Feijóo y compañía, en pelota viva

Feijóo y compañía, en pelota viva

Hace más de 1.400 días que el PP bloquea la renovación del Consejo General del Poder Judicial con toda clase de artimañas y excusas incompatibles con el mandato expreso y sin sombras de duda de la Constitución Española.

Cuca Gamarra, Alberto Núñez Feijóo y Paco Núñez.Europa Press News via Europa Press via Getty Images

“Yo siempre tendré una actitud de generosidad, de mano tendida y de espíritu abierto (con ETA) para consolidar las posibilidades de paz”. “Habrá una nueva orientación flexible de la política penitenciaria (para acercar presos a las cárceles vascas). “El presidente del Gobierno (en nota oficial de EFE) ha autorizado el inicio de contactos con “interlocutores del denominado MLNV o Movimiento Nacional de Liberación Vasco”. En plena efervescencia pacifista círculos gubernamentales añadían su deseo de que no “hubiera vencedores ni vencidos”. Amén Jesús.

Estas palabras no las pronunció el entonces peligroso socialista (recuerden, aviven el seso y despierten, que diría Jorge Manrique el imperativo y poco educado ‘¡Váyase señor González!’) Felipe González, ni Alfonso Guerra, ni Alfredo Pérez Rubalcaba.

Tampoco son de la fábrica del ‘buenista’ patológico José Luis Rodríguez Zapatero, peligroso izquierdista, castrista, bolivariano, polisárico, defensor de dictadores, ‘tonto solemne’ que tanto indigna a la derecha radical española de uno al otro confín, o sea, desde Ciudadanos a Vox pasando por el PP.

Tampoco estas juiciosas frases las dijo Pedro Sánchez, amigo de los enemigos de España, de los separatistas, de los comunistas y de la mala gente en general. El actual líder socialista está en otros menesteres, intentando atravesar un tiempo en el que se han concentrado las secuelas de los crueles e insensatos ajustes neoliberales, avanzadilla de la neodemocracia que machaca a la clase trabajadora y clases medias; y tratando de neutralizar los efectos arrasadores de la gran pandemia mundial del coronavirus; y las consecuencias de la guerra de Putin; y el indecente enriquecimiento de los aprovechados mercaderes de la desgracia que baten récords de beneficios, ensanchando otra vez la brecha social, con avaricia suicida.

Pues quien anunció, pocos días después de que la banda terrorista ETA, llamada por primera vez, esto es de nota, Movimiento Nacional de Liberación Vasco fue... José María Aznar, uno de los políticos más duros pero que, como el hielo, puede convertirse en agua… de borrajas.

Tuvo una disculpa. Un argumento que la oposición le respetó: ETA había declarado una tregua a mediados de septiembre de 1998 y había que pulsar si era una señal o solo una añagaza para ganar tiempo y reponerse de las consecuencias de la dura y efectiva lucha antiterrorista de los gobiernos socialistas. El ministro del Interior Jaime Mayor Oreja tuvo el detalle de anunciar con antelación a Alfredo Pérez Rubalcaba esta información (¡unos minutos antes¡) mediante el honorable procedimiento democrático de dejarle la novedad en el buzón de voz de su móvil. No es necesario añadir, pero lo añado porque la desmemoria va de la mano del creciente cinismo y de la oleada de estupidez que atonta a las sociedades occidentales por los sermones de los falsos profetas, que todos los medios de comunicación de la derecha aplaudieron esta actitud, ‘sin mácula de condicionamiento alguno’, como se juraba y perjuraba en el régimen autocrático del criminal general superlativo.

Comparemos con la actualidad: Aznar no acabó con ETA, que siguió matando; ETA dejó las armas y se rindió incondicionalmente, vencida por el pueblo español y en primera línea por la guardia civil, la policía, los jueces y fiscales, durante el gobierno de Zapatero.

¡Ah, me olvidaba! Zapatero viaja siempre acompañado de un maletín de cuero en el que suele llevar documentos ad hoc. Uno de ellos es una carta, no publicada y conocida solo por unos pocos, en la que se le confirmaba que el ‘alto el fuego’ era definitivo.

Y mutatis mutandis llegamos al presente. Con perdón, pero quiero colocar aquí, porque es pertinente introducir algunas cosas con esa seriedad que da el humor inteligente, un remedo de una histórica y poética regla de tres adjudicada a la inolvidable revista satírica La Codorniz. Se refería al secuestro gubernativo de una edición que la Ley Fraga, que era un campo de minas que rodeaba a la libertad de prensa, consideró impublicable. Hecho el correspondiente ajuste a las circunstancias políticas hoy sería así, más o menos, cambiando edición por Constitución: “Si sillín es a sillón/ como cojín es a equis/ nos importa dos equis/ burlar a la Constitución”.

Durante muchos años (Feijóo) estaba en las quinielas. No era como los loros. Él más que hablar como los loros miraba como los búhos.

