David Sinclair, experto en longevidad: "Cuidado con el alcohol, incluso una sola copa de vino al día puede afectar tus neuronas"
El experto deja varias claves respecto al falso mito del 'consumo responsable del alcohol'.

David Sinclair, uno de los investigadores más influyentes en longevidad y profesor de Genética en Harvard, ha lanzado una advertencia que desmonta uno de los mitos más persistentes sobre la salud. En una entrevista con GQ, el científico señaló que incluso el consumo moderado de alcohol —esa copa de vino que durante años se consideró inocua— puede impactar directamente en el cerebro.
El experto explicó que, tras décadas defendiendo estilos de vida saludables, él mismo mantuvo durante una etapa una dieta basada en vino tinto y queso. Los resultados no fueron los esperados: notó fallos de memoria y dificultades para recordar datos sencillos. Según relata, no era la edad, sino su estilo de vida. Y entre los factores más perjudiciales, apunta, estaba el alcohol.
Sinclair subraya que “los datos recientes son claros”: una sola copa diaria puede afectar al funcionamiento neuronal. Esa dosis mínima, que muchas guías de salud habían tolerado, podría alterar procesos cognitivos y acelerar el deterioro epigenético, el reloj biológico que él estudia desde hace décadas.
Su cambio a una alimentación más estricta y libre de alcohol tuvo un impacto inmediato, asegura. Recuperó memoria, mejoró biomarcadores sanguíneos y redujo aún más su edad biológica. Para el investigador, su experiencia personal confirma lo que ya observan los estudios: no existe una cantidad realmente segura de alcohol cuando se trata de salud cerebral.
Aunque admite que en ocasiones especiales puede beber de forma puntual, insiste en que se trata de excepciones y no de hábito. Para quienes buscan mejorar su bienestar, el mensaje es claro: limitar —o eliminar— el alcohol es una de las decisiones más eficaces para proteger el cerebro y retrasar el envejecimiento.
El biólogo recuerda que durante años se subestimaron los efectos del alcohol porque se asociaban más a daños hepáticos o cardiovasculares que a procesos neuronales. Hoy, afirma, la evidencia apunta en otra dirección: incluso dosis socialmente aceptadas pueden perjudicar la memoria, la concentración y la plasticidad cerebral.
En ese sentido, Sinclair plantea un cambio de narrativa: más que pensar en “consumo responsable”, deberíamos considerar el alcohol como un factor que suma desgaste biológico. Su recomendación, basada tanto en investigación como en experiencia propia, es reducirlo al mínimo si el objetivo es preservar salud y longevidad.
