En EEUU alucinan con la playa surrealista de España que "tiene arena de palomitas de maíz"
Es "digna de fotografiar".

España cuenta con uno de los litorales más espectaculares a nivel internacional. Con aproximadamente 8.000 kilómetros de costa, el país se convierte en uno de los destinos favoritos por muchos turistas, que acuden dispuestos a tostarse al sol en las playas españolas.
Desde las doradas arenas de la Costa del Sol hasta las paradisíacas calas de las Baleares, el litoral español ofrece una gran variedad de playas que cautivan a todos los públicos. Aunque hay algunas que destacan sobre el resto por sus peculiares características: una de ellas es la playa del Bajo de la Burra, situada al norte de Fuerteventura.
"Seguramente has oído hablar de playas de arena blanca, playas de arena negra e incluso playas cubiertas de guijarros o rocas, pero ¿sabías que existe una playa en España con arena de aspecto a palomitas?", ha reseñado la revista estadounidense Travel + Leisure.
La playa del Bajo de la Burra, ha destacado, "se ha vuelto viral por su arena, digna de fotografiar, que a simple vista parece la icónica comida del cine, aunque sin una buena dosis de mantequilla". "Sin embargo, a diferencia de la versión comestible, estas palomitas no se deben comer. Y por mucho que quieras llevarte un poco a casa como recuerdo, es mejor dejarlas donde (y como) las encontraste", ha remarcado.
Según Turismo de Canarias, está formada por una combinación de algas calcáreas y arena blanca durante al menos 50 años. Estas formaciones también se conocen como rodolitos, que, gracias a la erosión y al sol, son porosos y relativamente duros. Los rodolitos crecen bajo el agua a un ritmo de un milímetro al año, y algunos tienen más de 4.000.
Un estudio de 2022 publicado en Frontiers in Marine Science explicó su aparición de la siguiente manera: "Los rodolitos se encuentran ampliamente distribuidos en las costas de la isla de Fuerteventura, en el archipiélago canario, siendo Lithothamnion cf. corallioides la especie más destacada. Un gran número de rodolitos acaban arrastrados a la costa, cuyos restos contribuyen a la formación de sedimentos que constituyen las playas modernas".
Los autores también añadieron que "el crecimiento, la distribución geográfica y la sostenibilidad de los rodolitos están controlados por varios factores, entre los que destacan la luz, la temperatura, la sedimentación, el régimen hidrodinámico, la existencia de barreras marinas y la abundancia de corales".
