'The Crown', o por qué ver la vida de Isabel II en la serie más cara de la historia

'The Crown', o por qué ver la vida de Isabel II en la serie más cara de la historia

NETFLIX/THE CROWN

¿Quién dirías que es la persona más famosa del mundo? ¿Esa persona de la que puedes mostrarle una foto al moderno más moderno, a tu abuela, a un señor de una aldea del Nepal… y todos saben decirte quién es?

La respuesta al rostro de esa foto, y a esa pregunta, podría ser Isabel II. Sin ninguna duda la soberana del Reino Unido, a sus 90 años y con más de 64 en el cargo, es la monarca con el reinado más largo del mundo. Normal entonces que su vida, su larga vida, haya sido llevada a la ficción en más de una ocasión, contando en películas y series etapas de su reinado y momentos personales concretos.

Sin embargo, ahora la plataforma de televisión Netflix plantea su reto más complejo: trasladar a la pantalla las más de seis décadas del reinado de Isabel II en la que ya es la serie de televisión más cara de la historia. Este viernes 4 de noviembre llega The Crown (que mantendrá su título en inglés, pero que en español podría traducirse como La corona) a 86 millones de hogares de 190 países. Es una serie anunciada y esperada, entre otras cosas porque solamente su primera temporada (10 capítulos de alrededor de una hora de duración) ha costado 140 millones de euros.

Las cifras impresionan, como también lo hacen los cuidados exteriores, de Sandringham a Kenia (recreada en Sudáfrica), los apabullantes escenarios, los detalladísimos vestidos y joyas, los milimétricos guiones y, por supuesto, los intérpretes principales, que en pocos minutos nos hacen creer que estamos ante los auténticos protagonistas de la historia: una dubitativa Isabel (interpretada por Claire Foy), un familiar Felipe de Edimburgo (Matt Smith), una rebelde princesa Margarita (Vanessa Kirby), un enfermo rey Jorge siempre junto a la reina Madre (Jared Harris y Victoria Hamilton) o un cascarrabias Winston Churchill (John Litgow).

Porque lo más interesante de The Crown es precisamente eso: saber cómo son las personas y no los personajes; entrar en la dicotomía entre la corona tal y como la conocemos, con sus actos, sus coronaciones, sus carrozas y sus apariciones públicas, y la vida privada, las fiestas familiares, los duelos por los seres queridos y las discusiones de pareja. La serie consigue que resulte tan natural ver a Isabel en combinación en su dormitorio como caminando por la abadía de Westminster ante miles de ojos el día de su boda.

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Isabel (Claire Foy) avanza hacia el altar del brazo de su padre, Jorge VI (Jared Harris), en 'The Crown'.

Un par de días antes del estreno de la serie, los actores principales y los creadores de la misma reciben a El Huffington Post en Londres para charlar sobre la producción. Su creador y guionista, Peter Morgan (The Queen, El desafío: Frost contra Nixon), su director, Stephen Daldry (Las Horas, Billy Elliot) y los actores principales comentan su trabajo, sus inspiraciones, sus tareas más arduas y explican dónde nació el germen de la serie.

Peter Morgan cuenta que vio unas imágenes de Isabel II con Churchill que le llamaron la atención, sobre todo por la juventud de la reina. "Tanta responsabilidad con 25 años…", asegura que pensó. "En tan poco tiempo, ¿qué pasa con ella como mujer, en su familia, en su matrimonio? No es sólo la historia de Isabel II, es la historia de todos nosotros en la segunda mitad del siglo XX. Es una familia extraordinaria en circunstancias extraordinarias. Es fascinante para alguien que se dedica a crear historias", relata. "Porque no es lo mismo ser Elizabeth Windsor que Elizabeth R.", por la erre del nombre en latín regina, reina.

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De izquierda a derecha Stephen Daldry (director), Peter Morgan (creador y guionista), Vanessa Kirby (princesa Margarita), Claire Foy (Isabel II), Matt Smith (Felipe de Edimburgo), Jared Harris (Jorge VI).

"Tanta responsabilidad con 25 años…", pensó Peter Morgan, su creador, tras ver imágenes de Isabel II con Winston Churchill.

DE LILIBET A SU MAJESTAD

No solo es una cuestión de dinero, aunque es cierto que 14 millones de euros por episodio dan mucho de sí. Es más una cuestión de facilidades, de planificación y de modo de rodaje. Todos ellos insisten, y eso se ve en la serie, en que la forma de rodaje ha sido como en el cine: "Los guiones están listos antes de rodar, y así no es cómo suele funcionar la televisión", bromean Morgan, el creador, y Daldry, el director. "Escenas como las de la boda o la coronación expresan la fuerza de lo que representaban entonces", explican ambos. "Se ha hecho exactamente igual que con una película, pero tienes 10 horas para contar una historia, por lo que puedes explorar mucho más a las personas", relatan.

