Sara García: "Me aterra ver que algo que lleva décadas construir como la igualdad se puede destruir tan rápido"
La primera mujer astronauta de la historia de España lanza 'Órbitas', su primer libro, días después de volver a su laboratorio después de estar formándose en el Centro Europeo de Astronautas.

Su nombre, su rostro y su característico tono pelirrojo ya son historia de la ciencia y de la investigación española: Sara García Alonso (León, 1989), bióloga molecular del CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas), fue nombrada en noviembre de 2022 miembro de la reserva de la ESA (Agencia Espacial Europea), convirtiéndose en la primera mujer española en conseguirlo.
Ella, junto al también leonés Pablo Álvarez, había sido seleccionada como una de las 17 elegidas en la promoción del 2022 de las más de 22.500 candidaturas de toda Europa que la ESA había recibido en junio del 2021. Ese día, el que se lo anunciaron, cambió su vida. Desde entonces, esa chica de León, que recuerda su adolescencia como el de una niña tímida e introvertida, no ha dejado de dar charlas, entrevistas e inspirar a estudiantes y futuras científicas que tienen en García la referente que ella nunca tuvo.
Ahora, para seguir ampliando una biografía ya única, ha lanzado su primer libro, Órbitas (Ediciones B), que ha escrito mientras compagina la formación de astronauta con su día a día en el laboratorio en el que trabaja y que es, tal y como cuenta en una entrevista con El HuffPost, un proyecto que comenzó en su adolescencia.
Todo ello, lo ha hecho al ritmo de la música, de mucha música, y soñando con que algún día sea la que se embarque en una misión espacial porque, como dice Pink Floyd en su canción The great gig in the sky, ella quiere ser la protagonista de ese "gran concierto en el cielo".
¿Qué quiere mostrar Sara García Alonso con su libro y con estas seis órbitas ?
Que salga ahora ha sido por un tema de plazos. El proyecto de escribir un libro lleva en mi cabeza desde que tenía 15 años, solo que el contenido durante todo este tiempo se ha ido modificando respecto a la idea primigenia, pero la idea viene de ahí. Entonces, en cuanto terminó el proceso de selección decidí que quería convertir en realidad ese proyecto y me puse a escribir en serio. Me ha llevado dos años escribirlo, dudé si publicarlo o no, pero al final decidí contar esta historia, que son seis órbitas un poco independientes.
En ellas va a encontrar distintas trayectorias, caminos y aventuras que yo he ido experimentando a lo largo de mi vida, pero siempre motivadas por un mismo eje central, por una misma fuerza que es esa curiosidad, esas ganas de explorar, de plantearte preguntas, de probar un poco nuestros límites. Y son seis momentos independientes, contados también de una manera ligeramente distinta, pero que para mí han significado algo. No es tanto mi biografía ni mis memorias, porque considero que soy demasiado joven para escribir unas memorias, sino cosas de las que yo he sacado lecciones valiosas que a mí me han servido.
Te defines en todo momento como una chica tímida que buscaba pasar desapercibida y ahora eres la primera astronauta de la historia de España con toda la exposición que eso conlleva. ¿Ha sido complicado ese proceso mental?
Sí, es algo en lo que he tenido que trabajar mucho, especialmente en esta parte de la timidez patológica. Sigo siendo una persona introvertida, sigo prefiriendo pasar tiempo conmigo misma, pero ahora he aprendido a disfrutar de estar en entornos sociales. Esa ansiedad social y esa timidez ha desaparecido a base de que con los años también vas ganando madurez, experiencia, confianza y ya tienes menos miedo a hacer el ridículo. Luego es verdad que un punto de inflexión que ha marcado un antes y un después fue cuando nos nombraron a Pablo y a mí astronautas de la Agencia Espacial Europea porque eso es como soltarte al circo romano y sobrevivir, no te queda otro remedio.
