El consumo de alimentos procesados ya preocupa tanto como el tabaquismo
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El consumo de alimentos procesados ya preocupa tanto como el tabaquismo

Tres artículos de 'The Lancet' urgen a los gobiernos a tomar medidas públicas ante el aumento del consumo de estos 'alimentos'.

Un bodegón de alimentos ultraprocesados de gran consumo.Getty Images

Un editorial de The Lancet titulado Alimentos ultraprocesados: es hora de anteponer la salud a las ganancias, a partir de la publicación de tres artículos recientes, vuelve a poner el foco en la urgencia de revisar las políticas de sanidad pública, pues con ellos se evidencia el aumento del consumo de alimentos ultraprocesados en las dietas a nivel mundial, destacan su asociación con muchas enfermedades no transmisibles y crónicas, y profundizan en las desigualdades en salud.

 "Este aumento en los alimentos ultraprocesados es impulsado por poderosas corporaciones globales que emplean tácticas políticas sofisticadas para proteger y maximizar sus ganancias. La educación y la confianza en el cambio de comportamiento de los individuos son insuficientes. El deterioro de las dietas es una amenaza urgente para la salud pública que requiere políticas coordinadas y defensa para regular y reducir los alimentos ultraprocesados y mejorar el acceso a alimentos frescos y mínimamente procesados", alerta este artículo en su introducción.

En uno de los estudios que sustentan la editorial, el consumo de alimentos procesados se compara con el tabaquismo, en tanto que las respuestas públicas aún no lo han frenado: "El auge de los alimentos ultraprocesados (AUP) en la dieta humana está perjudicando la salud pública mundial. Sin embargo, las respuestas políticas aún se encuentran en desarrollo —de forma similar a los esfuerzos por controlar el tabaco hace décadas—, lo que indica la necesidad de comprender las causas profundas y acelerar la acción global".

En otro de ellos se aborda cuánto ha crecido la ingesta de calorías procedente de estos alimentos, y España se sitúa a la cabeza de los países donde más se ha incrementado: pasando de un 11 % a un 32 % de aporte diario en las tres últimas décadas.

Estos datos de España, matiza Renata Bertazzi, una de las investigadoras que ha participado en este estudio y que actualmente está vinculada al Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL) y a la Universidad de Salamanca, proceden de encuestas hechas en 1990, 2000 y 2010. Además, señala  que con la tendencia de crecimiento observada, "es posible que el consumo actual sea aún mayor".

Etiquetado como el de las cajetillas de tabaco

Los ultraprocesados, detalla Bertazzi en declaraciones a EFE, "son formulaciones de sustancias derivadas de alimentos baratos y aditivos, diseñadas y comercializadas para reemplazar los alimentos integrales y las dietas basadas en comidas reales, con el fin de maximizar las ganancias de la industria alimentaria". La evidencia científica confirma que el consumo creciente está aumentando el riesgo de múltiples enfermedades como la obesidad, diabetes, patologías cardiovasculares o del riñón, depresión, o mayor riesgo de muerte prematura.

"Una forma sencilla de identificarlos es revisar la lista de ingredientes y buscar dos marcadores típicos como los aditivos cosméticos, que no cumplen función de conservación, sino que modifican color, sabor, aroma, textura o apariencia: aromas artificiales, potenciadores del sabor, colorantes, emulsionantes, edulcorantes, o espesantes", relata. Por otro lado, son fácilmente identificables también por su contenido en "sustancias de uso exclusivamente industrial, que no se encuentran en supermercados ni se utilizan en la cocina doméstica como caseína, proteína de suero, jarabe de maíz de alta fructosa, azúcar invertido, maltodextrina, dextrosa, lactosa, o aceites hidrogenados".

Entre las recomendaciones de los investigadores para evitar que llenen la cesta de la compra está el exigir un etiquetado "más parecido al de una cajetilla de tabaco", que informe claramente de sus aditivos y del riesgo que suponen para la salud de forma bien visible en la parte frontal del producto.

También plantean retirar estos productos de los comedores escolares y de los hospitales, limitar su presencia en los supermercados, restringir su publicidad y ponerles más impuestos, cuya recaudación vaya destinada a que las frutas, verduras y alimentos frescos lleguen a los hogares con menos recursos.

Comprar alimentos ultraprocesados nocivos para la salud no puede ser tan barato, "hay que ponerles impuestos más altos y destinar ese dinero a que sea más fácil acceder a la comida saludable", subrayaba en una rueda de prensa Camila Corvalán, directora del Centro de Prevención de Enfermedades Crónicas Asociadas a la Nutrición (CIAPEC) de Chile.

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