Día 7: "Os presento a mis residuos reciclables de esta última semana"

Día 7: "Os presento a mis residuos reciclables de esta última semana"

Voy a confesar algo: no siempre he reciclado. Al menos no todos los residuos que genero. A veces he tenido una lata o un envoltorio de plástico entre mis manos y, a pesar de saber que lo correcto habría sido separarlo para depositarlo luego en el contenedor amarillo, los he tirado al cubo de la basura junto a otros desperdicios. Pero hoy he abierto una lata de atún para añadirle a los macarrones, la he tirado al cubo... y me he quedado mirándola, pensando: “¿Pero qué haces? ¡A ti el medio ambiente te importa!”. Así que la he sacado y la he dejado apartada.

Porque la cosa no es ninguna tontería: por lo que leo, según datos de Ecoembes, el año pasado cada ciudadano depositó unos 15,7 kilos de envases de plástico, latas y briks en el contenedor amarillo, y otros 18,1 de envases de papel y cartón en el azul. En total, más de 30 kilos por cabeza al año. Y si somos 46 millones en España... Pues echa cuentas. Es mucho material. Y en fin, que está en mi mano que se convierta en contaminación o en materia prima. Y comprender y no actuar no sirve de nada.

Así que he pensado: “Ya basta. Voy a intentar reciclar todos los residuos que genero”. Y como siempre me pasa cuando menciono el verbo “intentar”, me ha asaltado este recuerdo del maestro Yoda:

“Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”. Claro. Porque cuando tienes la capacidad de hacer algo y decides, en vez de hacerlo, tan solo intentar hacerlo, estás poniendo una excusa y no estás implicándote al 100%. Así que de acuerdo, maestro Yoda, nada de intentarlo: vamos a reciclar.

Pues bien, tras tomar la decisión de saldar mi deuda con el medio ambiente, voy a relatar mi primera semana reciclando en este diario. Al final de estos siete días veremos cuántos envases de plástico, metal, briks, papel y cartón he reciclado. ¡Manos a la obra!

Os presento a REMIGIO:

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Es un cubo que me va a facilitar la vida a la hora de separar mis residuos y así voy a poder reciclar más eficazmente. ¿Qué por qué REMIGIO? Bueno, por si alguien no lo ha pillado, es un intento de acrónimo: REciclo MIs Generados resIduOs (ya, ya lo sé, no es tan obvio). Tener un espacio en casa destinado al reciclaje es importante. De hecho, por lo que sé, este es un dato que se tiene en cuenta a la hora de analizar el nivel de conciencia de la sociedad en torno al reciclaje. En 2018 en cada hogar español había, de media, 3,2 contenedores, cubos o espacios para ello, mientras que en 2017 había 3, dos décimas menos.

Así que la primera lata ya está donde tiene que estar:

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A veces pensamos que el reciclaje es una actividad que se circunscribe al ámbito doméstico, pero nada más lejos. Si uno se fija, verá oportunidades y espacios para reciclar en muchos lugares fuera de casa. Solo hay que fijarse. En mi caso, he descubierto hoy en el trabajo, junto a las máquinas expendedoras este cubo amarillo:

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Cada día decenas de trabajadores pasan por aquí y consumen cafés, refrescos o snacks, con sus correspondientes vasitos y cucharitas de plástico, latas, botellas, y bolsas. Gracias a este cubo amarillo, todos esos residuos se convertirán en nueva materia prima y no en deshechos contaminantes.

Pero no solo es posible reciclar este tipo de residuos. Si trabajáis en una oficina seguro que cada día veis que se utilizan kilos y kilos de papel y cartón. ¡Y también hay contenedores para estos materiales! Mirad:

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En tu lugar de trabajo seguro que hay espacios similares destinados al reciclaje. Y si no los hay, podéis contactar con Ecoembes y os asesorarán sobre cómo convertir vuestro centro de trabajo en un lugar sostenible. Como veis, ¡no hay excusa!

