Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
Los científicos descubren a los autores de los 900 manuscritos misteriosos del Mar Muerto que valen un tesoro

Los científicos descubren a los autores de los 900 manuscritos misteriosos del Mar Muerto que valen un tesoro

Nuevos datos sobre los textos más antiguos para los judíos y cristianos. 

Vista aérea del Mar MuertoGetty Images

Una tarde de paseo, allá por el 1946, dos pastores que estaban buscando sus ovejas y cabras se toparon con una misteriosa cueva en cuyo interior albergaba una gran colección de libros de arcilla, siete de ellos escritos en cuero. La noticia causó revuelo en la zona, que comenzó a atraer la atención de otros curiosos y visitantes atraídos por los tesoros que las cuevas (había un total de diez en aquella parte) guardaban dentro de sí. 

Gracias a ellos, junto con el trabajo de los dos pastores iniciales, se pudieron encontrar un total cercano a los 900 manuscritos, que han ido pasando de unas manos a otras conforme ha ido avanzando el tiempo. Una de las figuras que pudo tener en su potestad algunos de estos documentos fue Atanasio Yeshue Samuel, el arzobispo sirio ortodoxo de Jerusalén. 

A pesar del hallazgo, nunca se supo quién había redactado los documentos, que se pensaba que habían escrito algunos profesionales del Templo de Jerusalén. Hasta ahora, pues según un equipo de expertos de la Universidad de Groningen (Países Bajos), que detectó que los rollos del mar Muerto— también conocidos como los Rollos del Qumrán— podrían ser mucho más antiguos de lo que se pensaba, llegando a la conclusión (aunque por ahora no demostrada) de que pudieron ser escritos por los mismos autores que escribieron la Biblia. 

"Aunque más datos e investigaciones adicionales podrían ayudar a comprender la cronología, nuestro trabajo proporciona nuevas perspectivas sobre cuándo pudieron haberse creado estos documentos", señalan los investigadores del estudio de los textos más antiguos para los judíos y cristianos, compartido en la revista PLOS One. Cabe destacar que para realizar la investigación se apoyaron en una IA, que previamente habían entrenado. De hecho, gracias a su uso, defienden los investigadores, se ha conseguido cierta objetividad en un tema (la paleografía) muy subjetivo y también se ha conseguido proteger los documentos, pues no los daña.

"Ahora podemos estimar la fecha de los manuscritos sin necesidad de cortar con tijeras un valioso fragmento de papiro o de piel de oveja para el tratamiento químico y el experimento físico que constituye la datación por carbono", añaden, al tiempo que recuerdan que la IA trabaja con copias digitalizadas. "El reconocimiento de patrones, por otro lado, no es destructivo; simplemente utilizamos las imágenes escaneadas; no se necesita papel ni se destruye", concluye.