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Un diminuto insecto destruye la vida de una joven para siempre: "Estaba infectada y no le presté atención"

Un diminuto insecto destruye la vida de una joven para siempre: "Estaba infectada y no le presté atención"

Su situación es límite.

Garrapata en un dedo humanoGetty Images

Su nombra es Ramona Schorrer y a la edad de 32 años ha tenido que poner fin a su vida tal y como la conocía hasta ahora. Y todo por culpa de un insecto de 3,5 milímetros de largo que le ha provocado una incapacidad crónica para poder andar o trabajar y le produce intensísimos dolores.

Según relató a medios locales, ahora no puede leer ni mirar la televisión ya que se marea de inmediato. El causante de tanto dado no es otro que una garrapata, que para colmo estaba infectada, y cuya picadura en su abdomen le produjo un daño irreversible.

Schorrer explica que no le dio mayor importancia, ya que en anteriores ocasiones le había picado alguna cuando paseaba a su perro, por lo que no le prestó atención. Sin embargo, en esta ocasión, y debido a la infección de Borrelia que el pequeño insecto contenía, derivó en un problema infinitamente mayor.

Como consecuencia, la garrapata le transmitió la enfermedad de Lyme, que en principio es fácilmente tratable con antibióticos ya que se manifiesta en forma de resfriado, pero nuevamente, el problema se encuentra en que muchas personas -como le ocurrió a Ramona- no notan la picadura de la garrapata ni síntomas como enrojecimiento de la zona.

En cambio, hay muchas personas que son curadas “pero en muchos casos las bacterias persisten. Algunos de ellos incluso desarrollan mecanismos de escape y se esconden en el tejido conectivo”, afirman algunos expertos.

A Schorrer se le manifestó de una manera distinta. Al principio, con dolores en las rodillas, lo que llevó a los médicos a pensar que podía tratarse de inicios de esclerosis lateral amiotrófica. Finalmente y tras varias resonancias le diagnosticaron que las rodillas estaban inflamadas y comenzó un tratamiento desinflamante y una operación. 

“Pero después de la primera operación empezó realmente la tortura”, relata la afectada. Todo comenzó a torcerse muy rápido: grandes fiebres, sudores, escalofríos, las rodillas se hinchaban cada vez más y pasaron por varios colores: roja, azul, violeta. A continuación, los vómitos y problemas estomacales se convirtieron en costumbre, y la situación empeoró gravemente.

Confusiones mentales, olvidos, caídas de pelo, erupciones de la piel, diarrea y sinfín de síntomas se apoderaron de Schorrer. Y fue en ese momento cuando su ginecólogo se percató de que podría tratarse de un caso de enfermedad de Lyme no tratada.

Sin embargo, lo que se encontró en sus análisis de sangre fue Borrelia, de la cual hay tres tipos distintos: uno inflamatorio, otro neurológico y otro que provoca erupciones de la piel y pérdida de cabello.

El problema actual radica en que las pruebas para saber si un paciente padece de Borrelia tienen un 50% de resultados falsos negativos, por lo que un caso positivo, es claro. Sin embargo, un negativo puede ser también positivo en la mitad de las ocasiones, por lo que se necesitan más análisis y exámenes.

Por último, uno reputado doctor afirmó que "hay pacientes que me dicen: 'Preferiría tener cáncer", aunque Schorrer aseguró que lo peor pasó cuando recibió el diagnóstico, momento en el que se vino abajo y se rompió en mil pedazos.

Por todo ello, la enferma pide a todos el mundo que no minusvaloren la picadura de una garrapata, ya que nunca sabes lo que puede ocurrir, ni si puede estar infectada o no con algún parásito, y recuerda que su vida se vino abajo de un momento a otro, tras semanas de enorme sufrimiento físico y mental. "Quiero ahorrarles mi sufrimiento a los demás. Las picaduras de garrapatas deben tomarse en serio”, declaró a medios locales.