El PP se queda sin recursos
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El PP se queda sin recursos

Quizá fuera bueno que el sector política y sociológicamente afín a la derecha reflexionara colectivamente sobre la coyuntura para que la hecatombe que algunos entrevemos en el horizonte pudiera ser evitada.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d) conversa con el presidente de Andalucía, Juanma Moreno (i) antes del desfile de las Fuerzas Armadas con motivo de la Fiesta Nacional en la tribuna de autoridades este domingo. EFE/ Chema MoyaCHEMA MOYA VIA EFE

El Partido Popular, que pasó a la oposición en 2018 tras una desoladora etapa en que incurrió en todos los pecados políticos inimaginables —desde la financiación ilegal hasta los presuntos delitos económicos del mismísimo ministro de Hacienda, pasando por la formación de una corrupta “policía patriótica” para servir a los fines particulares del poder—, está teniendo que reconstruir su opción de gobierno en unos tiempos difíciles que se caracterizan por el surgimiento en todas partes de una extrema derecha hosca y sin principios que está extramuros de la zona del generoso consenso socialdemócrata que surgió de la Segunda Guerra Mundial y que nos entregó a los occidentales unas gozosas décadas de paz y prosperidad.

Dicho sin ironía alguna, no le resulta fácil a la elite del Partido Popular coexistir con VOX, una organización que no ofrece realmente una opción democrática alternativa a la que está gobernando sino una ruptura del marco político, del terreno de juego, para ensayar un modelo distinto, con claras concomitancias con las aventuras totalitarias del siglo pasado, que tan trágicamente se desarrollaron y perecieron.

En Europa comunitaria, este proceso de refundación de partidos autoritarios arrancó tempranamente en Francia, con Jean-Marie Le Pen, quien llegó a ser procesado por negar el Holocausto, y quien dio paso a su hija Marine, que tuvo la habilidad de ofrecer una ultraderecha más presentable, menos repulsiva. El intento ultra fue refrenado por el acuerdo de los demócratas franceses de formar un muro de contención, un cordón sanitario, que frenó en seco el ascenso del Frente Nacional (hoy Rassemblement National, RN). Sin embargo, el actual panorama de la política francesa parece sugerir que no está lejos el ingreso de RN en los engranajes de la República.

En España, el PP, que era hasta hace poco dueño y señor del espacio político de estribor, ha tenido que empezar a competir con VOX, una formación oportunista nacida de las profundidades del propio PP, en una pugna en la que la formación fundada por Fraga se juega mucho de cara al futuro. De entrada, Feijóo decidió aceptar el apoyo de VOX para gobernar en la mayoría de las comunidades autónomas, y aunque por razones de oportunidad vario de los pactos se han roto, los gobiernos permanecen.

El precio que el PP ha tenido que pagar por tales acuerdos es muy elevado en términos políticos. Al aceptar la alianza con VOX en las autonomías y en docenas de localidades, Feijóo ha convalidado la hipótesis de que el día de mañana vaya de gobernar con Abascal al más alto nivel, formando juntos el gobierno del Estado. Esta sola posibilidad no solo ahuyenta todavía más a los adversarios de los conservadores sino que disuade a partidarios tibios del PP de votar de nuevo a esta formación política, ya que VOX representa la antidemocracia, la mayor abominación ideológica que se pueda concebir, el retorno a las maneras y las arbitrariedades del franquismo.

En un principio, el activo más cotizado del PP era su supuesta capacidad de gestión. La derecha, una formación amiga del empresariado, sabía supuestamente lograr más productividad para el país, gestionar mejorar la economía, atraer más prosperidad. La primera legislatura de Aznar fue tan atinada que de la mayoría ajustada de 1996 pasó a la mayoría absoluta en el 2000… Pero las circunstancias han cambiado completamente.

En primer lugar, porque este gobierno que algunos llaman ‘frankenstein’, que se vio obligado a capear el temporal de la COVID, ha tenido una ejecutoria económica impecable, brillante. De la mano de Nadia Calviño, llamada hoy a destinos encumbrados en el mundo de las finanzas comunitarias, y de su sucesor y discípulo Carlos Cuerpo, España va como un tiro, con tasas de crecimiento que nos sitúan a la cabeza de Europa, con incrementos insólitos de la población activa y caídas estimulantes del desempleo. Es obvio que seguimos teniendo retos económicos que resolver, pero ya nada sugiere que la derecha lo haría mejor que la izquierda.

