El maravilloso 'pueblo' para que personas con demencia vivan rodeados de normalidad: "Nadie quiere estar encerrado por el resto de sus días"
Para preservar la autonomía emocional y la dignidad de los enfermos.

A primera vista, Hogeweyk parece un apacible pueblo neerlandés como tantos otros, con sus calles adoquinadas, casas de ladrillo y una pequeña plaza donde se respira tranquilidad. Nada en su apariencia delata que este lugar, situado a las afueras de Ámsterdam, fue diseñado con un propósito muy particular: ofrecer a las personas que viven con demencia un entorno cotidiano y abierto, donde la normalidad sea parte esencial del cuidado.
Inaugurado en 2009 en un terreno de poco más de una hectárea y media en Weesp, el complejo funciona como un pequeño barrio con tiendas, bar, teatro y viviendas colectivas que alojan seis o siete residentes por casa. Se considera la primera “aldea para personas con demencia” del mundo y hoy acoge a casi dos centenares de residentes repartidas en varias viviendas y con apoyo profesional permanente.
El diseño busca que tanto los empleados como los visitantes se mezclen con la vida diaria con el objetivo de preservar la autonomía emocional y la dignidad de los enfermos. No hay uniformes visibles y las rutinas médicas intentan respetar los ritmos personales de los residentes con el propósito de “independizar a la gente que vive con demencia e incluirla en la sociedad”, según se lee en su página web.
Priorizar la inclusión
Actualmente, esta comunidad está financiada por el gobierno neerlandés y atiende a 188 residentes en 27 casas, marcando una evolución en los asilos de ancianos al ofrecer a los pacientes una atención más humana que brinda una mayor sensación hogareña. “Nadie quiere estar encerrado por el resto de sus días ni tampoco vivir al ritmo de lo que otro organiza para ti”, señaló Jannette Spiering, una de las fundadoras de Hogeweyk, en declaraciones recogidas por The New York Times.
El proyecto neerlandés no es un experimento aislado: desde su apertura ha servido de inspiración para iniciativas similares en Europa, Oceanía y América del Norte. En Baerum, Noruega, se construyó Carpe Diem, un espacio cívico que cuenta con una plaza urbana, espacios con jardines, una vereda circular y una calle con servicios que invitan a los vecinos a participar y normalizar la convivencia, como un bar, salón de belleza y tienda de ropa
De acuerdo con la Alzheimer’s Disease International, cuando Hogeweyk abrió sus puertas había cerca de 35 millones de personas con demencia en todo el mundo. Actualmente, esta cifra ha subido a más de 55 millones y se estima que llegue a los 78 millones para 2030, por lo que la aparición de alternativas como estas que prioricen la inclusión social y la calidad de vida son necesarias ante el crecimiento global de la demencia.
Para quienes gestionan estas iniciativas, el desafío real no es tanto la arquitectura como el cambio cultural: enseñar a la sociedad a incluir a las personas con demencia en la vida cotidiana y reducir el estigma. “Lo más desafiante es crear una sociedad donde las personas estén realmente incluidas, sin importar la etiqueta o el diagnóstico que tengan”, reflexionó la fundadora de Hogeweyk.
