Las farolas de Almería sirven de altavoz para concienciar a dueños de perros: "El pipí me destruye"
La corrosión que provoca hace que muchas engan que ser reemplazadas a menudo.
Lo mejor es no andarse con rodeos, lanzar un mensaje directo y claro desde el lugar apropiado. ¿El mensaje? “El pipí me destruye”. ¿El lugar para ponerlo? Las farolas, en concreto, de Almería. Se trata de una nueva campaña de concienciación que ha impulsado el Ayuntamiento de la ciudad, con que asegura que pretende hacer llegar a la ciudadanía los efectos nocivos que las micciones caninas tienen sobre el mobiliario urbano.
Especialmente, sobre las farolas hasta el punto, que, según el consistorio, se han llegado a retirar un centenar de luminarias ante el riesgo de fractura y la amenaza de desplomarse.
Pero, el principal problema que causa la orina de los perros en ellas es la corrosión. El Ayuntamiento explicó que su objetivo no sólo se debe a razones económicas, como el de contener gastos económicos como el soportado para la sustitución y reposición de las farolas dañadas.
También pretenden las autoridades locales anular así riesgos innecesarios que pueden provocar su caída, aumentar la vida útil del mobiliario y, especialmente, fomentar comportamientos cívicos entre los ciudadanos que tengan perros.
Desde la pasada legislatura, además, la empresa que se ocupa del mantenimiento del alumbrado público aplica un producto repelente en la parte baja de las farolas, cuyo efecto dura unos meses, y que ahuyenta las tentaciones de las mascotas de marcar las luminarias con sus orines.
Almería no es la única localidad española en poner en marcha iniciativas de este tipo con respecto a los orines de los perros en las farolas y en las esquinas, ya lo han hecho también, por ejemplo, en Alboraya (Valencia), Algete (Madrid) o La Pobla de Farnals (Valencia), entre otras.