El aviso de AEMET impacta hasta fuera de la península: adiós este año a las Navidades Blancas en España
La AEMET alerta de un final de año excepcionalmente cálido, de un invierno que será más suave de lo normal y las Navidades Blancas quedan descartadas.
El aviso de la AEMET sobre cómo se despedirá 2025 no solo ha generado conversación dentro de España. La previsión de un final de año marcado por altas temperaturas, que son inusualmente altas ha saltado también a medios internacionales, que recogen el diagnóstico de la agencia española como un nuevo ejemplo de cómo el invierno clásico se difumina en el sur de Europa. El mensaje es poco alentador para los amantes del paisaje navideño tradicional: este año, la estampa de nieve vuelve a quedarse fuera del álbum.
La Agencia Estatal de Meteorología considera “altamente probable” que 2025 cierre con un episodio “extremadamente cálido”, hasta el punto de situarse entre los inviernos más suaves jamás registrados en el país. “Con los datos que tenemos, 2025 probablemente será el tercero o cuarto año más cálido de la serie”, ha explicado el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, confirmando además una tendencia que ya no sorprende: España encadena cuatro años consecutivos con temperaturas por encima de lo habitual.
Los números respaldan ese diagnóstico. El organismo estima que el año podría terminar con una temperatura media superior a los 15 grados en el conjunto del país, una cifra elevada para un cómputo anual. Y eso pese a que 2025 también ha sido un año húmedo: hasta el 9 de diciembre se han registrado 633 litros por metro cuadrado, un 8% más de lo normal. Calor y lluvia han convivido sin que una cosa haya compensado a la otra.
De cara al invierno meteorológico, que abarca de diciembre a febrero, la AEMET no ve margen para un giro de guion. Las previsiones apuntan a temperaturas superiores a la media con una probabilidad del 60% en la España peninsular y del 70% en los archipiélagos. El frío, si aparece, lo hará de forma puntual y sin continuidad suficiente como para cambiar la foto general.
El comportamiento de las precipitaciones resulta más incierto. En el suroeste peninsular existe un 40% de probabilidad de que el invierno sea más seco de lo normal, frente a un 25% de opciones de que resulte más lluvioso. En el resto del país, la agencia no detecta una tendencia clara, lo que deja el escenario abierto a episodios desiguales y poco predecibles.
La previsión tampoco mejora si se amplía el foco al primer trimestre de 2026, entre enero y marzo. También ahí se esperan temperaturas por encima de la media, especialmente en el noroeste peninsular y en los archipiélagos. El invierno, al menos en términos estadísticos, parece decidido a pasar de puntillas.
El otoño ya había dejado pistas claras de esta deriva. El periodo comprendido entre el 1 de septiembre y el 30 de noviembre de 2025 ha resultado muy cálido y seco, con una temperatura media de 15,4 grados, un grado por encima del promedio del periodo de referencia 1991-2020. No ha batido récords absolutos, pero sí se ha colocado como el noveno otoño más cálido de la serie histórica y el octavo más caluroso de lo que va de siglo.
Por meses, septiembre se situó 0,6 grados por encima de la media, octubre se disparó 2,1 grados —sexto octubre más cálido registrado— y noviembre cerró con un ligero exceso de 0,3 grados. Las estaciones principales también dejaron registros llamativos: el aeropuerto de Gran Canaria alcanzó los 39,9 grados el 19 de septiembre, mientras que los de Granada y Córdoba llegaron a los 39,1 grados los días 17 y 18 de ese mismo mes.
Ni siquiera las lluvias de las últimas semanas han logrado maquillar el balance. El otoño ha resultado seco, con una media de 166,3 litros por metro cuadrado en la España peninsular, apenas el 83% de lo normal. Solo algunas zonas —la costa occidental, el sur de Galicia, el suroeste de Castilla y León, el sur de Cataluña, la Comunitat Valenciana y el oeste de Andalucía— han registrado valores propios de un otoño húmedo.
Con este panorama, el aviso de la AEMET se entiende dentro y fuera de España. El invierno que no llega ya no es una rareza local, sino una señal que traspasa fronteras y confirma una tendencia cada vez más difícil de discutir. Este año, otra vez, la Navidad se celebrará con luces, turrón… y temperaturas que invitan más al paseo que a sacar el abrigo grueso.