Yo sabía que esto iba con el cargo de astronauta. Al final vas a tener que dar conferencias, lidiar con todo tipo de personas desde gobiernos hasta estudiantes, universitarios o medios de comunicación. Es algo que te va a requerir. Yo tengo una ventaja y es que soy muy profesional, entonces cuando tengo que hacer un trabajo porque forma parte de las tareas que me han encargado intento hacerlo lo mejor que puedo. Cuando yo como miembro de la reserva astronautas de la ESA tengo que hablar con medios de comunicación, dar entrevistas o dar conferencias, le digo a mi cerebro que aquí la timidez no entra en juego y que no puedo permitírtelo porque ahora estoy trabajando, representando a mi país, a la agencia y tengo que dar una serie de valores y eso está por encima de tus miedos y de tus inseguridades. Eso me permite lidiar con ello, supongo que es un mecanismo de defensa.
¿Con quién es más difícil lidiar: gobiernos, estudiantes, periodistas, etc?
Al final cada sector tiene sus dificultades y yo creo que la clave para entenderte con todo el mundo es la empatía y comprender, por ejemplo, cuál es el nivel de conocimiento técnico, el lenguaje apropiado a utilizar con según que sectores y adaptarte tú a ellos. No hay que pretender que la gente hable tu misma lengua ni entienda lo que tú tienes en tu cabeza, sino hay que darles el contexto y adaptar la conversación y los mensajes en función de tu interlocutor y eso se hace con un gran ejercicio de empatía. Si tienes eso presente, es relativamente sencillo lidiar con todos, aunque obviamente siempre hueso duro de roer.
¿Esta fama te ha robado privacidad? ¿Te piden fotos por la calle, en un bar o en un concierto?
Sí, pero por una parte si sabía que esto podía pasar cuando tomé la decisión de aceptar el trabajo, es algo que va inherente.
¿Pero te esperabas tanto? Desde fuera la sensación es que tienes mucha más presencia que Pablo.
No, ni mucho menos me esperaba todo esto, pero también es verdad que Pablo no está aquí. Si estuviera en España la cosa sería diferente, pero él está formándose en el extranjero, entonces supongo que por eso también tiene menos visibilidad, pero no me imaginaba este impacto. Al mismo tiempo es extraño porque hay momentos en los que yo me siento que estoy completamente en mi intimidad, estoy tomando algo con mis amigos o estoy en el cine y es como que en ese momento mentalmente sigo siendo la misma Sara de siempre, pienso que nadie me conoce y que todavía mantengo ese anonimato.
Cuando alguien me pide un selfie me sigo sorprendiendo a día de hoy, pero es verdad que la gente en más del 95% de los casos es muy respetuosa y muy amable y eso me ha facilitado mucho el lidiar con esta pérdida del anonimato.
¿Te hace ilusión que te venga una niña o un niño pequeño y te diga que eres su referente o que se fija en ti? Igual que jugadoras como Alexia Putellas, tú te has convertido en esa referente femenina que antes no existía.
Sí, sí, me hace muchísima ilusión. Yo nunca pensé que me convertiría en un referente, de hecho, nunca utilizo esa palabra hasta que la gente empezó a decirme que era un referente y dices madre mía, vaya responsabilidad que tengo ahora mismo sobre mis hombros. Es algo bonito que tengan esos ejemplos, sobre todo si eso les sirve para atreverse a dar ese paso porque, a lo mejor antes, no veías a ningún ejemplo como mujeres astronautas, científicas, futbolistas, etc con las que te pudieras identificar porque de alguna manera sean personas normales, con sus hobbies, sus defectos y sus vulnerabilidades como todas los demás.
Si tú ves a alguien que le consideras cercano y dices 'si esa mujer lo ha conseguido, por qué no voy a poder conseguirlo yo'. Si le sirve a alguna niña mi caso, es un tremendo orgullo y es algo que me parece interesante que existan estos ejemplos de futbolistas, astronautas, científicas, empresarias, etc.
¿Tú tuviste alguna cuando eras pequeña?
No, en mi caso de las mujeres y las grandes mujeres científicas de las que me hablaban y que admiro era, por ejemplo, Marie Curie y, sinceramente, no sé ni por dónde empezar a ser Marie Curie.
Mis referentes, que sí que las hubo, fueron mujeres o investigadoras, compañeras de la carrera, que hacían grandes cosas y que habían tenido grandes logros científicos aunque no saliesen en los periódicos. Esas mujeres a mí me inspiraron en el sentido de que esta esta mujer no es tan diferente a mí, hemos estudiado en la misma universidad, tiene una edad parecida y si ella lo ha conseguido por qué no lo iba a conseguir yo. Eso fue lo que a mí me animó a atreverme a dar ciertos pasos que al final han marcado mi trayectoria profesional y, por eso sí que creo que es importante que haya referentes y darles ejemplos a las próximas generaciones.
