noches de juegos, las noches de cine, las noches de música, las fiestas de cumpleaños, las cenas familiares, los pijamas y cocinar por las noches. Tenemos tanto que agradecer a esta hermosa casa y esperamos que alguien más tenga la oportunidad de experimentar la seguridad que brinda. ¿Tal vez son ustedes?”, señaló la princesa Marta Luisa, toda una vendedora vía redes sociales.
Si bien sorprende que una royal utilice las redes para vender, no tanto que lo haga Marta Luisa de Noruega, que de hecho tuvo que renunciar a ser miembro de la Casa Real Noruega por las polémicas de su entonces prometido, Durek Verrett, y por el repetido uso de su posición real con fines comerciales. De este modo, tiene carta blanca, por así decirlo, para vender por redes siempre y cuando no utilice su título de princesa para ello.

Desprenderse de esta casa no tiene que ser fácil para la hija de Harald V de Noruega, que la compró con Ari Behn, su primer marido, del que se divorció en 2016 y que se suicidó el día de Navidad de 2019. Allí vivieron sus años más felices juntos y criaron a sus tres hijas, Maud Angelica, Leah Isadora y Emma Tallulah, aunque también los duros momentos que les llevaron al divorcio.
Marta Luisa de Noruega, que quiere mirar al futuro, ha rebajado el precio de la casa en unos 170.000 euros desde que la sacó a la venta, por lo que finalmente el precio es de 1,5 millones. La propiedad tiene una parcela de 20.000 metros cuadrados, con 455 metros cuadrados de construcción distribuidos en tres plantas con seis dormitorios y varias salas de estar. El estilo exterior es de casa de campo, lo que contrasta con el moderno interior de la vivienda.
A ello se unen unas construcciones levantadas después, una casa para el personal de seguridad y una valla más alta para proteger la intimidad de la princesa Marta Luisa y su familia. Y es precisamente esto lo que ha provocado quebraderos de cabeza a la hora de vender, porque el que quiera adquirir la vivienda tiene que demoler la caseta y la valla, algo que de acuerdo con TV2 no conocía la inmobiliaria en un primer momento. Así, al enterarse, el anuncio desapareció temporalmente, regresando con un precio más bajo y adecuado al desembolso que debería hacer el nuevo propietario. El motivo es que tanto la caseta como la valla se edificaron como una excepción por la posición de Marta Luisa de Noruega. Así, quien vaya a vivir allí no puede beneficiarse de ello.
Todo son problemas
Y si esta residencia le da problemas, tampoco es que tenga mucha paz a nivel inmobiliario con otra propiedad. Se trata de una casa que adquirió por más de 1,5 millones de euros en Baerum, en la provincia noruega de Viken, en agosto de 2023, para vivir allí con su segundo marido, Durek Verrett.

Sin embargo, esta casa de tres plantas necesitaba reformas para adaptarla a su gusto, así que solicitó una licencia de obra para realizar derribos. Sin embargo, desde el municipio se le hizo saber que debían esperar a una nueva regulación urbanística, por lo que no pudo realizar las obras y su sueño quedó paralizado. Espera que al menos pueda deshacerse de la casa de Lommedalen y llevarse una alegría.
