De madera envuelta en papiro a la copa: así ha cambiado la higiene menstrual
Los productos más populares desde hace años siguen siendo compresas y tampones.
La regla siempre ha sido un tabú. Por eso a lo largo de la historia, las mujeres han tenido que apañárselas ellas solas para fabricar productos de higiene personal que les permitieran seguir con su vida durante el periodo. La mayoría eran soluciones incómodas y dolorosas que además, costaba mucho sacar al mercado. Nada que ver con una compresa o con una copa menstrual.
En el antiguo Egipto, en el siglo I, inventaron los que posiblemente fueron los primeros tampones de la historia. Las mujeres egipcias cogían pequeños trozos de madera y los envolvían en papiros muy suaves, para usarlos como ahora utilizamos los tampones. También fabricaban diferentes tipos de ‘compresas’ un tanto rudimentarias con materiales como musgo, lana o piel de animal.
Esponjas mullidas
En el siglo XVIII la solución era un poco menos incómoda. Al fin y al cabo después de utilizar madera todo es un avance. Las mujeres de la época utilizaban esponjas mullidas para absorber el sangrado y además, pensaban que este artilugio era algo así como un método anticonceptivo.
Toallas y paños
Alrededor de 1850 las mujeres comenzaron a utilizar métodos más parecidos a los que tenemos hoy en día, como toallitas y paños. Para mantener la higiene los hervían cada vez que los reutilizaban, pero no estaban al alcance de todo el mundo por su coste económico.
Un paño unido a un cinturón
El artilugio básico de las mujeres del XIX era un cinturón bastante apretado y, en muchos casos, tremendamente doloroso. Al cinto se unían unos paños para absorber y era habitual vestirse con enaguas.
Las primeras compresas y tampones
Actualmente son los productos menstruales más populares, pero cuando se comenzaron a fabricar no fue así. Las primeras compresas, fabricadas con vendas y gasas, se lanzaron al mercado después de la Primera Guerra Mundial, cuando las enfermeras empezaron a utilizarlas. Tuvieron más éxito que los tampones, también hechos con gasas, que se veían como un producto extraño.
La primera copa menstrual, hace casi 100 años
Las copas menstruales comenzaron a popularizarse en España hace un par de años, aunque las personas que las utilizan todavía son un minoría. Lo que mucha gente no sabe es que la primera copa se lanzó al mercado en 1937 y era de látex. A día de hoy se fabrican con silicona médica y hay opciones para adaptarse a todas las mujeres que oscilan entre los 25 y los 40 euros.
Para principiantes, como la Lily Cup One, para personas con flujo abundante como la Lily Cup, o incluso que permiten en sexo con penetración como la Ziggy Cup. Todas pueden utilizarse durante 12 horas. Las copas se presentan como la opción más ecológica frente al enorme residuo que generan compresas y tampones y, además, más saludable.
Mujeres peruanas andinas, víctimas de esterilizaciones forzadas durante el Gobierno de Alberto Fujimori, protestan en Lima el 10 de febrero de 2016.
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