Volviendo al presente, has estado este 2024 en el Centro Europeo de Astronautas, en Colonia (Alemania), ¿qué tal esa experiencia?
La formación que estamos recibiendo los reservistas, que es una decisión que se ha tomado recientemente por los Estados miembros de la Agencia Espacial Europea ahora que ya han terminado con los astronautas de carrera y pueden hacerse cargo de nosotros, está siendo tremendamente instructiva intensa y gratificante. Estamos compatibilizando nuestros trabajos actuales, porque yo no tengo un contrato con la Agencia Espacial Europea, únicamente con mi centro de investigación en el CNIO, y entonces, para poder compatibilizar todo eso nos lo han dividido en bloques de dos meses y durante ese tiempo me pido una suspensión de empleo y me voy a entrenar.
Este primer bloque ha tenido lugar en 2024, el siguiente será en 2025 después de verano y el siguiente en 2026. Con estos entrenamientos lo que estamos es recibiendo es un poco la misma instrucción formación básica que reciben los estudiantes de carrera, que es una formación teórica en física, biología, astrobiología, radiación, ingeniería y otra más práctica sobre sistemas de la ISS, buceo para posibles caminatas espaciales o factores humanos como aprender a trabajar en equipo y resolver todo tipo de problemas y contingencias.
Hay también entrenamiento físico tanto teórico como práctico en el gimnasio, muchas horas de gimnasio, lo cual me encanta que parte de mi de mis obligaciones sea ir a entrenar, cosa que hago de normal, y también tenemos entrenamientos de supervivencia, la última parte del entrenamiento fue en Pirineos, un entrenamiento de supervivencia en frío, y este año tendremos la parte de supervivencia en el océano, en el agua. Esto tiene una explicación y es que cuando vuelves de una misión espacial, si la reentrada de la nave espacial a través de la atmósfera es descontrolada, una entrada balística que se llama, puedes aterrizar o amerizaje en cualquier parte del globo y hasta que los equipos de rescate den contigo, tienes que apañarte y ser capaz de sobrevivir. Y también este año se espera que participemos en un vuelo parabólico. Entonces, como comprenderás, estoy encantadísima.
Deduzco que no llegas a casa por la noche cansada y con ganas de cambiar de profesión.
No, no. Para una persona inquieta, exploradora, curiosa y que le encanta aprender es muy estimulante. Es verdad que también es intenso porque todo esto es nuevo para mí, yo llevo 12 años especializándome en un ámbito que es la investigación oncológica y ahí me siento en mi elemento, controlo la situación y tengo el conocimiento teórico y técnico para ser una buena profesional y desenvolverme, pero aquí es como volver al cole siendo un poco patosa y sin saber ni por dónde empezar.
Al hilo de ese entrenamiento en Pirineos, hace poco subiste una foto cavando tu propia tumba para pasar una noche a menos 15 grados, ¿hacer cosas como esta te lleva a pensar en la muerte?
No es algo en lo que piense. No, no tengo miedo a la muerte porque es algo frente a lo que probablemente no pueda hacer nada. Por hilarlo con el entrenamiento de supervivencia, sí que hay ciertos procedimientos y estrategias que te ayudan a sobrevivir en situaciones límites, pero en general no es algo en lo que piense.
¿Pero la realidad es que en esas situaciones tienes más probabilidades de que pueda ocurrir un suceso trágico, no?
Las probabilidades de que yo no sobreviva no son más altas que caminando un día por la ciudad. El riesgo es intrínseco a todos los trabajos y nadie está libre de un accidente laboral que acabe mal, de un accidente doméstico o de un atropello por la calle. Cualquier cosa puede ocurrir, pero como generalmente escapa a nuestro control y son factores que no podemos hacer nada al respecto, es algo en lo que no pienso yo.
¿Y cuál es el mayor miedo de un astronauta?
