Le roban la bici que había comprado con sus ahorros para ir a la escuela y su madre lanza la súplica más sentida a los ladrones
"Confío en la buena voluntad de la gente y, sobre todo, en su afán de legalidad".

Lorenzo comenzaba con ilusión su primer año de Liceo Musical, pero, un par de días después, una bicicleta robada y trenes suprimidos pusieron a prueba su paciencia y la de su familia. Con apenas 14 años, el adolescente se levanta a las 4:30 horas, carga su mochila y se dirige a la estación de Gemona del Friuli, en la provincia de Udine para emprender un largo trayecto.
Tal y como informa Corriere del Veneto, el joven tiene que realizar tres transbordos hasta llegar a Portogruaro, en la zona de Venecia, donde el pasado 8 de septiembre comenzó el primer curso en el Liceo Musical XXV Aprile. Todo esto complicado por culpa de unos ladrones.
La alegría de empezar una nueva etapa se vio empañada a los dos días de clases, cuando descubrió que su bicicleta había desaparecido. Le dolió especialmente por lo que significaba, ya que se la había comprado él mismo con sus ahorros para poder llegar a tiempo a las conexiones de tren. En honor a las aventuras que venían, la había bautizado como la 'Sgraziella da combattimento' (bicicleta de combate).
Según contó a su madre, la dejaba atada en la carretera junto a otras. "Si me la roban, seguro que alguien los verá", le decía. Pero no fue así. Sin embargo, la mujer no se quedó de brazos cruzados y lanzó un doble llamamiento en redes sociales para ayudar a su hijo.
Por un lado, pidió ayuda para recuperar la bicicleta robada: "Confío en la buena voluntad de la gente y, sobre todo, en su afán de legalidad". Por otro, solicitó una alternativa de transporte que alivie la complicada rutina diaria de su hijo, ya que este curso circulan tres trenes menos que el año pasado, lo que añade más obstáculos al desplazamiento.
Un problema recurrente
El caso de Lorenzo no es aislado. Cada inicio de curso escolar, recuerda el medio italiano, la falta de transporte adecuado reaparece como un problema estructural en distintas zonas de Italia. Hace unos años, dos niñas de Verona, Nicole y Gioia, también tenían que levantarse a las 4:30 para viajar desde Monteforte d’Alpone hasta Legnago.
Por suerte para ellas, su odisea solo duró mes, hasta que se habilitó una parada de autobús en su municipio, evitando que dependieran de San Bonifacio y del acompañamiento de sus padres.
