Ni preservativos ni pastillas: una farmacéutica revela los productos que más se roban en las farmacias
"Roban mucho porque son muy caras".

A veces, el precio de ciertos medicamentos o productos de farmacia puede parecer un auténtico atraco a la hora de pagarlos. Un simple bote de crema o un medicamento de venta libre puede costar más de lo que uno imagina. Sin embargo, en la mayoría de los casos no queda más remedio que pagarlo, ya que se trata de artículos necesarios para el cuidado de la salud o el bienestar diario.
Un claro ejemplo de esto es lo que ocurrió en la pandemia de la COVID-19, que los precios llegaron a dispararse hasta niveles insospechados. Concretamente en el caso de las mascarillas pasaron de costar 25 céntimos a 8 euros por unidad, según publicó El País.
Muchos productos de farmacia, por muy necesarios que sean no se libran de la ley de la oferta y la demanda, que es la que dicta los precios, entre otros. Sin embargo, hay quienes deciden saltarse por completo las reglas y “ahorrarse” el pago de los productos de la peor manera posible.
La experiencia de los profesionales
El youtuber Fortfast, conocido por recopilar anécdotas de distintos profesionales, publicó un vídeo en el que los farmacéuticos son los protagonistas. En esta ocasión, el creador de contenido invitó a varios trabajadores del sector a contar las situaciones más surrealistas que viven tras el mostrador de una farmacia.
Entre historias graciosas, clientes despistados y peticiones extrañas, surgió una confesión que dejó a muchos con la boca abierta: los productos más robados en las farmacias no son ni preservativos ni pastillas, sino otros mucho más sorprendentes.
Según contó una farmacéutica entrevistada, lo que más se roba son las cremas corporales, el pegamento para dentaduras postizas y los lubricantes vaginales. Aunque pueda parecer una broma, una de las profesionales entrevistadas en el vídeo asegura que “roban mucho las pastas de pegar los dientes porque son muy caras —10 euros el tubo—”, explica una de las profesionales entrevistadas en el vídeo.
El vídeo también recoge otras anécdotas tan insólitas como poco agradables. La farmacéutica relató el día en que un anciano entró en la farmacia con sus propias heces en una bolsa, preguntando si podía tratarse de ladillas.
Trabajar de cara al público
Estos relatos muestran la paciencia que deben los farmacéuticos ante situaciones embarazosas o incluso desagradables. Entre humor y sorpresa, el vídeo demuestra que trabajar en una farmacia puede ser mucho más impredecible de lo que parece. Y, al parecer, algunos clientes están dispuestos a todo ––incluso a robar pegamento dental––con tal de no pasar por caja.