Probablemente, no estar a la altura de la misión, porque al final cuando se te asigna una misión científica, y en mi caso sería muy científica y centrada en investigación oncológica, hay decenas de miles de profesionales detrás de esa misión. Hay ingenieros, controladores de vuelo, médicos o científicos que llevan a lo mejor diez años trabajando en una línea de investigación para que tú como astronauta la lleves al espacio y hagas los experimentos que ellos han diseñado. Hay Gobiernos que han patrocinado esa misión y muchos actores, pero la cara visible eres tú, el que tiene que llevar a término esa misión y conseguir que los experimentos salgan y que haya resultados que sean valiosos para avanzar en el conocimiento eres tú, así que el miedo de no dar la talla probablemente sea el mayor y el que compartimos todos los astronautas.
¿Y es el mismo miedo que el de una investigadora contra el cáncer?
También va un poco parecido. Lo único que en investigación al final es un terreno más sencillo y lo que hacemos los investigadores es añadir ladrillos a ese muro de conocimiento. Todos soñamos con hacer un descubrimiento que marque la diferencia, pero somos conscientes de que al final es el trabajo conjunto de todos los investigadores lo que marcará la diferencia y pocas veces ocurre algo que sea tan trascendental.
Por eso, si me preguntas por el miedo a no conseguir que mi investigación vaya a término no es algo que me preocupe porque sé que habré aportado y eso es suficiente, en cierto sentido.
Ahora has anunciado que has vuelto al laboratorio, ¿cómo ha sido ese cambio de pasar de estar a mil pulsaciones durmiendo a menos 15 en el Pirineo a estar mucho más tranquila en un laboratorio?
Casi se agradece el trabajo de oficina después de estos dos meses (se ríe). Está bien también tener estos impases dentro de tu rutina habitual porque hace la vida muy interesante, pero al mismo tiempo me encanta mi trabajo y tengo un equipo de investigación del que estoy tremendamente orgullosa, que sigue adelante y con el que nunca desconecté, porque, aunque yo me pedí una suspensión de empleo y sueldo durante esos dos meses, tengo a tres estudiantes de doctorado a mi cargo y ellos no abandonan sus tesis porque su directora se vaya a entrenar a Colonia.
A las horas de las comidas muchas veces tenía videoconferencias con ellos para ir discutiendo los resultados y hablando de los siguientes pasos a dar, digamos que nunca he dejado el laboratorio.
Y si miras al futuro, ¿qué sueña Sara para los próximos cinco años?
Un sueño que sería ideal y que ojalá se cumpla de aquí a cinco años es combinar un poco ambas cosas. Que haya la oportunidad de de una misión espacial, que en mi caso sería de corta duración. La que Pablo tendrá antes de 2030, que desmantelan la Estación Espacial Internacional, será de seis meses, pero cabe la posibilidad de que tenga una propia de manera complementaria, que no sustituta porque no estoy en el banquillo esperando a que Pablo falle ni muchísimo menos.
Yo podría tener una misión de 15 días patrocinada por el Ministerio de Ciencia a través de la Agencia Espacial Española con proyectos y experimentos generalmente sacados de distintos centros de investigación de nuestro país. Sería de unos 15 ó 20 días y probablemente estaría centrada también en ámbitos de biomedicina e investigación oncológica. Si pudiera hacer esa investigación en el espacio y además contribuir a la ciencia de nuestro país sería ya un sueño cumplido.
Si coincidís los dos ahí arriba a 400 km de la Tierra os haríais el mejor selfie de la historia de España.
Hombre, imagina. Si coincidimos allí ni te cuento. Eso sí que sería un hito histórico que coincidamos y cabe la posibilidad realmente de que coincidamos los dos allí.

Mencionas que el porcentaje de que salieran dos leoneses astronauta es de un 0, y muchos ceros, ¿recuerdas cuántos eran?
Uff, es que no se puede calcular de manera tan exacta porque ni siquiera sabíamos los que llegasen al final, que suelen ser un grupo muy, muy, muy reducido, ¿cuántos españoles van a llegar? Y si llegan como tiene que haber un reparto entre los estados miembros, ¿van a salir dos españoles? ¿Y cuántas posibilidades hay que esos españoles vengan de León? Es que estadísticamente era tan, tan improbable.
