El motivo por el que siempre debes firmar los documentos con tinta azul en lugar de negra

El motivo por el que siempre debes firmar los documentos con tinta azul en lugar de negra

La explicación de esta norma no escrita tiene un sentido y se remontar a principios del siglo XX. 

Un hombre escribe en un cuaderno a bolígrafoGetty Images

La tinta azul y negra son los dos colores más populares para redactar. Mientras que el rojo se suele utilizar para resaltar alguna información o para corregir textos. Sin embargo, a la hora de firmar un contrato puede parecer que no importa firmar con uno u otro color, pero no es así. Lo mejor es hacerlo con el color azul.

¿Por qué los contratos se firman con color azul?

El origen de esta “norma” no escrita tiene mucha lógica cuando sabes cuál es. Para conocerla tenemos que remontarnos a principios del siglo XX cuando el color azul se utilizaba en las plumas estilográficas para diferenciar un documento original de una copia, ya que era el color negro el protagonista de los textos por la utilización del papel carbón.

Tras esto, la tinta azul empezó a ganar protagonismo y ser más utilizada porque era mucho más fácil de limpiar que la de color negro.

El color negro volvió a ser popular durante la Segunda Guerra Mundial ya que, los soldados estadounidenses escribían en negro los documentos que luego fotografiaban para enviar. Ese mensaje se revelaría en blanco y negro, por lo que no tenía mucho sentido escribir en azul si el destinatario final solo lo podía leer en negro. Tan arraigada quedó esa práctica en Estados Unidos que toda la documentación jurídica actualmente debe rellenarse siempre con tinta negra.

Actualmente, el azul suele ser el color elegido para firmar los contratos, sobre todo los que son de negocios. ¿El motivo? Tal y como se hacía antiguamente, para distinguir los originales de las copias. Cuando vemos una firma de color azul sabemos que ha sido hecha de puño y letra, en cambio el color negro puede suscitarnos alguna duda, como por ejemplo que haya sido añadida por ordenador.

Esta “norma”, aunque no es oficial, sí está muy extendida y es totalmente recomendable, ya que ayuda a evitar la documentación fraudulenta, falsificaciones, etc.