Por cierto, gracias por el comentario de la usuaria María Marrero y por su sugerencia de utilizar bolsas menos contaminates en casa, lo tendré en cuenta. ¡Y mañana más! ¡Veremos cómo le va a REMIGIO!

Aunque mi dieta se basa principalmente en macarrones con atún y arroz con mejillones de lata, de vez en cuando preparo algo de fritanga en la sartén. La verdad es que tampoco me gusta hacerlo mucho porque luego fregar es un infierno... Debo confesar que, hasta ahora, cuando cocinaba con aceite en la sartén, luego lo tiraba por la fregadera. ¡Error!

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Resulta que el aceite doméstico puede atascar tuberías y alcantarillados, y también puede acabar en ríos y océanos. Es altamente contaminante porque dificulta el intercambio de oxígeno y daña los ecosistemas de los animales marinos. Se estima que un litro de aceite puede llegar a contaminar ¡1.000 litros de agua!

¡Pero todo esto se puede evitar porque acabo de descubrir que el aceite usado también se puede reciclar! Si lo vas guardando en un bote de vidrio y cuando esté lleno lo cierras y lo llevas a un punto limpio, este aceite puede transformarse en biocombustible para motores diésel, abono, cera, barniz, cremas, detergentes, lociones, jabones, pinturas, lubricantes o velas. Bueno, y también puedes hacer jabón casero con ese aceite... Quizás algún día me atreva a hacerlo.

Todo esto lo he aprendido echándole un ojo a la web de Ecoembes y ya he localizado el punto limpio que me queda cerca de casa. Y tú, ¿ya sabes dónde está el tuyo?

30 pasos de distancia desde que salgo del portal de mi casa hasta los contenedores azul y verde más cercanos. El amarillo está aún más cerca: a 14 pasos. Sí, los he contado hoy al sacar la basura con los residuos que no he podido reciclar.

Si habéis seguido este diario, sabréis que en mi casa he incorporado un pequeño contenedor al que le he puesto el nombre de REMIGIO para reciclar los envases de plástico, metal y briks que genero. También he habilitado otro espacio para el papel y el cartón. De momento estoy guardándolos para ver cuántos residuos reciclables acumulo durante siete días, pero el resto de deshechos no aprovechables tocaba bajarlos ya —sobre todo porque esta semana me toca a mí y si no mis compañeros de piso pueden ponerme muy mala cara—.

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Como veis, casi en cada esquina hay un contenedor de reciclaje. Haced la prueba cuando salgáis a la calle. En España hay una red de 383.974 contenedores amarillos, 217.170 contenedores azules (10.000 más que el 2017) y más de 37.800 puntos de reciclaje ubicados en lugares de gran tránsito. Vamos, que el 99% de los españoles tienen acceso a la recogida selectiva de residuos. ¡Hay un contenedor por cada 162 habitantes! Cada vez me quedan menos excusas para no reciclar...

La tostadora que tenemos en casa se rompió hace poco. Pensábamos tirarla, pero finalmente mi compañera de piso ha logrado arreglarla (es una manitas). Sin embargo, la cuestión de si este tipo de aparatos pueden reciclarse ya estaba sobre la mesa: ¿Qué pasa con electrodomésticos, lámparas, bombillas, teléfonos y otros tipos de productos electrónicos cuando dejan de cumplir su función? ¿Es posible reciclarlos?

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La respuesta es un gran SÍ. Existen puntos limpios en todas las ciudades a los que se pueden llevar estos productos y allí se encargarán de su reaprovechamiento. ¿Que da pereza ir porque no te apetece o tienes mucho lío? También hay puntos limpios móviles que ofrecen servicio de recogida a domicilio algunos días a la semana de forma gratuita.

Según Eurostat, en España se producen alrededor de un millón de toneladas de desechos electrónicos al año, de las que tres cuartas partes (750.000) son reciclables, pero de estas tan solo 250.000 se procesan adecuadamente, por lo que se trata de un sector en el que hay que ponerse las pilas.

