Con el verano a la vuelta de la esquina y las altas temperaturas asomando ya en el termómetro, no falta mucho para que las batallas por hacerse con la mejor tumbona junto a la piscina o por conquistar los sitios más codiciados de la playa vuelvan a convertirse en el principal deporte veraniego de turistas y residentes por igual. Ante esta problemática, son muchos los vacacionistas que sacan su ingenio a relucir.

En las últimas semanas, las redes sociales se han llenado de vídeos sobre huéspedes de varios hoteles de Tenerife que están llevando la ‘guerra’ de las hamacas a otro nivel. Además de madrugar para conseguir el mejor sitio, algunos clientes ya no esperan a que el personal del hotel disponga las tumbonas para elegir una de ellas, sino que colocan toallas y objetos personales en el suelo desde mucho antes para marcar territorio y asegurarse un buen sitio.

Una vez “reservan” su sitio de esta forma tan casera, los huéspedes vuelven a sus habitaciones a dormir un poco más o pasean por los alrededores para hacer tiempo. Cuando las hamacas ya hayan sido colocadas por el equipo del hotel, estos “cazadores” regresan al sitio que previamente marcaron como suyo y se disponen a disfrutar así del sol y la cercanía al mar o la piscina. Aunque de momento es efectiva, esta táctica no tiene mucha validez. 

Reacciones de todo tipo

Según vídeos virales en redes sociales, existen incluso quienes acuden varias horas antes del amanecer, armados con libros o dispositivos electrónicos, para permanecer en el lugar exacto donde saben que el hotel colocará las tumbonas minutos más tarde. En ocasiones estas personas se quedan durmiendo hasta que aparece el personal de las instalaciones para colocar las hamacas correspondientes.

Esta nueva modalidad de ‘guerra de hamacas’ ha desatado todo tipo de reacciones: desde el asombro y las risas de algunos usuarios que aplauden la ingeniosa estrategia, hasta las críticas de quienes consideran esta práctica una falta de respeto que ensucia la convivencia entre huéspedes. Esta situación ha reavivado el debate sobre la ética de reservar hamacas y ha obligado a algunos hoteles a reforzar sus políticas para evitar este tipo de prácticas.

De momento la guerra de las hamacas en Tenerife no parece tener fin, es más, podría ser un pequeño adelanto de lo que sucederá este verano a escala masiva. Estas ingeniosas “batallas” han puesto en evidencia la necesidad de un protocolo más estricto en los hoteles, así como de un ejercicio de civismo y educación por parte de los turistas para disfrutar de las vacaciones sin altercados y teniendo al resto de huéspedes en consideración.