Mónica, 26 años, carnicera en Finlandia: "En los meses normales cobro 4.000 euros, en los raros supera los 6.000"
Esta joven también trabaja ocasionalmente como enfermera, pero admite estar feliz con las condiciones de su "sorprendente" trabajo... "aunque no sea el que soñé".
Mónica siempre deja caras de sorpresa cuando explica a qué se dedica a sus 26 años. Esta joven finlandesa es carnicera y trabaja en un matadero, algo que "no era el trabajo de mis sueños de niña y sigue sin serlo". Sin embargo, también lo define como "fácil y bien pagado".
No en vano, Mónica asegura recibir un salario de varios miles de euros cada mes, incluyendo algunos especiales en los que cobra más. Ella cobra quincenalmente y hay meses que, con las extras, cobra hasta tres veces. "Puedo llegar a 4.000 euros brutos en un mes normal y 6.000 en uno especial", explica a la prensa finlandesa.
Eso se traduce en unos ingresos netos de 2.600-3.000 "en un mes normal", que se irían a más de 4.000 en uno de los de triple paga y dependiendo de qué turno ocupe y las horas extras que le toque hacer.
La joven de 26 años reconoce que "mucha gente se queda muy confundida cuando les digo a qué me dedico y confiesan que nunca lo hubieran imaginado". "Tal vez no encajo en el estereotipo de trabajador de matadero. Incluso en la promoción, digo que esto es solo un trabajo secundario, que mi trabajo principal es el de carnicero. Al fin y al cabo, son dos trabajos muy diferentes", añade.
Mónica aleja su trabajo de cualquier polémica sobre el consumo de carne y llega a admitir que ella no come carne roja, pero es algo que viene de mucho antes. "Desde la escuela primaria", detalla y recuerda que también se olvidó del pollo hace cinco años. ¿El motivo? "Simplemente, lo comía tanto que me empezó a doler la garganta".
Si le preguntan lo mejor de su trabajo, lo tiene claro. "El buen sueldo, los fines de semana libres y un buen equipo", responde, con el añadido de que le gusta el día a día de su oficio y "el hecho de que el trabajo se quede en el trabajo".
Por contra, "lo más difícil es sin duda el frío, porque en la sala de montaje solo hay seis grados centígrados. No sé si es porque no sé vestirme adecuadamente o qué", bromea.
Además de sus quehaceres cárnicos, Mónica suma ocasionalmente otra ganancia como enfermera comunitaria, en turnos sueltos. Habla de entre 500 y 700 euros netos "por un trabajo de dos días durante un fin de semana". Y aún hay más, porque tiene dos inmuebles alquilados, que le reportan otros 1.000 euros al mes, si bien reconoce que esa cantidad se le va prácticamente en pagar la hipoteca y otros gastos de las casas.
Todo ello le permite "hacer lo que quiero, como viajar".