Un médico revela la edad a la que hay que llegar con buena salud para protegerse de por vida contra enfermedades
No obstante, a partir de esta edad hay que seguir cuidándose.

Más allá de añadir años a la vida, el verdadero objetivo es añadir vida a los años. Envejecer bien no es cuestión de suerte, sino de identificar a tiempo ciertos signos de fragilidad y adoptar hábitos que favorezcan una longevidad saludable. A partir de los 60 años, lo que ocurre en el cuerpo, aunque no siempre sea visible, puede marcar el rumbo de las próximas décadas.
A esta edad, aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, aquellas que no se curan pero sí pueden controlarse. Entre ellas figuran la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, el asma o las enfermedades renales o neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Estas patologías suelen manifestarse de forma lenta y progresiva, a menudo junto con otros signos como la sarcopenia o el deterioro cognitivo leve.
La edad clave para no desarrollar nuevas enfermedades
Sin embargo, hay una buena noticia. A partir de cierta edad, el riesgo de desarrollar nuevas enfermedades crónicas disminuye. "El inicio de las enfermedades crónicas se produce a partir de los 60 años. Si llegamos a los 75 años sin haber declarado ninguna enfermedad crónica, en general, no desarrollaremos nuevas", señala a Le Journal Des Femmes Éric Boulanger, catedrático de Medicina y Biología del Envejecimiento.
Este fenómeno se relaciona con un concepto clave en gerontología: la "compresión de la morbilidad". Formulado en los años 80 por el epidemiólogo estadounidense James Fries, plantea que cuanto más se retrase la aparición de enfermedades, más corta será la etapa de deterioro antes de la muerte. La Biblioteca Nacional de Medicina explica que esta teoría sugiere que no solo viviremos más, sino que pasaremos menos tiempo sufriendo las consecuencias de la enfermedad.
Llegar a los 75 años con buena salud se considera, por tanto, un éxito. Pero no significa que el trabajo esté hecho. "A partir de los 75 años, no se es demasiado viejo, pero se puede tomar un camino equivocado en términos de salud", advierte Boulanger. El verdadero reto es preservar la autonomía el mayor tiempo posible.
Para lograrlo, el estilo de vida es determinante. Dejar de fumar, moderar el alcohol, mantener una dieta equilibrada, realizar actividad física diaria y acudir regularmente al médico son medidas clave. Algunas enfermedades, como la hipertensión o la diabetes, pueden avanzar de forma silenciosa durante años. Más vale prevenir que curar.