Esta viene siendo, desde hace al menos cuatro años, la doctrina del PP con Rajoy, Casado y ahora con Alberto Núñez Feijóo, el gallego impasible. Durante muchos años estaba en las quinielas. No era como los loros. Él más que hablar como los loros miraba como los búhos. Se fijaba. Atendía. Cuando Casado fracasó al ser derrotado por la madrileña ‘dama de las cañas’, émula de la Tatcher, que en gloria esté, o donde sea, el presidente de la Xunta dio el paso adelante.

Creyó que la política nacional era como la gallega, impregnada de ‘caciquismo social’ cromosómico a fuer de las mutaciones del feudalismo rural. En el Palacio Raxoy, en el Obradoiro, o en el complejo de San Caetano, todo aparenta estar atado y bien atado. Y cuando haya algún cabo suelto, o aunque sea coronel provincial, se le neutraliza al modo puertorriqueño del ‘estado libre asociado’.

Pero la política nacional, y la madrileña, que comparte capitalidad, es otra cosa. A pesar de la prensa ‘hidropónica’ conservadora, mucha y muy crítica, y en tantas ocasiones insultona, agresiva y perroflauta con corbata, hay medios verdaderamente constitucionalistas y de izquierda que mantienen una sana independencia. Y encima, hay personalidades que a pesar de su juventud o de su madurez tienen los colmillos retorcidos. En pocas semanas, incluso entre los populares, empieza a extenderse la idea de que el cambio es solo apariencia: en fin, como el cuento del rey desnudo.

En pocas semanas, incluso entre los populares, empieza a extenderse la idea de que el cambio es solo apariencia: en fin, como el cuento del rey desnudo

Hace más de 1.400 días que el PP bloquea la renovación del Consejo General del Poder Judicial con toda clase de artimañas y excusas incompatibles con el mandato expreso y sin sombras de duda de la Constitución Española, porque como es obvio no me estoy refiriendo a la de Guinea Ecuatorial. Que si hay que echar a Iglesias del Gobierno, algo razonable pero no como chantaje para no cumplir la Ley Fundamental; que los apoyos del ‘bloque de investidura’ con Bildu y ERC imposibilitan la renovación del CGPJ, a ver qué tienen que ver estas dos cuestiones entre sí…. Cuando parecía seco el pozo de las tonterías, hipocresías y cinismos, trucos, almendrucos y trampantojos, y arreciaban las críticas en Bruselas, incluso de líderes de la UE de la familia conservadora, hartos todos ellos de las ridículas procesiones para contar mentiras de los desnortados peperos, y cuando otrosí la dimisión de Carlos Lesmes como presidente del TS marca un nuevo y difícilmente superable ‘punto crítico’… pues por fin Feijóo parece que desbloquea el bloqueo y se decide a cumplir la Constitución. Hay un ‘uuuuffff’ menos mal’ en el PSOE y en general entre los demócratas. “Ya está bien de parecer húngaros…”, me decía un jurista de reconocido prestigio temeroso de la deriva húngara de los populares. Otros, sin embargo no se fiaban. “El núcleo duro que tira al monte de la extrema derecha va a exigir que los guardias civiles vuelvan a llevar tricornio de charol o que los aerogeneradores tengan cuatro aspas en vez de tres y pintadas con los colores de la bandera en todas las crestas de los montes”.

Se equivocaron por poco. La reforma del Código Penal para rebajar las penas por el delito de secesión fue lo que necesitó la derecha que considera espiritualmente vigentes los Principios Fundamentales del Movimiento para volver a cortocircuitar algo que no guarda ninguna relación y que es independiente de cualquier circunstancia política. La frivolidad y aventurerismo de Díaz Ayuso, portavoz de los ultras, montanos y urbanos, consiguió dos objetivos: dejar a Feijóo como un flojo sin futuro, un pelele, situarse en la próxima ‘pole’ y darle un cachete a Sánchez en la cara de la Constitución.

El ‘ajuste’ penal de la sedición es comparable con los ajustes de la ‘mano tendida’, la ‘generosidad’ con ETA si dejaba de matar y la revisión de la política penitenciaria prometida por Aznar. A su vez ,la estrategia del PP de la prórroga ad calendas graecas del CGPJ tiene zonas de contacto con el mismísimo delito de sedición por el que lloran lágrimas de cocodrilo las plañideras profesionales de la nostalgia.

En realidad el problema catalán que le estalló a Rajoy lo ha desinflamado Sánchez. Ha partido en dos el independentismo y ha logrado darle la vuelta a los sondeos: ahora son más los catalanes que rechazan la asonada a lo Mas y Puigdemont. En realidad Sánchez hace lo mismo que Aznar. La diferencia es que los socialistas tuvieron sentido de Estado y, a mayores, sentido del ridículo.