Los visitantes de los parques temáticos prefieren hacer cola, según un estudio psicológico
Un estudio analiza los efectos psicológicos de las esperas en las atracciones y su impacto en la experiencia del visitante

Aunque pueda parecer lo contrario, las colas no son un peaje inevitable que los visitantes de los parques temáticos toleran con resignación. Según un estudio citado por la web Espinof, forman parte esencial del atractivo psicológico de la visita. El análisis, publicado en 2010 en la revista Journal of Marketing Research, identificó varios mecanismos que explican por qué hacer cola, lejos de ser un obstáculo, puede reforzar la satisfacción final del usuario.
La investigación partía de una pregunta aparentemente simple: ¿por qué los visitantes asumen largas esperas incluso cuando existen alternativas tecnológicas, como los sistemas de colas virtuales? Tres conclusiones permiten entender este fenómeno. La primera es que la percepción de valor de una atracción aumenta si se ve acompañada de una larga cola. La espera se convierte en un indicio de popularidad, lo que genera deseo y anticipación.
La segunda apunta a un matiz emocional: mirar hacia atrás y comprobar que la cola ha crecido por detrás de uno mismo produce una satisfacción mayor que observar la parte que queda por delante. Por último, los investigadores constataron que los visitantes obtenían más placer al ver que alguien se sumaba a la cola que al ver a alguien disfrutar ya de la atracción.
Este conjunto de percepciones no pasa desapercibido para los diseñadores de parques. Las colas se integran deliberadamente en la experiencia, igual que el uso de la perspectiva o la ambientación temática. Más allá de su función logística —regular el flujo de personas y gestionar el aforo—, se conciben como un elemento narrativo que introduce al visitante en la atmósfera del recinto.
El canal especializado Coaster Bot, también citado por Espinof, subraya que las colas permiten manipular la percepción temporal. Elementos como la entrada, la señalización del tiempo de espera o la propia forma del recorrido -estrecho, con quiebros frecuentes y zonas ocultas- están pensados para mantener en todo momento la sensación de movimiento. Además, se recurre con frecuencia a estrategias como inflar ligeramente los tiempos estimados de espera para que el visitante perciba una gratificación cuando accede antes de lo previsto.
Disney y Universal llevan años perfeccionando este tipo de diseño. En sus parques, las colas de las atracciones más concurridas se conciben como una antesala de la propia experiencia, con decorados temáticos, ambientación sonora y estímulos visuales que buscan mantener la atención y la inmersión incluso durante los tramos más estáticos.
Lejos de ser un mal necesario, las colas se consolidan así como una pieza más del engranaje de los parques de atracciones, capaces de transformar la espera en expectativa y el tiempo muerto en parte del espectáculo.
