Juan Macías, jubilado español que se va de vacaciones cada 15 días con su pensión: "Volé a Frankfurt por menos de 60 euros ida y vuelta"
"No soy rico, viajo con mi pensión", declara.

La jubilación no es el final, sino el principio de una nueva etapa de la vida llena de posibilidades. Hay que ver cómo sacarle el máximo partido, eso sí, en función de la salud y los ingresos que queden. Lo importante es tener una vida activa y saludable, lo que significa seguir realizando actividades que nos gustan, nos motivan y nos aportan beneficios físicos, mentales y sociales.
A Juan Macías, jerezano de 82 años, lo que le apasiona es viajar, así que ha hecho sus cuentas de euros y de fuerzas y se ha puesto a recorrer el mundo cada 15 días: "No soy rico, viajo con mi pensión", afirma en una entrevista con La Voz del Sur. Se ha movido siempre, explica, viajando habitualmente en coche junto a su mujer y sus hijas, así durante más de 50 años. Ahora también vuela, pero el motor es el mismo: moverse y conocer otros lugares.
Su principal motivación, expone en la entrevista, es la curiosidad y el deseo constante de conocer cosas. Insiste en que viaja exclusivamente con su pensión y la de su esposa, sin recurrir a lujos ni a agencias de viajes. Su objetivo es desmentir el mito de que viajar por el mundo está solo al alcance de los más adinerados, destacando la importancia de las aerolíneas de bajo coste para hacerlo posible hoy en día. "Volé a Frankfurt por menos de 60 euros ida y vuelta", pone como ejemplo de su búsqueda de oportunidades. Berlín, Estocolmo, Londres o Roma son paradas habituales, expone, en función de dónde encuentre el vuelo más barato.
Una vida viajera
Macías explica al citado medio que comenzó su vida profesional como técnico en la planta de Acerinox en Algeciras (Cádiz), uno de los fundadores de una planta mítica en la industria andaluza. Ya entonces, dice, fue uno de los seis especialistas seleccionados para viajar a Japón durante un año y medio. Su meta: formarse en los procesos de fabricación de su firma. Más tarde, se trasladó a Jerez de la Frontera (que es su ciudad natal) y estuvo más de dos décadas como director de fábrica en Cartonaje Pribec. ¿Guardó la maleta? Para nada: en ese tiempo, y ante la necesidad de reconstruir una planta tras un fuego, tuvo que moverse buscando ideas y nueva maquinaria. Eso lo llevó a Suiza, Alemania, Reino Unido o Suecia. Tras el cierre de la empresa en los años 90 del pasado siglo, continuó vinculado al sector del cartonaje trabajando para una compañía catalana hasta su jubilación, a los 67 años, indica La Voz.
Este viajero de corazón salió de España por primera vez para su luna de miel, en Londres, en 1969. En coche desde Jerez. Ya en familia, desplegó el mapa europeo y se fue animando: Italia, Suiza, Alemania, Noruega, Finlancia... Hasta llegó a Leningrado, la San Petersburgo de la URSS. Iba conduciendo con su esposa, a bordo de un Simca 1000 o un Citroën GS, más tarde. "Nos alternábamos cada dos horas", recuerda. sobre aquellos trayectos maratonianos que apenas incluían paradas con coches como un Simca 1000 o un Citroën GS.
Su mirada curiosa le permite, pasado el tiempo, hablar de un continente europeo transformado. "Recuerda con nitidez cómo en los años 80 algunas fronteras, especialmente las del bloque comunista, eran espacios de tensión y maltrato. Las más desagradables, asegura, fueron las que cruzaban hacia Rusia o los países del Este, donde sufrió registros humillantes por parte de guardias rusos. "Golpeaban el coche con porras, se reían de las fotos de mi familia… Fue un desprecio total que me dejó marcado", relata". Luego las cosas cambiaron y, con los vuelos de bajo coste, empezó también a volar, a precios como el citado para su experiencia alemana. "En mis tiempos eso era impensable", reconoce.
Fuera de España, dice que le fascina Japón, "un segundo hogar" por sus viajes en el pasado y por lazos personales que mantiene con el país del sol naciente. Pero no es el único país no europeo donde ha ido, porque suma en su pasaporte Tailandia y Marruecos y Canadá y Estados Unidos y Perú. De Sudamérica, sin embargo, evita otros países por motivos de seguridad. "No viajo para estar preocupado por si me atracan", explica al mismo medio. ¿Australia no le llama? Dice que no, que es como el Reino Unido "pero a 24 horas de avión". Pero sobre todo, como destino ineludible, aconseja Polonia, especialmente la ciudad de Gdansk, que considera una de las más bonitas del continente, junto con Cracovia.
En general, recomienda fervientemente a los jóvenes viajar por Europa, considerando que debería ser "una asignatura obligatoria", incluso, por la apertura de mirar que da. "Viajar y conocer otros países engrandece mucho la mente. Así se acaban los chovinismos. Lo estamos viendo en Cataluña ahora con las cosas que hacen, que parecen paletos. ¿Y eso por qué? Porque no han salido y no han visto más que lo suyo", defiende.
Por su parte, no piensa parar mientras pueda. "Mientras Dios me dé salud, me moveré todo lo que pueda", asegura. Ya tiene billetes para destinos como Berlín y Polonia, Florida, e incluso planes para Italia con sus nietos y Egipto.
