Andrés Rodríguez, director de Forbes España: "España ha tardado muchísimo en incorporarse al emprendimiento joven"
Hablamos con el también presidente de SpainMedia sobre la lista Forbes '30 Under 30', protagonizada por los 30 jóvenes, menores de 30 años, más influyentes de España: "En EEUU, es el evento de Forbes más importante del año".

Forbes se ha convertido en una de las revistas especializadas en negocios y finanzas más influyentes del mundo. Muchas de sus listas suelen copar titulares y la última tiene que ver con el talento joven más influyente del momento, la lista Forbes 30 Under 30.
Se trata de una lista que está protagonizada por 30 deportistas, emprendedores, artistas y creadores de contenido. Talentos nacionales que cuentan con algo en común, talento y tener menos de 30 años.
Este año, está encabezada por BB Trickz, Mateo Palacios (Trueno), Álex Benlloch, Bruno Casanovas, Lamine Yamal, Nil Ojeda, Jorge Martín, Nicole Wallace o Ana Peleteiro-Compaoré. Aunque entre esos nombres conocidos, destaca el de Valentina Agudelo, fundadora de 'Soy Julieta', un dispositivo impulsado con IA que combate la brecha en la detección precoz del cáncer de mama.
Será el próximo 25 de junio cuando Forbes España celebrará la segunda edición del festival en el Real Teatro de Retiro de Madrid. Antes de ello, Andrés Rodríguez, director y editor de Forbes España y presidente de SpainMedia, atiende a El HuffPost y pone en valor el trabajo de los más jóvenes.
Con la lista Forbes ‘30 Under 30’ ponéis en valor el trabajo de los 30 jóvenes más influyentes de España, ¿no?
España ha tardado muchísimo en incorporarse al emprendimiento joven. Hemos ido muy atrasados. Ha habido dos hitos importantes que nos han hecho acelerar, aunque no estamos a la altura de los países anglosajones. El primero fue la crisis del 2010, 2011 y 2012, cuando el paro era tremebundo y se incorporaba una nueva generación. Ahí se produjo un cambio sociológico.
Una de esas ideas que pueden salir en cualquier contexto, una frase de cuñadismo, era ‘fracasar está bien’. En EEUU, fracasas y está muy bien. Si en tu CV pone que has fracasado, entonces molas. España ha vivido siempre en la idea contraria. Es cierto que, en algunos sectores, se instala esa nueva generación y que no tiene trabajo. Ahí aparecen nuevos emprendedores, también con la cultura digital. De pronto, montar una startup mola, como antes molaba montar una banda de rock o ahora hacer un podcast. Ese fue un primer hito. El otro fue la pandemia. Mucho tiempo en casa, delante del portátil, poniéndole pegatinas para hacerlo canallita.
Ha cambiado todo mucho en las últimas décadas...
Desde luego que hay gente con el gen emprendedor. Muchos otros no, porque emprender es lo suficientemente difícil como para que, si no tienes el gen o no lo aprendes, no vaya bien. Pero lo que sí tenemos todos son las ganas de éxito. Algunos lo identifican con hacerse rico, otros con hacerse famoso, otros con las dos, otros con crear una idea y venderla. Antes, nuestros emprendedores no eran jóvenes, eran mayores de 40 años. En la mayoría de las veces, emprendían con dinero de la familia. Si lo hacían, eran de las familias pudientes. Todo eso ha ido cambiando en esta década. Yo como editor de Forbes me encontré que en EEUU iba todo a más velocidad. Allí, por debajo de los 30 años, hay mucha gente emprendiendo desde hace décadas y teníamos una marca muy conocida por los emprendedores españoles. Se encontraban a Forbes como referencia.
¿Cómo arrancó la idea de empezar a publicar esta lista de jóvenes en España?
Arrancamos el proyecto hace dos años, con la dificultad de encontrar emprendedores por debajo de 30 años que fueran solventes. También se instala el South Summit (plataforma global que une a emprendedores con inversores) de una manera vertiginosa y es una señal de que el sur de Europa puede tener un gran caladero de emprendedores. Los españoles somos especialmente creativos e inventivos en la formación de proyectos. Y con todo eso, decidimos ir con la lista.
