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Los obispos piden presunción de inocencia con los abusos, pero lamentan que se "esconda" el aborto "bajo la alfombra"

Los obispos piden presunción de inocencia con los abusos, pero lamentan que se "esconda" el aborto "bajo la alfombra"

El presidente de la Conferencia Episcopal Española no se ha referido concretamente a la investigación que ha abierto El Vaticano al obispo de Cádiz y Ceuta. Sí ha hablado largo y tendido sobre el supuesto "trauma posaborto" que la ciencia niega o ha tenido de tiempo de calificar a las interrupciones voluntarias del embarazo como "supuesto derecho" o "inhumanidad". Ah, y lo de Franco y las cunetas.

Imagen de archivo de Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
Imagen de archivo de Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE).Gustavo Valiente/Europa Press via Getty Images

La Conferencia Episcopal Española (CEE), al menos la persona que está al mando, tiene una vara de medir cuando se trata de denunciar lo que consideran problemas 'escondidos bajo la alfombra'. En boca de su máxima autoridad, el presidente de los obispos y a su vez arzobispo de Valladolid, monseñor Luis Argüello, se ha roto una lanza por la presunción de inocencia -quizás, más bien por quien El Vaticano le ha abierto una investigación- ante la "aparición de denuncias" de abusos sexuales a menores.

El presidente de la CEE ha hecho esta defensa de la figura jurídica en el mismo acto en el que también ha hablado sobre el aborto. Aunque en este último caso no ha escatimado tanto en detalles, datos y, sorbe todo, en adjetivos. Durante su discurso inaugural de la Asamblea Plenaria de la CEE, Argüello ha lamentado que "la inhumanidad del aborto" es una cuestión que la sociedad "ha escondido completamente". ¿Dónde? "Bajo la alfombra".

En la otra cara de la moneda, Arguëllo ha sido menos concreto respecto a "lo que hemos vivido en estas últimas semanas con la aparición de denuncias de casos de abusos", pero asegurando que ello "aviva en nosotros el deseo de seguir impulsando todo esto desde el doble principio de la presunción de inocencia, que queremos respetar y que se respete para todos los ciudadanos, también para los miembros de la Iglesia, y la libertad también que existe de denunciar ante las autoridades civiles o ante la iglesia". No ha habido referencia expresa al obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza.

Destruir "un huevo de águila" vs "matar a un hijo con síndrome de Down"

Argüello, que tampoco ha dudado en tachar el aborto como un "supuesto derecho", ha cerrado filas con las tesis del Gobierno madrileño de Isabel Díaz Ayuso al lamentar que "en un mismo hospital, es posible que un grupo de médicos esté decidido a salvar a un bebé de cinco meses y medio de gestación, mientras que otro grupo de médicos mata deliberadamente a un bebé de la misma edad en la habitación de al lado". También ha dejado otros análisis jurídicos, al contraponer que se puede condenar a dos años y 15.000 euros de multa "si se destruye un huevo de águila, pero da todo el derecho a matar a un hijo con síndrome de Down hasta el final del embarazo". 

La máxima autoridad de los obispos ha mostrado su sorpresa porque una mujer quiera ejercer un derecho recogido por la ley: "Es totalmente legal". Pero también ha hablado sobre que el Gobierno de coalición progresista quiera dotarlo de un rango constitucional, modificando la carta magna, para dotarlo de mayores garantías legales. Tras reiterar la existencia del supuesto "síndrome postaborto" que la ciencia niega, ha señalado que "nada justifica acabar con la vida de un ser humano en gestación, pero un verdadero apoyo a la vida pide abordar todas las circunstancias". Eso sí, han de tenerse en cuenta las situaciones socioeconómicas de mujeres embarazadas, respecto a la vivienda o el empleo.

Pero en lugar de que aborten en estos casos, Argüello defiende la necesidad de "una mano de cercanía" para que "no duden" en reclamar ayuda ante una determinada situación problemática "tantas veces muy difícil de sobrellevar sola", y que así la salida escogida "no sea la eliminación de la vida que está en su seno". 

La Iglesia presume de colaborar para el fin del franquismo, pero dice que la ley de memoria está "contaminada por los sesgos ideológicos" 

En esa línea, el presidente de la Conferencia Episcopal también ha tenido palabras sobre la Memoria Histórica, en el contexto de la efeméride que se conmemora esta semana, el 50 aniversario de la muerte de Franco. Argüello ha echado la vista atrás, hasta la Transición Española, para hablar de una época en la que la Iglesia "colaboró decididamente para hacer posible la democracia". Si se remonta un poco más atrás, quizás solo podría hablar de ciertas partes de la Iglesia y del clero. 

De esta forma, el máximo responsable de la CEE ha pasado a hablar de Memoria Histórica. Sobre todo, de las leyes de memoria histórica, a las que 'concede' que "justamente quieren rehabilitar y honrar" a las víctimas de la dictadura y "enterrar dignamente" a aquellos que continúan en fosas comunes y cunetas. Pero también había un 'pero', el de que estas normas se han transformado, a juicio de dicho arzobispo, en un "instrumento de polarización ideológica al servicio de los intereses políticos".

Tras esta serie de afirmaciones, ha recordado que dentro de tres años lo que se conmemorará será el 50 aniversario de la Constitución española -la de 1978-. Argüello ha defendido que ese lapso sirva para la "purificación de la memoria", puesto que estaría "contaminada por los sesgos ideológicos". No, no ha concretado a la memoria de quién o de quiénes se refería. 

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Soy redactor de actualidad en El HuffPost, donde cada día realizo un seguimiento de todo lo que está pasando y marcando la jornada, con el único objetivo y árdua tarea de trasmitírselo a nuestros lectores de una forma en la que conozcan el contexto y el trasfondo más allá de un mero titular. Es decir, para que tu cuñado no pueda colártela otra vez.

 

Sobre qué temas escribo

Aunque en el día a día acabe escribiendo de cualquier cosa que suceda en el mundo, “puede que me recuerdes” de algunas temáticas que suelen quitarme el sueño con especial frecuencia. Me gusta escribir de política internacional, sobre todo cuando esta es eufemismo de atroces injusticias contra los derechos humanos o el medio ambiente, así como para acercar causas sociales que pasarían inadvertidas (la siguiente podría ser la tuya, así que escríbeme). La morriña también me devuelve en ocasiones a Galicia, sobre todo para que sus historias no se pierdan en el camino a la meseta.

 

Mi trayectoria

Antes de llegar a El HuffPost en 2021, fui periodista en La Voz de Galicia durante cinco años. En aquella etapa también pasé por los micrófonos de ‘Radio Voz’, en distintos programas radiofónicos. Y, aunque parezca poco probable, bebía más café que en la actualidad.


Soy de Ribeira, una bella localidad coruñesa que probablemente recuerdes del marisco, las páginas de sucesos o de personalidades de las que solemos presumir (tenemos a la triplista olímpica Ana Peleteiro y a una de las Tanxugueiras).


Aunque bromeo con que soy doctorado en Periodismo Gonzo, en realidad solo soy licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), pero, eso sí, tengo la orla de la misma tienda que la que se la hizo al rey Felipe VI. Aquellos años en Madrid me sirvieron para conocer la ciudad, pero también para entender que el mercado de la vivienda aún podía ir a peor. Ah, también tengo otra identidad secreta bajo la que hago rap o escribo poesía y que solo revelé en la redacción para que me dejasen entrevistar a artistas.

 


 

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