Las primarias abiertas en el PSOE y el valor de los datos

Las primarias abiertas en el PSOE y el valor de los datos

Más allá de retóricas políticas, volvemos a convertirnos en producto. Si las cosas salen como las tiene planeadas, el casi medio millón de personas ajenas al partido que se darán de alta en el censo de las primarias permitirá al PSOE recomponer su desgastada base social e incrementar el número de simpatizantes.

Hace unas semanas, el PSOE anunció la celebración de primarias a finales de año para elegir al candidato a la Presidencia del Gobierno en las elecciones de 2015. Es una buena noticia para un país como el nuestro, con unos partidos políticos tan opacos, monolíticos y, en consecuencia, deslegitimados ante la ciudadanía.

Con respecto a las legendarias primarias que le ganó en 1998, y contra pronóstico, Josep Borrel a Joaquín Almunia, por aquel entonces el candidato preferido por el aparato del partido, las de ahora introducen una medida más de apertura. Y es que no sólo podrán votar los 200.000 militantes del PSOE y los 20.000 del PSC, sino también cualquier español de más de 16 años que firme un documento de adhesión a la política socialdemócrata y "progresista", y que abone la simbólica cantidad de 2 euros.

La dirección del PSOE lo ha vendido como un "paso histórico", pues se abre el proceso de elección de su candidato a cualquier ciudadano y se saca el proceso de las oscuras y demasiado interesadas instancias del partido. Un paso que marcará "un antes y un después", nos han dicho. Esperemos que así sea y que la cosa vaya en serio esta vez, pues las famosas primarias de Borrell y Almunia no tuvieron una continuidad en la vida política española, ni siquiera en el PSOE, que ha recurrido posteriormente a las primarias según le ha venido en gana.

El que se inscriba en el censo -que se cerrará una semana antes de la elección del candidato, aunque algunos en el PSOE han sugerido mantenerlo abierto hasta el día mismo de la votación para asegurar el éxito de la medida- aceptará "la recogida y uso de sus datos personales", aunque luego podrá pedir que le borren de la lista de simpatizantes a la que irá a parar si no dice nada.

No dudo de las buenas intenciones del PSOE, que con la medida sigue la estela del partido socialista francés. Pero no nos engañemos: al margen de la regeneración democrática que intenta, y con la que además deja en evidencia al PP, partido monolítico por excelencia y poco amigo de aperturas, el PSOE busca a la desesperada la manera de recuperar los apoyos perdidos en los últimos años con Zapatero al frente, sobre todo desde aquel fatídico mayo de 2010, y posteriormente con Rubalcaba. De hecho, el PSOE tiene 40.000 afiliados menos desde que está Rubalcaba al mando.

Con la medida, el PSOE (y la izquierda europea) hace suya esa máxima tan de la economía digital que dice que "si no pagas, tú eres el producto". Hasta cierto punto, el PSOE copia el modus operandi de empresas como Facebook, Google, LinkedIn o Twitter, que nos han puesto al alcance de la mano extraordinarias herramientas informáticas y de gestión de la información a cambio del acceso indiscriminado a nuestros datos personales y a nuestra intimidad, pues son éstos, cuando son usados por terceros, los que les proporcionan sus multimillonarios ingresos, y no las cuotas mensuales que deberíamos abonar gustosamente por sus servicios. Sin tanta sofisticación, es lo hace un Media Markt cuando nos invita a participar en un sorteo de un bono regalo de 500 euros a cambio de que dejemos nuestros datos, que, según nos advierten en la letra pequeña de la promoción, podrán ser explotados por terceros con fines publicitarios.

Volviendo al PSOE y a las primarias de finales de año, por una pírrica cifra (2 euros) y por un mínimo trámite, como firmar un documento y darnos de alta en una lista, los socialistas nos darán la posibilidad de ponernos a la altura de sus intocables dirigentes (nuestro voto tendrá el mismo valor que el de Rubalcaba o Chacón) o del militante que se ha pasado toda la vida comiéndose marrones y dejando a su familia los fines de semana para atender los actos del partido.

Demasiado a cambio de tan poco si no fuera porque, más allá de retóricas políticas, volvemos a convertirnos en producto. Y es que, si las cosas salen como las tiene planeadas, el casi medio millón de personas ajenas al partido que se darán de alta en el censo de las primarias permitirá al PSOE recomponer su desgastada base social e incrementar el número de simpatizantes -es de prever que pocos acudan al registro para borrarse después de las elecciones-. Además, dará a la dirección muchos datos que, debidamente filtrados y usados, le servirán al próximo aspirante socialista a la presidencia para vender sus propuestas y finalmente ganar las elecciones.