Ucrania entrega una propuesta a Turquía para restaurar el "corredor de grano" en el mar Negro sin recurrir al visto bueno del Kremlin. Hay buenos precedentes.
Pese a los temores a un ataque ruso en pleno Mar Negro, donde se ha recrudecido la ofensiva, este corredor humanitario ha permitido sacar un bote bloqueado desde hace 18 meses en Odesa.
El país refuerza su colaboración diplomática con Washington pero a la vez reanuda las exportaciones de grano con Putin, que había frenado tras la invasión de Ucrania.
Sus 'corn flakes' con 0% de azúcares añadidos, que compiten con los de Kellogg's, son una gran alternativa para disfrutar de un desayuno beneficioso para la salud.
Moscú se pone a regalar cereales a países afines, mientras sigue sin permitir que partan barcos del Mar Negro. La guerra puede plantearse por muchos medios.
Incendios en instalaciones militares, carreteras cortadas por los ataques, restos caídos sobre pisos y hoteles y hasta sobre silos de cereales es el resultado del tercer bombardeo consecutivo, la manera de Putin de presionar un acuerdo a su gusto.
Los restos de los misiles derribados y las explosiones de las interceptaciones "provocaron daños en objetos de las infraestructuras portuarias y en varias casas", según Kiev, que confirma que hay al menos un herido.
Putin se niega a renovar el pacto, después de que ayer partiera el último barco. De que salgan esas cargas dependen, sobre todo, los países menos desarrollados.
El ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, ha asegurado que intensificarán las negociaciones con Rusia para acordar "la extensión de la iniciativa sobre el grano".
El Ministerio de Defensa ruso asegura que ha logrado garantías de Ucrania a través de la ONU y Turquía de que Kiev no utilizará el corredor de exportación de grano con fines militares.