Una mano oculta arroja 200.000 barriles radiactivos al océano y arranca la misión sin precedentes para dar con ellos
Décadas después de que se lanzaran al agua los últimos barriles tóxicos conocidos, un grupo interdisciplinar busca responder a todas las dudas surgidas en este tiempo.

Nadie sabe cómo, pero en el fondo del océano Atlántico permanecen más de 200.000 bidones llenos de residuos radiactivos desde hace décadas.
Qué pasó, cuándo ocurrió, qué efectos han podido causar o cómo están esos bidones tanto tiempo después son preguntas para las que se ha lanzado la investigación de varios científicos destinados a mapear con precisión la ubicación de cada uno de estos barriles.
Se trata de un grupo interdisciplinar previsto para zarpar este verano. Diferentes especialistas tomarán muestras de sedimentos de agua y fauna del área de inmersión, previa identificación de los puntos clave.
Entre 1946 y 1990, más de 200.000 bidones que contenían residuos radiactivos fueron enterrados, paso previo a ser lanzados al Atlántico. Ante las dudas que genera la impermeabilización de estos bidones, la misión dará certezas.
Lo que no se hará es recuperar los bidones. 35 años después de las últimas inmersiones, detalla la prensa francesa, nadie sabe qué impacto pudo haber tenido la liberación de estos barriles en los ecosistemas de las profundidades oceánicas, ni si todavía representan un riesgo radiológico.