Este verano fui a verle a Houston porque él ha estado en 2024, desde primavera hasta noviembre en Houston, en la NASA, entrenándose. En agosto fui a visitarle y a ver la piscina, la NASA y estábamos en la zona del museo de la NASA.Va de tour como dos turistas más y me dijo que íbamos a ver la Estación Espacial Internacional. Ahí le miré y le dije si era consciente de que puede que en algún momento me dijera esto en serio. Nos echamos a reír de es que estamos aquí como dos turistas con la gorrita visitando la NASA y me has dicho 'vamos a la sección de la Estación Espacial Internacional' y cabe la posibilidad de que tú y yo en algún momento estemos en la Estación Espacial Internacional juntos. Sería maravilloso y ojalá ocurra.
También hablas del bullying y del aspecto físico, así como hablas del sobrepeso que tuviste de adolescente en la órbita 3, ¿qué les diría desde la experiencia a esos niños que lo sufren hoy en día?
Que lo compartan, que no se lo guarden todo para ellas solas. Creo que cuando somos pequeños piensas que tus circunstancias, tu dolor, tu vergüenza, tu inseguridad solo te ocurra a ti y en realidad es muy habitua,l por el propio desarrollo biológico que tenemos los seres humanos y el cóctel hormonal que estamos viviendo durante la preadolescencia y la adolescencia, donde todo eso magnifica, que otras personas están sufriendo y están siendo insultadas o agredidas físicamente. Hablar de eso y no guardárselo de tal manera que esa herida se pueda enquistar me parece la mejor aproximación, ya sea con tus amigas, con tus amigos, con tus padres, con algún familiar, con algún educador. Les diría eso, que no se lo guarden y que se darán cuenta de que no están solas y que hay mucha gente sufriendo lo mismo.
¿Las redes sociales juegan a favor o en contra de terminar con estas actitudes?
Totalmente, no tiendo a posicionarme en esto porque creo que a todas las herramientas y a toda la tecnología se le puede sacar un lado bueno y un lado malo. Es igual que ahora el discurso del uso de las pantallas entre los más pequeños, que claro que puede ser muy perjudicial para los niños, pero al mismo tiempo se le puede hacer un uso muy interesante. Con el tema de las redes sociales es igual, está bien que la gente tenga esa ventana al mundo donde encontrar no tu nicho, pero sí otras personas que compartan tus intereses, tus miedos, tus preocupaciones porque al final te conecta con el resto del mundo, pero al mismo tiempo tiene ese lado bueno y tiene ese lado malo de que si te están bombardeando con filtros que ni siquiera representa una realidad y te están metiendo por los ojos un falso canon de belleza y unos estándares que tú tienes que que cumplir va a menguar tu confianza.
Sí que tiene este doble rasero. Puedes encontrar la normalidad porque hay mucha más gente que que forma parte del común de los mortales y al mismo tiempo genera esa presión. Si lo piensas, cuando yo era preadolescente o adolescente, no estaban estas redes sociales, pero al final esos cánones de belleza imposibles también existían con las revistas. Se ponía de moda ser ultradelgada y todas las portadas de la revista y de la Superpop eran de chicas ultradelgadas y tú creías que tenías que estar así para ser la chica de moda. Esa presión por el físico siempre ha estado.
Igual que pienso que las redes sociales ahora sí que pueden ser un problema también en otros ámbitos, siento que se está normalizando mucho la variedad y la diversidad de de estéticas y de tamaños y que no hay problema, y quiero agarrarme más esa otra parte de que con los años y con las generaciones se empieza a normalizar más y a romper un poco esos cánones.
En la órbita 4 acabas diciendo que "mi forma de ver el mundo es mi forma de ver el mundo, no la forma en la que el mundo es". Tú que te mueves mucho por universidades, ¿notas que los jóvenes cada vez tienden más a querer gustar al resto aunque eso les lleve a no ser ellos mismos?