Y hablando de pilas y baterías precisamente: hay que reciclarlas sí o sí. No hacerlo es imperdonable porque algunos materiales que contienen, como el mercurio, son extremadamente contaminantes. En 2015 en España se consumieron en torno a 5.600 toneladas de pilas y baterías, de las que se recicló el 45%, según Ecopilas. Existen más de 35.000 puntos de recogida y unos 40.000 contenedores para estos residuos en todo el Estado. Así que recíclalas. Te harás un favor a ti mismo y a toda la sociedad.

Mañana habrá pasado una semana desde que empecé a reciclar y veremos cuántos residuos he generado. Durante estos días ha habido varias personas que han seguido este diario y se han animado a hacer comentarios. Los podéis ver más abajo. ¡Es muy gratificante ver que te leen, así que gracias! La entrada de este sexto día va a estar dedicada precisamente a uno de esos mensajes que han dejado amablemente estos lectores.

El comentario en cuestión es el del usuario Miguel Ángel Álvarez, que se ha mostrado muy crítico con el sistema de reciclaje. Argumenta que al comprar un producto los consumidores ya pagamos el coste tanto del envase como de su proceso de reciclado, por lo que cree que reciclar es hacer “el trabajo sucio” a las instituciones y organizaciones que, a su juicio, deberían encargarse.

Estimado Miguel, gracias por tu comentario, pero si no depositas tus envases reciclables en el contenedor correspondiente, nadie puede entrar a tu casa a hacerlo por ti. Todos tenemos una deuda con el medio ambiente porque todos generamos residuos, y está en nuestra mano que se conviertan en contaminación o en nuevas materias primas.

Pero también dices, y aquí va el meollo de lo que nos ocupa hoy, que en los vertederos todo el material “se mezcla” y, por tanto no se recicla. Esto es, tal y como le aclara otro usuario, José Sotalva, una “leyenda urbana”. Suscribo plenamente esta respuesta, porque esa creencia, que ya he escuchado en alguna otra ocasión, es un bulo total.

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La red de reciclaje en España es un sistema muy necesario que tiene una logística enorme detrás, con muchísimas personas, infraestructuras y recursos implicados para hacer posible que cada vez contaminemos menos. Yo mismo he sido testigo del trabajo que se hace en las plantas de reciclaje y conozco personas que trabajan en estos centros. Merece la pena echarle un ojo a esta página en la que desde Ecoembes se desmontan algunos mitos sobre el proceso de reciclaje.

Es importante desterrar esta leyenda urbana de nuestro imaginario, ya que al final el único perjudicado es el medio ambiente... Al igual que suele decirse que Hacienda somos todos, el medio ambiente es responsabilidad de todos. De si decidimos aportar nuestro granito de arena o no dependerá su futuro... y el nuestro.

¡Y llegó el séptimo y último día de este diario! Os presento en esta foto los residuos que he generado tras mi primera semana reciclando en serio:

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Como puede verse, la mayoría son envases de productos alimentarios. Hay latas de atún y vegetales, dos briks, varios envoltorios de plástico y papel o cartón, y algunos envases de vidrio.

Multipliquemos esta foto por 52 semanas que tiene el año... da para una buena montañita de residuos. Y eso que no he añadido algunas cosas como las botellas de detergente y suavizante, que estaban a punto de terminarse pero aún no estaban para reciclar. Además, algunos días he comido fuera; si lo hubiera hecho en casa, habría consumido más envases de productos alimentarios.

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Estos siete días han sido los primeros de un hábito que pienso incorporar a mi rutina. Creo que hacer el ejercicio que yo he hecho de ver cuántos residuos genero es una buena manera de visualizar todos los envases que consumimos y que pueden tener, si los depositamos en el contenedor correspondiente, una nueva vida en lugar de convertirse en deshechos contaminantes.

Mi conclusión final: no tengo excusas para no reciclar. Si no lo hago yo, nadie lo va a hacer por mí. Aprovecho para agradecer a todas las personas que me han leído y a todas aquellas personas que tienen conciencia medioambiental y reciclan. Porque es una tarea en común. Porque no cuesta nada. Porque es necesario.

Porque está en nuestras manos.