Follas poco y lo sabes

Follas poco y lo sabes

En el último mes se ha desatado una avalancha de memes (mensajes, ilustraciones o símbolos propagados por las redes sociales) con Julio Iglesias como protagonista. Diversas fotos del artista acompañadas por eslóganes bromeando sobre su fama de conquistador infalible e infatigable.

Es probable que hace unas semanas usted recibiera una foto de Julio Iglesias por WhatsApp. Una instantánea en la que el cantante le mira directamente a los ojos mientas, con una sonrisa entre confiada y burlona, le señala con el dedo índice supuestamente diciendo la frase que alguien ha escrito al pie: "FOLLAS POCO Y LO SABES!!!"

En el último mes se ha desatado una avalancha de memes (mensajes, ilustraciones o símbolos propagados por las redes sociales) con Julio como protagonista. Diversas fotos del artista acompañadas por eslóganes bromeando sobre su fama de conquistador infalible e infatigable. "El que no folle, que no entretenga" parece gritar en una imagen en blanco y negro rodeado de mujeres; "¿Dónde me he follado yo a esta?" teóricamente piensa en una foto en la que aparece concentrado; así como en otra, donde señala a alguien del público desde un estrado, presuntamente exclama: "Si a ti a ti date por follada". En una instantánea en la que ríe entre Antonio Banderas y Melanie Griffith, su bocadillo grita: "Joder Antonio!!! Vaya pregunta... pues claro que a tu mujer también me la he follado!!!"

La afición a crear y propagar memes sobre los superpoderes amatorios de Julio ha llevado a inventar otros como el de Bertín Osborne aseverando: "Yo me follé a Julio Iglesias". El aura de playboy del cantante de Hey! es antiquísima, ¿Entonces por qué se ha liberado ahora toda una fiebre de fotos rotuladas con su leyenda? ¿Quizá porque está de gira mundial y concretamente en España estos días y, por tanto, apareciendo en algunos medios de comunicación? Es difícil responder, imposible rastrear el foco de esta guasa, pero sí que se presta a reflexionar sobre la naturaleza del fenómeno. Las fotos no se ríen de Julio Iglesias, para muchos ya una caricatura recauchutada y tanoréxica de sí mismo y un blanco perfecto para la sorna. Es cierto que parodian su reputación de fucker pero con un humor del que sale fortalecido, recordándole al mundo que es un vividor envidiable, un latin lover desbocado y aún en activo.

Mientras que otro cantante como Raphael ha sido reivindicado en las últimas décadas como un artista kitsch y más tarde como un longevo y verdadero talento vocal por gran parte de la comunidad de cantantes españoles, Julio Iglesias no ha podido o no han querido sacudirle su pátina de caduco crooner para jubiladas chinas. Raphael publicó hace cinco años, con motivo de su medio siglo en la profesión, un disco de duetos. Cantar con Joaquín Sabina le otorgaba respeto, con Enrique Bumbury, alternativismo; con Miguel Bosé, carisma; con David Bisbal, juventud. Mientas, en cambio, Julio seguía en su retiro de los cayos floridanos grabando discos en mil idiomas y sin hablarse con su hijo Enrique.

Sin embargo Julio Iglesias ha cantado con Pavarotti, con Frank Sinatra o con Andrea Bocelli como él mimo nos apuntó el otro día durante su concierto en Ciudad Real. Allí fui a ver a un cantante que para mucha gente de mi generación es más que un mito. Es alguien de la familia. Es una presencia, una sonrisa blanqueada y una voz de tul que nos ha acompañado toda la vida. Mirándonos desde las portadas de cartón de los vinilos que nuestra madre ordenaba al lado del tocadiscos donde giraban sus melodías. Julio combina la soberbia con la cercanía. Él mismo se encarga de cultivar estos dos aspectos en una anécdota que contó sobre el escenario. Narró cómo una mañana de 1974 su mánager le despertó en una suite de Londres tirándole un periódico sobre la cama ("en la que estaba solo" aclaró). El titular de aquel periódico anunciaba que Julio Iglesias se había acostado con 3.000 mujeres. Julio miró fijamente al mánager y le ordenó: "No se te ocurra desmentirlo".

Julio, que probablemente por vanidad prohíbe que una pantalla gigante amplíe su imagen durante las actuaciones, nos recordó que es el artista español más importante de la Historia y levantó los aplausos y los gritos de una audiencia emperifollada de entre cuarenta y sesenta años cuando se quitó la chaqueta o al lanzar la corbata a las primeras filas. Pero resulta que habló de su grandeza ante una plaza de toros de segunda algo vacía. Y tras bromear: "Probablemente ustedes estén pensando que tengo algo con una de las coristas... o con las tres", se retiró del escenario cojeando. Quiso sonar modesto confesando que lleva "más de 30 años sin componer una puñetera canción", que es mal amante o que, a sus casi setenta años, ya le queda poco tiempo. Pero sus frases escondían un presumido deseo de ser querido. Su voz reverberaba ajada, más en los discursos que en la trova, y desde los asientos más baratos sólo se podía distinguir la estampa borrosa de un hombre comprendiendo que la realidad ya no está a la altura de su legado. Un icono sobre un taburete esperando la consagración de la posteridad, ya incapaz de conformarse con otra gloria que no sea la de su propia leyenda. Un meme de carne y hueso listo para follarse a la muerte.