"No es el alcohol, son las creencias": qué hay detrás de los jóvenes que aprovechan el alcohol para intentar tener relaciones sexuales
Los expertos piden no demonizar y trabajar en positivo después de que Fad Juventud publicara un estudio que confirmaba que el 33,8% lo había hecho.
El verano que está a punto de terminar es sinónimo de chiringuito, playa y momentos de descanso, pero también de verbenas, romerías populares y largas noches de fiesta. Esas noches de fiesta para muchos jóvenes se alargan en las primeras semanas universidad y suelen ir acompañadas de alcohol, que sigue siendo omnipresente en España como sinónimo de celebración y diversión.
Así lo demuestran los datos de un informe de Fad Juventud elaborado en colaboración con el Plan Nacional de Drogas en el que se concluyó que uno de cada cuatro jóvenes consideraba que el alcohol era “un elemento importante en sus salidas”. La encuesta se realizó entre personas de 16 y 29 años y casi el 70% de los encuestados también aseguró que había mantenido relaciones sexuales bajo los efectos del alcohol.
Uno de los datos que más se ha debatido desde que se publicó el informe a mediados de junio es el porcentaje de jóvenes que reconocía que “había aprovechado que otra persona había consumido alcohol o drogas para intentar tener relaciones sexuales o liarse con ellas”. El porcentaje es de un 33,8%, es decir, menos de la mitad de los jóvenes, pero hay diferencias significativas entre hombres y mujeres.
En el caso de los chicos el porcentaje es del 41,7%, mientras que al ser preguntadas en la encuesta el porcentaje de mujeres que aseguraban haberlo hecho alguna vez era del 26,4%.
A pesar de que el dato demuestra que queda trabajo por hacer en materia de educación sexual, Anna Sanmartín, directora del Centro Reina Sofía de Fad Juventud, pide poner en contexto estos datos y no alarmar a la población. “Hay que matizar el dato. Es verdad que el porcentaje es elevado, pero el espectro abarca muchas respuestas. Desde las más preocupantes y graves, como que alguien haya abusado aprovechando que alguien está bajo los efectos de alcohol o drogas, hasta el contexto más desinhibido el que se aprovecha que está para ligar”, explica.
“Tampoco queremos escandalizar porque no es posible entender cuántas situaciones de ese porcentaje son de abuso”, destaca Sanmartín. La responsable de Fad Juventud señala que “el estudio quiere poner de manifiesto la normalización del alcohol en los contextos de ocio y cómo esto afecta a las relaciones interpersonales en general y sexuales en particular”, sin demonizar a las nuevas generaciones.
Informar y educar en positivo también es algo fundamental para Alba Martínez, pedagoga experta en igualdad de género y una de coordinadora de proyectos en Equipo Ágora, que advierte de que es importante no tratar este tipo de estudios “con un tinte alarmista con respecto a los resultados”. “Titulares como 'la juventud es cada vez más machista' y no tanto el enfoque de que hay cuestiones que ahora están mucho más asentadas que hace unos años son peligrosos. Por ejemplo, en este caso hay que destacar que más de la mitad de los jóvenes jamás ha hecho este tipo de prácticas”, valora la pedagoga.
"Me parece importante porque acabamos demonizando especialmente al conjunto de jóvenes varones y no ofrecemos suficientes alternativas para transformarlo. Es decir, acusamos pero no decimos cómo hacerlo bien”, reflexiona la coordinadora de Ágora, que insiste en trabajar de manera positiva para que cambien las cosas a mejor.
Informados, pero con una educación sexual insuficiente
El estudio también señala que el 90,3% de los jóvenes creen tener un buen nivel de información sobre sexualidad pero, según Sanmartín, eso no quiere decir que hayan recibido una educación sexual de calidad. “Hay que hacer un trabajo previo de prevención y de educación afectivosexual para que cuando llegue esa situación uno pueda tomar las decisiones de una manera más informada y sensata. No hay educación sexual de calidad. El 90% dice que está muy informado de riesgos en las relaciones, pero no tienen educación sexual. No es lo mismo tener información que tener educación de calidad”, insiste Sanmartín.
“Cuando les preguntas si compensa usar el alcohol para tener relaciones sexuales la mayoría asegura que no compensa, pero eso no quiere decir que no se haga. No es que no estén informados, sino que la responsabilidad pierda la partida frente al placer, el contexto, la presión social...”, añade la responsable de Fad Juventud.
