La ruta fantástica de Andalucía que tienes que visitar sí o sí si quieres caminar sobre el agua
Una pequeña excursión que promete paisajes de postal.

Aunque las vacaciones de verano hayan llegado a su fin, nunca es tarde para calzarse las botas, disfrutar de un paseo al aire libre y descubrir rincones escondidos. No hace falta una aventura épica ni semanas de planificación, en ocasiones una simple excursión a pie suele ser más que suficiente para despejar la cabeza y escapar del bullicio urbano que tanto nos atormenta en el mes de septiembre.
En este contexto, en Andalucía se encuentran algunas de las excursiones más espectaculares para familias y caminantes de todos los niveles. Concretamente, hay un sendero que parece sacado de una postal ya que atraviesa el corazón del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas: la ruta del río Borosa. Un recorrido famoso por sus pasarelas de madera que discurren pegadas al cauce y por sus piscinas de agua turquesa.
El trazado que suelen elegir la mayor parte de los paseantes cubre alrededor de 7,5 kilómetros en sentido único, un tramo que puede completarse en aproximadamente tres horas a un ritmo tranquilo. La pendiente es moderada y progresiva, lo que convierte la caminata en una opción de baja dificultad apta para personas con poca experiencia en montaña. En definitiva, es un paseo accesible con paisajes de postal que no exige gran esfuerzo físico.
¿Qué la hace tan especial?
El itinerario arranca a pocos kilómetros de Cazorla, junto al centro de visitantes Río Borosa, una instalación que sirve de puerta de entrada y ofrece información sobre el espacio natural, mapas y datos sobre la fauna y la flora locales. El acceso por carretera está bien señalizado y dispone de aparcamiento gratuito, aunque en fines de semana conviene madrugar para evitar aglomeraciones.
Lo que hace tan especial esta senda son esos tramos de madera que se abrazan al río, permitiendo apreciar desde la altura las pozas de color esmeralda y las formaciones tobáceas y calizas que modelan el cauce. Con el sonido del río como telón de fondo, estas pasarelas te harán sentir como si estuvieras caminando sobre el agua sin necesidad de mojarte. Además, el recorrido discurre paralelo a la antigua piscifactoría.
El entorno acoge una biodiversidad variada: aves relacionadas con el agua como el martín pescador y especies de ribera, junto a una vegetación que aprovecha la humedad permanente, entre la que destacan fresnos, helechos y otras especies adaptadas a las paredes rocosas. Los visitantes suelen avistar aparte pequeñas poblaciones de lagartijas y otras formas de vida discreta que pueblan las charcas del río.
Al final del recorrido se encuentra una autentica reliquia industrial: la pequeña central hidroeléctrica construida a principios del siglo XX que aún conserva tuberías y conducciones visibles. La instalación, que aprovechaba el desnivel del terreno para generar electricidad para los pueblos cercanos, añade un componente histórico a la experiencia natural. Así, caminar por el Borosa es transitar un paisaje en el que la naturaleza y la obra humana se entrelazan.