Sí, también tiene mucho que ver con encajar en lo que parece que se espera de nosotros. En realidad, este libro va justo de todo lo contrario. Soy una persona que que se cuestiona el por qué hace las cosas e intenta tomar sus propias decisiones y no hacer las cosas por lo que se espera de ella o por lo que dicta los convencionalismos o la sociedad que me rodea. Quiero ser dueña de de mi propio destino en cierto sentido y es lo que digo al final de la órbita 1, que yo lo de mayor quiero ser libre y quiero poder tomar mis propias decisiones. Al final esa presión por encajar la hemos tenido siempre y puede que mucha gente sí que lo haga, pero esa frase para mí resume el libro y mi forma de ver las cosas.

Al final, tendemos a pensar que la realidad es tal y como la vemos a través de nuestros ojos y nuestra realidad. Nuestra visión del mundo está condicionada por nuestro lugar de origen, por nuestro sexo, por nuestro país, por nuestras condiciones, por nuestro color de piel y por absolutamente todo, pero esa es nuestra realidad. La realidad de una persona nacida en la otra punta del mundo o en otra generación probablemente sea diferente ¿Cuál es la realidad correcta? Probablemente no exista, pero por eso hay que ser conscientes y hay que entender el lenguaje de cada persona y sus circunstancias y adaptarnos un poco a un entendimiento global.
Hablando de la situación de la ciencia en España, cada vez se habla más, pero las condiciones prácticamente no mejoran y sigue habiendo mucha precariedad, ¿has perdido la esperanza de que esto cambie?
Está cambiando la inversión, es verdad que la inversión está subiendo y el Gobierno está apostando bastante fuerte por invertir en I+D+I porque hay que ser conscientes de que los países más desarrollados no son los que más invierten en ciencia, sino que se han convertido en los más desarrollados porque son los que más invirtieron en su día. La ciencia es la base del futuro, del desarrollo y de la sostenibilidad de los países y hay que invertir en ciencia y tecnología. En España la ciencia ha estado muy maltratada y los recortes que se hicieron fueron tan drásticos que la dejaron pendiente de un hilo, entonces ahora volver a unos niveles más o menos aceptables implica invertir mucho y para llegar a un 2% del PIB o a la situación que pueden tener otros países todavía va a haber que incrementar esa inversión, pero estamos yendo en esa senda.
¿Tú eres partidaria de esas colaboraciones público-privadas que está habiendo, por ejemplo, en todo lo relacionado con el new space?
Yo suelo defender tanto en ciencia, en investigación básica como la que yo me dedico y por supuesto en el sector aeroespacial la colaboración público-privada. Creo que es clave y más a día de hoy porque las empresas sustentan los países y los gobiernos. La capacidad de la velocidad a la que pueden desarrollar tecnología las empresas privadas es muy superior a la que pueden llevar a cabo las empresas públicas, así que yo creo que debería haber un entendimiento entre las dos. La empresa pública debería ser un poco la que la que regule, la que dicte las normas y la que se beneficie de esos desarrollos tecnológicos que hacen las empresas privadas con su propio ánimo de lucro. Esa tecnología puede ser luego adoptada de una manera más rápida y más económica para los países por las empresas públicas.
Al final, aunque la NASA en Estados Unidos y la ESA en Europa regule las misiones a la ISS, la realidad es que los lanzadores que se utilizan son todos Space X y, precisamente, que esos lanzadores ahora sean reutilizables ha permitido aumentar el número de misiones y, por tanto, el número de experimentos científicos y el avance en el conocimiento. Dicho lo cual, las empresas tienen sus propios intereses y, por eso, es muy importante que haya una regulación detrás, que no haya monopolios y que no se permita el todo vale. Llegar a eso es muy complejo, lamentablemente.
Si se dan esos avances en el mundo de la ciencia, tanto en el sector aeroespacial como en la lucha contra el cáncer, ¿qué va a llegar antes: una cura contra el cáncer o un humano a Marte?
(Se ríe) Cómo os gusta a los periodistas pedirnos que miremos en nuestra bola de cristal jaja. Es muy difícil de de predecir porque de entrada hablamos de la cura contra el cáncer y eso es algo en lo que yo siempre matizo. Metemos bajo el mismo paraguas más de 200 enfermedades distintas y encontrar el nexo común y ese punto débil es complejo.
