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Queja de los pescadores gallegos por un delfín peculiar que persigue a los humanos: "Que se lo lleven"

Queja de los pescadores gallegos por un delfín peculiar que persigue a los humanos: "Que se lo lleven"

"Cuando está Manoliño no se hace un pesiño".

Un delfín nadandoGetty Images

Desde 2019, cuando comenzaron a verse en Galicia los primeros indicios de un delfín juguetón apodado cariñosamente como 'Manoliño', este animal no ha dejado de captar la atención de propios y extraños. Sin embargo, para algunos trabajadores del mar, como los mariscadores de Ferrolterra, su presencia se ha convertido en un obstáculo. Juanjo Íñiguez, mariscador en la ría de Ferrol, representa el lado menos amable del fenómeno: según relata, los encuentros con este curioso cetáceo han motivado en más de una ocasión que tenga que abandonar su jornada laboral a media mañana.

Íñiguez recurre a una expresión ya habitual entre el gremio: "cuando está Manoliño no se hace un pesiño", para ilustrar el impacto económico de su aparición. En sus redes sociales ha llegado incluso a pedir soluciones: "Que se lo lleven. Yo a las nueve me tengo que ir para mi casa sin ganar un duro". Pese a sus peticiones, admite que poco puede hacer más allá de resignarse y esperar que la situación no se repita con demasiada frecuencia. Según indica, el delfín interfiere activamente en las maniobras de pesca, tocando las embarcaciones e intentando jugar con los marineros.

Manoliño ha sido visto a lo largo de estos seis años en diferentes puntos de la costa norte gallega, como Sada, la ría de Muros-Noia y la propia ría de Ferrol. Sus apariciones no siempre han estado ligadas a problemas: muchas de ellas han generado momentos virales, como el vivido hace un mes por los hermanos Daniel y Martín Bouzas, quienes practicaban buceo cerca de Mugardos cuando el cetáceo se les acercó de manera inesperada.

Daniel, responsable de la cuenta @robaloatlantico en redes sociales, relató la experiencia como un momento impactante: un "sonido estridente" empezó a escucharse, seguido de un "fuerte aleteo" que lo dejó "sin aliento" mientras una "inmensa sombra" lo rodeaba. Tras unos instantes de incertidumbre, ambos se dejaron llevar por la emoción del encuentro y decidieron simplemente disfrutar.

Lejos de la timidez, Manoliño suele interactuar sin reparos con personas que practican deportes acuáticos como el kayak o incluso con bañistas. Busca afecto, explican desde la Cemma (Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos), porque se trata de un ejemplar que fue apartado de su grupo original, aunque, por su juventud, aún podría integrarse en otra manada.

Desde esta entidad recuerdan que, pese al carisma del animal, no es recomendable interactuar directamente con él ni ofrecerle comida, para garantizar su bienestar y el de quienes se lo encuentran en el mar.