El año pasado costó más, pero este año está siendo un boom y dimos también con una idea que está superbién para explicarlo, que es “el éxito se contagia”. A lo mejor no tienes un proyecto de mil millones de euros, no has emprendido nunca, pero si estás cerca de toda esta gente y de todo este ecosistema se va a contagiar la idea.
¿Cómo es el festival que celebraréis el próximo 25 de junio?
Es un festival de talento joven. No es un congreso técnico de sesiones y ponencias. Vas a pasarlo bien y hay un target. En la lista no sale nadie que tenga 31 años. Pero al festival van muchas personas que tiene más de 30 y que trabaja o quiere trabajar con esta gente. Talento y éxito van íntimamente ligados. Lo positivo es que Forbes, a nivel mundial, es una marca muy conocida. En EEUU, es el evento de Forbes más importante del año. Nosotros estamos en el año dos, tenemos más de 5.000 inscritos y hay una cosa muy chula. Al inscribirte en el festival, tienes que descargarte una app, una red social para esos dos días, y la gente conecta y queda. El festival es un paraguas, una gran carpa que acoge. No estarán todos los que son, pero ya hay un boca a boca de que, si no estás, te lo estás perdiendo.

¿Qué diferencias has notado entre el festival de EEUU y el de España?
Hay dos diferencias básicas. Es un país de 300 millones de personas en un mercado capitalista absolutamente libre, feroz y con muchos años de prueba-error. Con grandes universidades, talento mestizo, con muchos jóvenes internacionales que van a formarse y se quedan allí. En nuestro caso, somos 45 millones de habitantes. El miedo al fracaso va desapareciendo, pero es un miedo que tiene un componente cultural y religioso, en algunos casos.
De todos esos componentes, que tiene más ventajas que defectos, en el mercado anglosajón se identifica el triunfar económicamente con ser inteligente. Si allí ganas dinero eres un tipo listo. Luego tienes la obligación moral de devolver a través de la filantropía ese dinero. Aquí hay una cierta culpabilidad del éxito económico, que va desapareciendo. Todo eso son muchos años de aislamiento. Hace 20 años, un empresario venía de familias de empresarios. Ahora, no. Todo ha llevado un proceso. Estamos en el caldo de cultivo perfecto. Lo que te decía antes, decir que el éxito se contagia es genial.
Siempre se habla de la fuga de cerebros ¿Crees que España no sabe aprovechar siempre el talento joven que tenemos?
El talento se marcha cuando no le acompañan en su desarrollo. Somos uno de los mejores países de calidad de vida, pero no somos buenos en darle facilidades al talento local para que desarrolle su proyecto. No es más que probar, luego hay un montón de errores, tienes que corregirlos y a ver si sale. En EEUU, los inversores saben que tienen que probar con diez proyectos para que les salga tres. Todo tiene que ver con la preparación del talento, con que la Administración facilite o vaya facilitando que no haya trabas burocráticas. Que el problema sea que tu idea es buena, no que la Administración te frene.
Vamos muchísimo más atrás que EEUU y el festival viene a impulsar esto. Tenemos una gran ventaja, nuestra capacidad de improvisación. Los chavales pueden crear un proyecto en dos semanas. Y tenemos la pega contraria. No somos muy rigurosos, tenemos problemas de formación, de método, de organización del capital. Algunas autonomías están dando más facilidades que otras. El talento se va y también sabemos que regresa, cuando hay un momento en el que le ha ido bien la idea o le compensa más la calidad vida.
¿Cómo es poner en marcha listas de Forbes? ¿Hay mucha presión externa?
Lo que le pasa a Forbes es que tenemos una marca tan potente, que parece como la Iglesia. Cuando lo dice Forbes, es como si hablara el Vaticano. Es tremendo, pero a la vez tienes una obligación y una responsabilidad. Lo que proyectas tiene que ser muy solvente. En función de las listas, las metodologías cambian y también cambian las presiones. Para estar en la lista 30 Under 30, hay muchas peticiones de gente que quiere estar. A veces quieres estar y el jurado decide que no porque tu proyecto no tiene la potencia suficiente. También hay alguna presión de algún empresario que quiere poner a su hijo. Esto es en esta lista, pero hay otras con distintas presiones. La de la riqueza tiene otra presión. Forma parte del día a día de gestión y tampoco es nada a lo que no estemos acostumbrados.