Duerme con la plaga que le picaba sin discriminación y pasa a la acción ante el temor de perder su casa
Tres meses de dura lucha.

"Desde hace tres meses vivo con sólo unas cuantas prendas, una sábana y una funda de almohada que lavo constantemente. El resto de las cosas están selladas en bolsas de basura, esparcidas por toda la casa". Así se ha pronunciado el periodista Ionut Dulamita en un artículo en el medio rumano Panorama.ro en el que ha contado cómo fue vivir con una plaga de chinches.
Las chinches son atraídas a nuestro hogar en búsqueda de alimento y refugio, este último lo encuentran principalmente en los colchones, sofás, alfombras o grietas. La plaga prolifera en primavera y es muy molesta, ya que sus picaduras producen enrojecimiento y picor.
El periodista ha contado que acababa de regresar a Bucarest a principios de enero después de las vacaciones cuando, esa noche, notó puntos blancos moviéndose en la pared. "No les di importancia. La segunda noche aparecieron nuevamente y los sentí también en la cama. Me pellizcaban los dedos y las muñecas y, al aplastarlos, dejaban pequeños restos de sangre en el colchón. Pensé que eran pulgas", ha explicado.
"Limpié la cama a fondo, pasé la aspiradora y la trapeé. No los sentí durante dos días. Luego reaparecieron. También vi insectos más grandes. Estaban mordiendo agresivamente. Me mudé al dormitorio, pero ellos vinieron después de mí. Empecé a preocuparme. De repente, la palabra 'chinches' me vino a la mente, como una revelación. No sabía nada sobre ellos, excepto que se esconden debajo de los colchones", ha relatado.
Tras buscar en Internet, confirmó que tenía chinches. Entonces se puso manos a la obra y probó con disversos productos químicos tras leer y consultar varios portales. Sin embargo, nada funcionaba, según ha relatado. Hasta que llegó el momento de pasar a la acción y tuvo que contactar con una empresa.
"Aspiraron cuidadosamente los colchones y el sofá. Los trataron térmicamente con un soplador de aire caliente, que también utilizaron sobre el parquet. Rociaron toda la casa con una sustancia que paralizó a los insectos y eliminó los huevos de la superficie. Tuve que dejarlo actuar durante una semana, para que las chinches restantes pudieran atravesarlo y morir. Me recomendaron que simplemente que tirara la cama, la fuente de la infestación", ha agregado.
Sin embargo, tras la segunda etapa de la desinfección, antes de que comenzara la garantía, "comencé a ver chinches vivas nuevamente. Esta vez fueron sprints. Después de días de paz, cuando finalmente creía haber escapado, de repente veía a alguien corriendo por la pared y sentía que todo se había derrumbado". Confiesa que le "invadió la paranoia. Había llegado a creer que iba a perder mi casa".
Pero después de tres meses de ardua lucha, en las que la empresa de control de plagas intervino dos veces más durante el período de garantía", "todo quedó en silencio". "Desde hace más de un mes no he sentido ni visto nada sospechoso. Poco a poco retomé mi vida, pero el trauma permaneció. Aún no he abierto las bolsas y sigo monitoreándolas constantemente", ha revelado.
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