Esa exploración queda patente en todos los personajes y sus subtramas, pero principalmente en la reina. Su persona, siempre misteriosa, está aquí llena de luces y sombras que le aportan mucha más dimensión. Se puede ver su lucha entre su familia y la corona, y cómo ésta va poco a poco abriéndose paso. Cada vez Isabel es menos Lilibet (como se la llama cariñosamente) y más "Su Majestad" y Claire Foy muestra esa evolución capítulo a capítulo, incluso escena a escena.

La Historia es clave, obviamente, pero lo es más las historias de cada uno, el drama en sí. "Siempre hemos partido de la imaginación y después hemos visto cómo los hechos la moldeaban", cuenta Morgan sobre el proceso de creación. Uno de los puntos más interesantes está en contar lo que no se ve, "imaginar que tienen vidas reales".

Siempre hemos partido de la imaginación y después hemos visto cómo los hechos la moldeaban.

Las escenas personales, salidas de la mente de Morgan, son las que más nos hacen entender, la historia y las actuaciones de sus protagonistas. "La gente normalmente no sabe qué más hay", explica. Los actores tampoco, y por tanto han tenido que tirar de la ficción. Han tenido que crear una familia, convertirse en ella y buscar un punto de vista privado. Así, el nexo entre ellos es patente: bromas, besos, pequeñas pullas… De hecho, antes de empezar a rodar esta primera temporada pasaron dos semanas juntos para conocerse y aprender sus roles. Esa camaradería se nota en escenas como, por ejemplo, la de las emocionantes últimas navidades del rey Jorge y sus veladas al piano.

Un rodaje de este tipo solo se puede hacer en condiciones muy especiales, como las que brinda Netflix a sus producciones, según afirma el equipo. "Están liderando, abriendo el camino", comentan los protagonistas. "Han cambiado las reglas del juego", comenta Peter Morgan, fan confeso de los documentales de la plataforma, mientras que Daldry se ha enganchado a la exitosa Stranger Things.

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Isabel (Claire Foy) y Felipe (Matt Smith) en una regata en Malta, en 'The Crown'.

Todos afirman que este modo de crear es revolucionario y que permite indagar mucho más en los detalles y los aspectos más personales. Eso es algo que se aprecia especialmente en la evolución de la protagonista, que en pocos capítulos pasa de ser una joven casi normal, recién casada y con niños pequeños, a convertirse en la reina de una nación. Son los detalles los que lo demuestran, los que permiten apreciar ese cambio. "Es una plataforma extraordinaria para escribir y actuar. Dan mucho apoyo y lo hacen todo de una manera muy inteligente", comenta Foy sobre Netflix (y eso que su suscripción a la plataforma, confiesa, acaba de caducar).

DOCUMENTACIÓN, DOCUMENTACIÓN Y DOCUMENTACIÓN

Para los actores también resultó fascinante, y la documentación fue una parte fundamental del proceso: revisaron fotografías y algunos de los (escasos) vídeos de la época. "Lo primero fue el guión. Lograr olvidarte de todo lo que sabes, de todos tus prejuicios", comenta Foy, la protagonista, que afirma que aprendió mucho gracias a su papel en The Crown. Le impactó especialmente el momento de la sucesión y la dificultad de Isabel de llegar al trono tras el fallecimiento de su padre: "Nunca consideré que la familia estaba tan afectada, pero es así: para que alguien sea rey alguien tiene que morir, hay una relación".

Cuenta Matt Smith, en la piel del consorte, que para su prueba de cámara junto a Foy tuvieron que interpretar una fuerte pelea entre la pareja antes de la coronación de la reina: "Fue muy divertido. En ese momento fue cuando dijimos: 'Me lo creo". Lo cierto es que la química entre ellos es total y su historia de amor se hace humana y creíble, sobre todo al ser una parte de sus vidas tan privada, tan poco conocidoa Él también cree que su personaje es de los más enigmáticos: "Es muy poco conocido, por lo que es apasionante. Toda idea preconcebida es una idea equivocada. Es la antítesis de lo que todos creemos".

