La mítica regla de los 30 minutos y solo 5 pasos para solucionar problemas
El escritor y conferenciante Brian Tracy lanzó en 1986 una regla tan sencilla como ambiciosa: media hora, un bolígrafo y cinco pasos para encontrar la salida de los líos.
Hay quien recurre a la terapia, otros a la botella de vino y los más valientes a Google. Pero, según Brian Tracy, gurú de la autoayuda con más de 80 libros a sus espaldas, bastan treinta minutos y cinco movimientos de muñeca para enfrentarse a cualquier marrón existencial. Sí, cualquier problema: desde no saber qué hacer con tu vida hasta decidir si bloqueas a tu ex en Instagram. La web Newmoney recordaba esta semana la famosa sentencia del canadiense-estadounidense, que se repite desde hace casi cuatro décadas como un mantra de autoayuda.
La frase original la lanzó en 1986 y tenía un punto de provocación: “Cualquier problema puede resolverse en 30 minutos si te sientas tranquilo, piensas a fondo y escribes todas las soluciones posibles”. Desde entonces, la ocurrencia ha sobrevivido a varias recesiones, al nacimiento de internet y al auge del coaching millennial en TikTok.
El método en cuestión es tan simple que asusta:
- Encuentra un sitio silencioso (adiós, cafetería de moda).
- Escribe el problema, pero de verdad, con boli.
- Pon un cronómetro de 30 minutos.
- Suelta todas las soluciones que se te ocurran, incluso las absurdas.
- Encierra en un círculo la que parezca menos ridícula y arranca con ella.
Los defensores dicen que la clave está en forzar al cerebro a dejar de dar vueltas como un hámster en la rueda y poner el foco en lo que importa. Tracy lo llamó “claridad”; hoy lo llamaríamos modo concentración sin notificaciones de WhatsApp.
Claro que la teoría tiene detractores. Nadie en su sano juicio piensa que la desigualdad, un divorcio complicado o el trauma de infancia se arreglen en media hora con un boli Bic. Pero incluso la psicología moderna reconoce que parar, escribir y ordenar ideas reduce la ansiedad y desbloquea decisiones. Vamos, que si no resuelves la crisis vital, al menos igual duermes mejor.
Décadas después, el consejo del canadiense sigue teniendo gancho porque es un antídoto contra nuestra distracción crónica. Mientras medio planeta huye de sus problemas en Netflix o doomscrolling, la regla de los 30 minutos te invita a mirar de frente lo que te incomoda. Papel, boli, media hora. Y, oye, si no funciona, siempre puedes volver al vino.