Juanma Mérida, el español que se ha convertido en la primera persona en rodear en bici Sudamérica en un año
Después de recorrer Europa y cruzar África de norte a sur, este valenciano ha sumado su tercer continente a las piernas con un viaje de más de 28.000 kilómetros.

El 8 de mayo de 2024 Juanma Mérida emprendió un reto de esos que parecen inabarcables con solo pensarlo: quería dar la rodear en bicicleta toda Sudamérica en menos de un año, algo que ningún ser humano había registrado previamente. Iba a empezar desde Colombia y bajar hasta la Patagonia argentina por la costa este del continente para regresar por la vertiente occidental.
365 días más tarde (el pasado 7 de mayo), este cicloturista regresaba a Colombia tras completar esos 28.039 kilómetros y sumar una nueva aventura imposible a sus piernas, ya que en 2022 dio la vuelta a Europa empezando y terminando en España cruzando 27 países en 100 días y un año más tarde dio pedales durante más de 12.000 kilómetros para atravesar África desde El Cairo (Egipto) hasta Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Todo ello lo ha documentado en sus redes sociales como Instagram o YouTube.
"Ha salido todo muy bien y muy contento. Cada día ha sido cada día diferente, he tenido mucha motivación en ir avanzando, he descubierto y visitado zonas y paisajes preciosos y lo he disfrutado mucho. De los tres ha sido el más interesante porque ha sido el más variado en cuanto a climas, paisajes y conocer el idioma me ha acercado mucho a la gente", asegura un satisfecho Mérida al otro lado del teléfono que, de momento y hasta el próximo 25 de junio cuando llegue a Barcelona y vuelva a su rutina en su empresa, sigue en Colombia festejando y disfrutando de lo conseguido.
Su hazaña, aunque está en trámites de ser aprobada y catalogada como Récord Guinnes, ya es única porque, como cuenta, "nadie ha conseguido dar una vuelta a Sudamérica en un año". Reconoce que sí que ha habido gente que lo ha hecho, pero que han tardado tres, cuatro y hasta ocho años en completarlo.
"Yo lo he hecho en un año, que es el tiempo que me había marcado para este viaje, aunque lo podía haber hecho más rápido y haber recortado varios meses, pero esto para mí es un viaje y no ir rápido", remata el cicloturista, que confirma que ha estado sobre la bici pedaleando 1.197 horas, es decir, casi 50 días completos.

"La gente piensa que he ido con la bici todo el día sin parar, pero no, me he subido más de 10 montañas de escalada míticas de caminar y de mucha altitud, he visitado más de 40 museos, he estado en las cataratas de Iguazú, he recorrido desiertos, etc. He visitado todo lo que me he ido encontrando. Había días de todo, si podía ver algo bien lo visitaba y si no hacía más horas en bici, iba dependiendo. Esta es mi forma de viajar", explica Mérida, que ejemplifica diciendo que en la Pampa argentina, al ser una zona desértica, las poblaciones están a cientos de kilómetros y ahí se hacía casi 200 km diarios porque no había mucho que ver.
Durante todos estos meses ha atravesado los países de Colombia, Venezuela, Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina, Chule, Bolivia, Perú, Ecuador hasta llegar de nuevo a Colombia. Por el camino, ha pasado por las montañas venezolanas, ha pedaleado por la selva amazónica cruzando en barco el río Amazonas, ha circulado por las playas brasileñas, ha llegado a las cataratas del Iguazú y ha atravesado la zona de Argentina más poblada y toda la Pampa hasta llegar a la Patagonia y a Usuahia, el conocido como fin del mundo. De vuelta, ha cruzado los Andes en 10 ocasiones transitando entre Chile y por Argentina, ha vuelto a meterse en la zona más salvaje y verde de Bolivia, así como en el Salar de Uyuni o a subir la Montaña de los 7 colores y el Machu Picchu en Perú hasta llegar a Bogotá y cerrar su viaje.
"De ida fueron 17.000 kilómetros porque salí y fui hacia el norte y luego bajé por Brasil y esa parte fue más larga. La vuelta, en cambio, fue más corta en kilómetros, pero más dura en desnivel por cruzar los Andes. También era más interesante para ver porque la parte Brasil es muy larga y hacía días de muchos kilómetros porque podía visitar una playa, pero no todas. Y en Argentina igual, hice unos 3.000 kilómetros en el sur viendo leones marinos, ballenas o pingüinos, pero en una carretera muy solitaria", detalla el valenciano, que podría haber completado si hubiera ido directo sin desviarse el viaje en unos 3.000 kilómetros menos.
Lo único que no hizo fue visitar Guayana, Guayana francesa y Surinam: "Decidí cruzar el Amazonas por la zona brasileña en temporada de lluvias, que eran intermitentes pero potentes. El problema es que a última hora tras la lluvia había muchos mosquitos con malaria y me tenía que refugiar mucho en la tienda de campaña para protegerme. No iba cómodo y no quise alargar demasiado esas condiciones y si hubiera ido por las Guayanas habría alargado 10 días o más el recorrido. Además, son países caros, casi con precios europeos y no lo vi interesante".
Su viaje ha estado tan cargado de anécdotas que hasta casi conoce al presidente de Bolivia, Luis Alberto Arce. Gracias a quedarse en un alojamiento en La Paz en el que le había invitado un presentador de un programa de radio, Mérida hizo varias entrevistas y su historia llegó al dirigente del país que, a través de su equipo, se puso en contacto con él para reunirse y conocerle durante un acto que iba a tener al día siguiente en la capital boliviana. Sin embargo, a última hora Arce tuvo que irse de urgencia a la ciudad de Sucre y no pudo concretarse esa reunión.

