Descubren un fósil de 520 millones de años con cerebro y entrañas intactas que ofrece una ventana única al pasado
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Descubren un fósil de 520 millones de años con cerebro y entrañas intactas que ofrece una ventana única al pasado

El descubrimiento ha sorprendido enormemente a la comunidad científica.

Imagen de archivo de un descubrimiento fósilJordi Salas

Cuando pensamos en fósiles, lo habitual es imaginar huesos petrificados de dinosaurios, esqueletos que tras miles de años pueden volver a ensamblarse en museos. Pero la mayoría de las veces lo que llega hasta nosotros son solo las partes duras: huesos, conchas, caparazones. Los tejidos blandos, mucho más frágiles, se degradan con rapidez y raramente sobreviven al paso de millones de años.

Por eso, el hallazgo anunciado esta semana ha sorprendido tanto a la comunidad científica. Un equipo internacional descubrió una diminuta larva de gusano de hace 520 millones de años en un estado de conservación casi milagroso: con el cerebro y los intestinos intactos.

“Siempre resulta emocionante ver el interior de una muestra con técnicas de imagen en 3D”, explicó la investigadora Katherine Dobson, coautora del estudio. “Pero en esta larva, la fosilización natural ha logrado una preservación extraordinaria”.

El fósil, de apenas unos milímetros, ha permitido a los científicos observar estructuras como el protocerebro, la región primitiva que más tarde daría lugar al cerebro de los artrópodos. Este detalle conecta a la pequeña criatura del Cámbrico con la gran diversidad de especies que hoy dominan casi todos los ecosistemas del planeta: desde insectos y crustáceos hasta arañas.

“Si me hubieran preguntado por el fósil de mis sueños, habría dicho una larva de artrópodo”, confesó Martin Smith, autor principal del trabajo. “Siempre pensé que era imposible encontrar una, por lo diminutas y frágiles que son. Pero al observar las estructuras preservadas bajo su piel, quedé boquiabierto. ¿Cómo pudieron sobrevivir durante 500 millones de años?”.

El excepcional estado de conservación convierte a esta larva en una fuente de información única para los biólogos evolutivos. Les permite no solo reconstruir cómo eran los primeros artrópodos, sino también entender cómo desarrollaron las características que les hicieron tan exitosos a lo largo de la historia de la vida en la Tierra.

Un hallazgo que, en palabras de sus descubridores, es una auténtica cápsula del tiempo: un cuerpo diminuto que ha viajado intacto durante más de medio millar de millones de años para contarnos cómo empezó la historia de algunos de los animales más abundantes del planeta.

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