Llegaremos a un punto de medicina personalizada en el que muchas de estas enfermedades que tienen la palabra cáncer se puedan tratar porque se haya diagnosticado de manera precoz y se pueda extirpar el tumor primario, de tal manera que el paciente se cura porque haya una mejor gestión o medicinas más precisas para cada caso particular. Creo que no estamos cerca de curar el cáncer, pero sí que vamos en la senda para que los pacientes en 2040 estén mejor y la tasa de supervivencia global en general sea cada vez más cercana al 100%.
Respecto a la parte de Marte, de entrada, hay que desarrollar toda la tecnología para hacer misiones sostenibles y sostenidas a la Luna como bases lunares o repostaje en órbita. Cuando todo eso sea una realidad y se pueda hacer de forma segura, solucionando ciertos problemas acerca de la biología humana como cómo vamos a lidiar con la radiación, con la microgravedad y cómo vamos a hacer soporte vital para misiones tan largas, cuando todo eso se haya establecido y asentado, podremos hablar de ir a Marte, pero de momento no es una realidad.
Vamos que no te crees lo que dijo Trump de ir a Marte en esta legislatura.
Lo veo bastante inverosímil, la verdad.
Hablando también de Trump y su discurso el día de su investidura, siempre has defendido en charlas, entrevistas y en cualquier tipo de intervención que haces que hay que mirar todo desde un prisma feminista y de igualdad. Ahora, en cambio, cada vez está viendo un mayor aumento de de este tipo de ideologías ultras tanto en España como fuera, ¿tienes miedo de de que todo lo que habéis conseguido y que en cuestión de diez años ya vuelva a ser como un mundo de hombres?
Sí, sin paños calientes. Y es algo, es algo que me asusta porque considero que los cambios de calado llevan mucho tiempo, mucho trabajo y muchas generaciones en implantarse. Que el feminismo y la igualdad entre hombres y mujeres sea una realidad donde ya no se hable de que se le dio este premio por ser mujer, por ejemplo, y que eso ya sea la normalidad implica a varias generaciones y ver que algo que lleva décadas construir se puede destruir de una manera tan rápida en tan pocos años, me aterra.
El ser humano siempre debería ir en la senda de la inclusión, de la igualdad entre seres humanos, ya no solo entre hombres y mujeres, sino entre seres humanos. Todos habitamos este planeta y no hay rangos para mí. Creo que lo que dicta a un ser humano y su valía es su calidad como ser humano y no su país de origen, su color de piel, sus preferencias sexuales o su sexo. Entonces me da miedo que que después de luchar tanto porque el mundo sea cada vez más inclusivo se pueda romper de la noche a la mañana.
En los últimos días se ha abierto otro debate respecto al terraplanismo. Pablo contó en La Revuelta que recibe mensajes en sus redes sociales, ¿tú también?
Algunos sí, tengo en el correo un par de ellos que van directamente a spam y que me tiene un poco frita con el terraplanismo. Yo creo que mis mayores haters en X son terraplanistas, pero recibo pocos mensajes comparado con él. Probablemente donde más recibo sea en algún post mío en el que haya hablado de del espacio del universo, ahí sí que suelo tener comentarios de algún terraplanista poniéndolo en cuestión y llamándome actriznauta.
En este ejercicio de empatía del que ha hablado antes intento ponerme en su piel de por qué al final elegimos las las respuestas simples, las que podemos entender, en lugar de la evidencia científica. Es verdad que entender todas las ecuaciones físicas, matemáticas y el por qué las cosas son como decimos que son para muchas personas es complejo. Si no tienes esa formación es muy difícil incluso para mí. El problema viene cuando no entiendes algo y decides rechazar todo el método científico y te vas a la explicación simplista que de alguna manera confirma tu sesgo. ¿Por qué ocurre eso y cada vez más? También es una de las cosas que más me preocupa, pero a lo mejor en lugar de denostar a las personas que son terraplanistas, hay que entender por qué piensan así, eligen la conspiración y rechazan la ciencia que hay detrás de todo esto y qué se puede hacer para revertirlo.
¿Cada vez hay más terraplanistas?
Mi percepción es que cada vez la verdad es más opinable y los hechos y las opiniones se están empezando a entremezclar de una manera que es preocupante. Con este bombardeo de información te viene un tsunami de datos y puede llegar a resultar difícil discernir cuál es cierto, cuál es engañoso y cuál es directamente una falacia.