“La gente me ha tratado genial”
El viaje de Mérida también le ha servido para desmontar el dicho de que Sudamérica es peligroso. Él, confiesa, en ningún momento ha tenido sensación de peligro, ni se ha visto amenazado a pesar de llevar una bicicleta de fibra de carbono cara.
"No me ha pasado nada. Me miraba la gente y nadie me ha intentado robar la bici ni me han intentado decir nada, obviamente el peligro existe, pero yo no lo he tenido. No he tenido esa realidad de violencia y he vivido otro viaje", afirma el cicloturista, que hasta destaca que Venezuela es el país que más le ha sorprendido para bien, a pesar de que le dijeron que los policías le podían extorsionar y no tuvo ningún problema. "De hecho, me apoyaron mucho, me recibían en las ciudades y hasta me hicieron una canción con IA. Fue muy espectacular todo y creo que siempre pasa que la gente de los países tan deprimidos y políticamente comprometidos son los que más dan todo para que te lleves una buena imagen", opina.
Además, comenta que en todo el recorrido le han hospedado en sus casas y en sus parcelas. Mérida ha hecho el resumen y le sale que ha dormido 30 noches en alojamientos de pago, 120 en casas o lugares que le han ofrecido y 210 en la tienda de campaña. En esas 120 también ha recibido en muchas ocasiones la manutención ofreciéndole comida: "De verdad que ha sido maravilloso como todo el mundo se ha portado de bien conmigo".
Esto le ha hecho terminar con un presupuesto mucho más bajo del que podía contar en un primer momento. En total, se ha gastado casi 4.000 euros durante todo un año en visados, comida, alojamiento, alguna ligera reparación en la bicicleta, entradas a zonas turísticas, tarjetas SIM para conectarse a Internet en cada país, etc.

Durante su viaje tampoco ha tenido problemas por el hecho de ser español, aunque alguno sí que le ha recordado la Colonización: "He recibido algún comentario de que les invadimos y que por eso están en esa situación. Ahí es cuando les decía que también porque tenían una gestión lamentable y me decían que sí, que era cierto".
"Nos tratan con respeto y a los europeos nos ven como superiores, más desarrollados, pero con ese resquemor de no olvidar la historia. Es algo que no se va a eliminar nunca, pero me han tratado muy bien. Se llevaban peor entre ellos y conmigo tenían otra percepción", añade Mérida, que afirma que no ha tenido miedo de que le pudiera pasar algo, pero que sí que le ha servido para estar siempre en alerta.
Del frío patagónico al calor amazónico
Si África se caracterizó en un viaje con temperaturas altas en la mayor parte del transcurso, en este ha tenido de todo. Ha registrado su máxima en 42 grados en Brasil, mientras que la mínima la tuvo en la Patagonia argentina, donde estuvo a menos 5 grados.
Cuenta que en Brasil se levantaba muy pronto para pedalear y aprovechar temperaturas más óptimas para ir en bici hasta las 10 de la mañana, cuando el calor y la humedad le empezaban a pasar factura. Ahí se quedaba descansando en un río hasta el final del día, cuando volvía a desplazarse hasta el lugar en el que pasar la noche.
"Tierra de Fuego lo pillé dos o tres semanas antes de que empezara el verano y había días de mucho frío y otros de mucho calor, era muy inestable", añade Mérida, que no se ha enfermado ni una sola vez.
Esta variación térmica le ha obligado a ponerse todo tipo de ropa: "Al principio pensé en no llevar nada de abrigo hasta llegar al sur de Argentina, que habría sido lo ideal, pero como quería subir alguna montaña decidí llevarme pantalón largo, una chaqueta y una térmica desde el principio para esos momentos. Lo usé poco, pero sí que lo llegué a usar y, cuando no lo hacía, los utilizaba de almohada. Cuando llegué al sur de Argentina me regalaron una sudadera y ya con la térmica, la sudadera y la chaqueta iba bien. Luego la sudadera la regalé en Bolivia porque ya no me iba a hacer falta".

¿Cruzar Norteamérica en el futuro?
Con Europa, África y Sudamérica ya en el bolsillo y en sus retinas, los retos imposibles se le empiezan a acabar a Mérida. Le queda el gigante asiático, llegar hasta Oceanía o, lo que entra primero en sus planes, terminar con Centroamérica y Norteamérica. Aunque no quiere poner ninguna fecha, sí que no evita hablar de ese viaje. De hecho, la bicicleta se la deja en Bogotá en la casa de un amigo.
“Ahora voy a volver a España a mi vida normal durante un año o así, pero es posible que después vuelva y me suba hasta Alaska, aunque EEUU y Canadá no me llaman tanto, pero sí que me gustaría Centroamérica, que sería hacer la ruta Panamericana que llaman.
“Hay gente que hace Ushuaia-Alaska, que son 17.000 kilómetros, pero yo lo que he hecho es mucho más largo porque he completado 28.000km, así que mi plan es ese, Centroamérica y posiblemente Norteamérica, pero sin prisa. Vamos a ir viendo el camino porque la distancia ya no es tan larga y puede darse”, concluye Mérida, que se ríe al pensar en un futuro más lejano en Asia.
“Si lo hago puede ser que me acabe lanzando, pero paso a paso”, finaliza este valenciano que ya ha dejado su nombre en los libros de historia del cicloturismo y de los récords (casi) inalcanzables.