Al propio tiempo, la derecha, que gobierna la mayoría de las autonomías, ha perdido su legendaria capacidad de gestión. No solo varios gobiernos autonómicos han realizado concesiones vergonzantes a VOX a cambio de apoyos parlamentarios sino que algunos gobiernos han demostrado una conmovedora impericia a la hora de responder a problemas concretos. La gestión de la Dana en Valencia el año pasado, con más de dos centenares de víctimas mortales, a consecuencia de la incompetencia del equipo gobernante, incapaz incluso de lanzar a tiempo los avisos pertinentes, pesa como una losa sobre la credibilidad del PP, que ni siquiera ha sido capaz de relevar del cargo al más directo de los responsables del desaguisado.

Pero hay más: los incendios de este verano en Castilla-León han puesto de manifiesto la inexistencia de previsiones, de planes previos de actuación, de capacidad de gobierno autonómico ante eventualidades perfectamente previsibles. Y, todavía más recientemente, el desastre de la sanidad andaluza —y en Andalucía gobierna el PP en solitario— al no haber sabido alertar a tiempo de indicios patológicos en mujeres que habían participado en el cribado del cáncer de mama. Este naufragio eleva la incompetencia a categoría, susceptible de ser esclarecida en vía penal, ya que está en juego la supervivencia de muchas personas.

Este panorama inquietante no beneficia objetivamente a nadie, ya que la situación no ofrece desenlaces optimistas ni fórmulas esperanzadoras. Pero parece evidente que la mano desconcertante que dirige el PP no es del todo consciente del porvenir que le aguarda, que nos aguarda a todos. Quizá fuera bueno que el sector política y sociológicamente afín a la derecha reflexionara colectivamente sobre la coyuntura para que la hecatombe que algunos entrevemos en el horizonte pudiera ser evitada.

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Mallorquín, de Palma de Mallorca, y ascendencia ampurdanesa. Vive en Madrid.

 

Antonio Papell es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos del Estado, por oposición. En la Transición, fue director general de Difusión Cultural en el Ministerio de Cultura y vocal asesor de varios ministros y del Gabinete de Adolfo Suárez. Ha sido durante más de dos décadas Director de Publicaciones de la Agencia Española de Cooperación Internacional (Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación). Entre 2012 y 2020 ha sido Director de Comunicación del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y director de la centenaria Revista de Obras Públicas, cuyo consejo estuvo presidido en esta etapa por Miguel Aguiló. Patrono de la Fundación Caminos hasta 2024, en la actualidad es asesor de la Fundación. Ha sido durante varios años codirector del Foro Global de la Ingeniería y Obras Públicas que se celebra anualmente en colaboración con la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo en Santander.

 

Fue articulista de la agencia de prensa Colpisa desde los años setenta, con Manu Leguineche; editorialista de Diario 16 entre 1981 y 1989, editorialista y articulista del grupo Vocento desde 1989 hasta el 2021; y después de unos meses como articulista del Grupo Prensa Ibérica, es articulista del Huffington Post. También publica asiduamente en el diario mallorquín Última Hora. Ha sido colaborador del Diario de Barcelona, El País, La Vanguardia, El Periódico, Diario de Mallorca, etc. Ha participado y/o participa como analista político en TVE, RNE, Cuatro, Punto Radio, Cope, TV de Castilla-La Mancha, La Sexta, Telemadrid, etc. Ha sido director adjunto de “El Noticiero de las Ideas”, revista de pensamiento de Vocento. Ha publicado varias novelas y diversos ensayos políticos; el último de ellos, “Elogio de la Transición”, Foca/Akal, 2016.

 

Asimismo, ha publicado para la Ed. Deusto (Planeta) sendas biografías profesionales de los ingenieros de Caminos Juan Miguel Villar Mir y José Luis Manzanares. También es autor de un gran libro conmemorativo sobre el Real Madrid: “Real Madrid, C.F.: El mejor del mundo” (Edit. Global Institute).

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