Toda idea preconcebida es una idea equivocada. (Matt Smith/Felipe de Edimburgo)

Según Smith, el duque de Edimburgo es un hombre "familiar, diligente, ambicioso, amante esposo, dedicado a sus hijos. Es popular, te trata como eres, te llama por su nombre. Dicen que es brillante. La gente entonces lo encontraba ridículo, lo que debía ser muy frustrante". "Me encantaría haberle preguntado, la verdad", reconoce Smith, que sí que tuvo la oportunidad de encontrarse con su nieto, el príncipe Guillermo. "Me iba a morir de vergüenza. Todo lo que me dijo fue: 'Es una absoluta leyenda". De hecho, para los creadores este personaje fue también uno de los más interesantes, ya que apenas se sabe nada de él en sus primeros años.

Al ser preguntada sobre si este trabajo le ha hecho cambiar sus ideas y su visión sobre la monarquía, la actriz protagonista reflexiona: "Ha cambiado mi perspectiva de sus trabajos, de qué hacen, de cuánto lidian con la prensa o de cuántos documentos tienen que leer". Algo que queda patente en la ficción es que formar parte de la familia real no es lo mismo que ser un famoso, una celebrity al uso. "Son una familia, están para proteger la moralidad y los valores, mientras que otros no tienen por qué hacerlo."

UN VESTIDO, SEIS PRUEBAS

Por supuesto, la ropa también ayuda a meter a los personajes en ambiente. El diseño de vestuario corre de la mano de Michele Clapton, que ya estuvo a cargo durante cuatro temporadas del de Juego de Tronos. Todos lo alaban, y no hay más que ver los resultados en la pantalla. El vestido de boda de la entonces princesa Isabel es un calco perfecto del auténtico. El primer vestido con el que se la ve en pantalla, un diseño lila con lazos en los hombros, también es igual a uno que la entonces hija del rey lució pocos días antes de casarse y que se consideraba de sus favoritos.

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La princesa Margarita (Vanessa Kirby) en 'The Crown'.

Vanessa Kirby, en el papel de la princesa Margarita, reconoce que el vestuario de su personaje "es particularmente generoso". "Claire tenía cierta envidia, me decía que tantos colores y tantos brillos eran injustos", rememora riendo. Margarita sufre una transformación personal y de estilo que se ve a través de los episodios, y de la que tanto la auténtica princesa como la actriz que le da vida eran conscientes. "Son los mejores del mundo trabajando. Hacíamos hasta seis pruebas por cada vestido".

Kirby asegura que su papel le sorprendió porque Margarita es bastante desconocida y apenas se sabe nada de ella, sobre todo las generaciones más jóvenes. La princesa mantiene un romance prohibido y, aunque le da el punto más melodramático —a la familia y a la serie—, también ayuda a humanizarla y dotarla de emoción. "No la ves en museos, es una royal rebelde y emocionante. Es un elemento de oscuridad, en oposición a Isabel. Tuvo una vida trágica", argumenta Kirby, que ahora luce una melena rubia en contraste con el corto pelo moreno de la hermana de la reina con el que se la ve en la serie. Muchos usaron pelucas en la producción, incluso el príncipe Felipe para aclarar el color de su pelo.

La princesa Margarita es un elemento de oscuridad, en oposición a Isabel II. Tuvo una vida trágica (Vanessa Kirby/Princesa Margarita)

Con esas ropas, esos interiores y dada su nacionalidad y el momento histórico en el que ocurre, las comparaciones con Downton Abbey han llegado rápidamente. "Nos enorgullece cuando nos comparen, y es inevitable, pero no tenemos nada que ver. Esto es algo distinto, es el palacio de Buckingham y Downing Street. Si trasladas eso a otra época, esa comparación no ocurriría", aclara su creador. "Sigo creyendo que estamos muy lejos del drama de época. ¡A mediados de los 70 llegan los Sex Pistols! No creo que quepa en los dramas de época", ríe.

Tienen razón en que las tramas políticas son reales y están muy presentes. Aunque quizá los menos avanzados en política británica tengan miedo a perderse, la ficción sí aclara quién es quién y cuál es el papel de cada uno. También es cierto que Churchill (protagonista en la primera temporada) es un personaje muy carismático, popular y peculiar (y que la interpretación de John Lithgow es brillante); habrá que esperar a ver si los políticos que desfilan en siguientes temporadas y momentos históricos mantienen el listón tan alto.

Y esos otros momentos llegarán. Hay planeadas (aunque Netflix, siempre algo hermética con sus proyectos, ni confirma ni desmiente) seis temporadas, una por década de reinado aproximadamente. De hecho, ya están en pleno rodaje de la segunda (en la primera se tardaron seis meses), también con los mismos protagonistas. Pero creador y director saben que serán sus últimos capítulos: el tiempo pasa y tienen que buscar nuevos actores para interpretar unos reyes más maduros. "No podemos ir más allá de la segunda temporada con Matt y Claire", afirman apenados Morgan y Daldry.