Para Alba Martínez es necesario reconocer que la cultura de violación existe y que hay que trabajar para erradicarla, al mismo tiempo que no intentar utilizar la situación para crear alarma y morbo. “Hay una carencia de educación sexual y estamos señalando estos actos negativos por los que hay que trabajar. Hay que intentar promover una cultura hacia lo positivo y no de tanto de terror social, no caer en la idea de que salir de fiesta o consumir alcohol es peligroso. Una cosa es que tengamos en cuenta que existe la cultura de la violación, pero sin caer en el terror sexual”, relata la experta.
“Si todavía no estamos trabajando bien la educación sexual en centros educativos y tampoco se da en casa, pues al final quienes más ejecutan este tipo de actos que están basados en creencias estereotipadas sobre la sexualidad son los más jóvenes”, explica la pedagoga.
Además, insiste en que es importante el contexto y no dictar sentencia únicamente con los datos en bruto. “Algunas personas que han dicho que lo hicieron alguna vez, probablemente lo han hecho siendo más jóvenes y al ir madurando se han dado cuenta de que esos actos estaban mal. Creo que también es algo que buscamos como sociedad, concienciarnos de que podemos romper con esas creencias y dejemos de hacerlo. Me preocupa más la gente más adulta que tiene acceso a otras informaciones y lo sigue haciendo”, asegura.
La normalización del alcohol en espacios de ocio
Los estudios de Fad, además de evidenciar una carencia en la educación sexual de los más jóvenes, demuestran de nuevo que en España es prácticamente imposible separar fiesta de alcohol. “El alcohol forma parte de la diversión tanto en adultos como en jóvenes. La fiesta y la celebración en España están acompañadas de alcohol. Hay que ver cómo desnormalizamos el consumo de sustancias asociadas al ocio”, destaca Anna Sanmartín.
“Ellos —los jóvenes encuestados— reconocen sus beneficios, desinhibe... Además de la presión de grupo, porque tomarlo es parte del contexto”, explica la responsable de Fad, que insiste en que es fundamental retrasar la edad en la que se empieza a beber. “Es cierto que estamos detectando ahora una tendencia en redes sociales en la que se habla mucho de lo sano, de hacer ejercicio... y estamos haciendo un estudio intentando entender qué perfiles son esos no consumidores para hacer una mejor prevención”, asegura la experta.
Tal y como revela Sanmartín, según los estudios publicados en los últimos años la tendencia de consumo de alcohol es "bastante estable". "Sigue estando este consumo de atracón nocturno de la gente joven y las mujeres están igualando su consumo al de los hombre, aunque ellos siguen siendo más consumidores frecuentes", detalla.
"La pandemia tuvo un lapsus en el que la gente no salía y bajaron los consumos, pero hemos vuelto a recuperar los datos de los años anteriores. Nosotros sabemos que el consumo cero es bastante irreal, pero intentamos sensibilizar para que se empiece cuanto más tarde mejor, y cuanto menos se beba mejor", insiste Sanmartín.
La presencia del alcohol en los espacios de ocio se utiliza en ocasiones como excusa para justificar comportamientos más cercanos al acoso sexual que a ligar, un pensamiento que para Alba Martínez hay que erradicar con pedagogía. "Lo que tenemos que tener en cuenta es que el hecho de que existan violencias sexuales es culpa de las creencias estereotipadas que tenemos sobre la sexualidad y los mitos alrededor de la sexualidad", destaca.
"El alcohol para eso se usa como un justificante de la violencia, pero en sí mismo no es un disparador de violencias. Muchísimas personas consumen alcohol y jamás lo han hecho. No son las sustancias, son las creencias. Otra cosa es que podamos hablar de lo que ocurre cuando el ocio está todavía muy vinculado al consumo de sustancias", matiza la coordinadora de Ágora.
Martínez insiste en que sacando de contexto estos datos se corre el riesgo de señalar a la juventud actual "como si fuera necesariamente peor que las anteriores", algo que puede ser perjudicial para seguir avanzando. "Como sociedad nos gusta el morbo, los datos negativos y engancharnos a la alarma, y creo que tenemos que romper con eso y centrarnos en trabajar en cómo construir en positivo", defiende la pedagoga.
Además, asegura que las personas pueden evolucionar y reconocer sus errores, y a eso se debería aspirar: "A veces hay un proceso de asimilación de que las cosas se están haciendo mal, y en eso tenemos que centrarnos en los procesos de la sensibilización de la gente".