Una casa a la venta en Salamanca para reformar donde los retratos de sus vecinos cuelgan de sus fachadas
Un gesto que forma parte de una gran identidad cultural.
Mogarraz se consolida como uno de los pueblos más conocidos y pintorescos de la Sierra de Francia, cuyo casco urbano ha sido declarado conjunto histórico por sus calles empedradas, sus casas de piedra, una Plaza Mayor ovalada y hasta catorce fuentes que jalonan el municipio. Su encanto tradicional se mezcla aquí con una singularidad artística que lo ha hecho célebre más allá de la provincia salmantina.
Ahora vuelve a acaparar la atención porque se ha puesto a la venta una vivienda que no pasa desapercibida: su fachada está decorada con uno de los centenares de retratos que han convertido al pueblo en una galería al aire libre. La casa, de 75 metros cuadrados, ofrece tres dormitorios, un baño, ventanas en madera y se vende por 30.000 euros, aunque no dispone de calefacción y necesita una reforma integral.
Se trata del último anuncio de Casa de Pueblo, la sección inmobiliaria gestionada por la agrupación de desarrollo rural Adriss, que publica ofertas de viviendas, fincas y locales disponibles en las sierras de Béjar y Salamanca. Este tipo de anuncios buscan dar salida a inmuebles rurales y facilitar su rehabilitación, dentro de una estrategia más amplia que en los últimos años ha apoyado la continuidad de negocios y el repoblamiento de la zona.
Arte y memoria colectiva
A lo largo de todo el pueblo se exhibe una colección de 809 retratos que adornan fachadas y muros. La idea nació a partir de unas viejas fotografías tomadas en 1967 para los documentos de identidad de los vecinos. Décadas después, el artista y profesor de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, Florencio Maillo, reutilizó esos negativos como punto de partida para honrar a los vecinos de Mogarraz.
Inspirado por la belleza de las imágenes, Maillo decidió inmortalizarlas en retratos pintados sobre planchas de latón en 2012, colocando a cada vecino en su casa correspondiente. Este gesto transformó el aspecto del pueblo y reforzó su identidad cultural. Con el paso del tiempo la iniciativa se amplió hasta superar los ochocientos rostros visibles hoy en las calles, que más que decoración son hoy un recuerdo y relato colectivo.
La oferta actual, una casa contigua a la Plaza Mayor con muros que ya comparten memoria y arte, se presenta como una oportunidad única para quien quiera invertir en vivienda turística, segunda residencia o proyecto de rehabilitación que respete la estética local. Comprar y reformar una casa aquí implica integrarse en una realidad en la que la fachada cuenta historias de identidad y memoria colectiva.