CABAÑAS Y CORONAS

Las anécdotas se cuelan en las charlas. Así, Matt Smith y Claire Foy rememoran el safari en el que Isabel pasa de princesa a reina. Aunque originalmente sucedió en Kenia, durante una ruta por países de la Commonwelth, el rodaje tuvo lugar en Sudáfrica. "Construimos las cabañas de los árboles y allí siguen", rememora Smith. "Ahora podéis ir de safari con Netflix", ríe el actor. "Pasamos muchísimo calor y llevábamos toda esa ropa, los guantes, las medias… a 40 grados. Estábamos pegados", recuerda Foy. También reconocen que Londres es otro personaje de la serie, con magníficas recreaciones de lugares en los que no pudieron rodar: el palacio de Buckingham y el número 10 de Downing Street, residencia del primer ministro.

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El safari real, recreado en 'The Crown'.

Foy también rememora la corona que tuvo que llevar puesta a mitad de la temporada y de la que la original pesa dos kilos. "Era increíble, me la probé varias veces, pero no me cabía bien". "Ni a mí, ni a mí", ríe su padre en la ficción.

"Jorge VI sabe bien el efecto de la corona en sus dos hijas", explica Jared Harris, ya no sobre la corona física, sino mental. Él se ha metido en la piel del monarca como antes hizo Colin Firth (y por el que logró el Oscar) en El discurso del rey, aunque él cree que son historias diferentes, y que esta es más interior, más privada. Para el actor, uno de los momentos en los que le sorprendió su personaje fue cuando se planteó lo que hacía: "¿Cuál es tu trabajo? ¿Cómo sabes, al final del día, si has hecho un buen trabajo o no? Es una concepción completamente distinta". También asegura que le llamó la atención que era "devoto a su familia. La primera hora de su jornada la dedicaba siempre a pasarla con su mujer y sus hijas".

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Arriba, la reina (Claire Foy) con la corona

También le resultó llamativa su resistencia en palacio en la II Guerra Mundial, durante la que permaneció en Londres, y por supuesto lo que implicó para él la abdicación de su hermano, el duque de Windsor, que no llegó a convertirse en Eduardo VIII tras poco más de 300 días de reinado: "La abdicación fue una traición máxima. Ahora tiene que hacer eso para lo que nunca le prepararon, y además su hermano va a abandonar el país, dejándole solo, cuando tenían una estrecha relación".

¿Y por qué interesa una historia así, tan local, en todo el mundo, en 190 países? "Más que por qué, me preguntó por qué no", explica Foy. "De hecho quizá los británicos, al ser su historia, sean los más escépticos. Pero fuera puede generar mucho interés". "Un buen drama es un buen drama, con su épica, bien escrito. Es la segunda mitad del siglo XX, un drama de una familia", argumenta Jared Harris. "Es una historia de amor trágica, no un documental sobre hechos sin más, es sobre mucha gente en la que estamos interesados hoy en día", asegura Kirby, en la piel de la princesa Margarita.

Quizá nos ayude a saber mejor quiénes somos y cómo hemos llegado hasta aquí (Peter Morgan, creador)

"Quizá también nos ayude a saber mejor quiénes somos y cómo hemos llegado hasta aquí", cuentan los creadores, dejando caer ciertas referencias al Brexit. "El centro natural de las relaciones es la Commonwealth, al menos para la gente mayor. Quizá así entendamos mejor la relación de Reino Unido con Europa".

Vista así Isabel II, Morgan confiesa que es posible que ahora escribiera de otro modo su célebre The Queen (2007), la película sobre Su Graciosa Majestad protagonizada por Helen Mirren, en la que trataba de la época más oscura de los Windsor, tras la muerte de Diana. "Me cae mejor ahora", ríe. También cambiaría probablemente al príncipe Felipe, duque de Edimburgo, ya que ha explorado más su rol. "Él la protege, la ayuda. Siento mucha compasión por él".

Morgan asegura que para esta producción no se han puesto en contacto con nadie de la familia real, aunque sí ha tenido contacto con gente de su entorno, como con varias de las damas que llevaron el vestido de la reina en su coronación. De sus palabras se desprende que no les han puesto facilidades, pero tampoco problemas.

Entonces, ¿verá la auténtica reina su vida en pantalla? Todos callan, y ríen. "Bueno, ahora tenéis telepatía, ¿no?", bromea Kirby (la princesa Margarita) con Claire Foy, su hermana y reina en la ficción. "Me encantaría imaginar que se sienta y lo ve", sonríe la protagonista. "Estaría asustadísima y honrada a la vez. ¿Eso significa que tienen Netflix en Buckingham?".

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