Llega el esperado paquete de Amazon y un despiste del repartidor la deja atrapada en su propia casa
Lo que iba a ser una simple entrega se convirtió en un encierro digno de una comedia británica.
El paquete llegó puntual. El problema fue salir de casa. Lo que debía ser una de esas entregas rutinarias, casi automáticas, acabó convirtiéndose en una escena digna de una comedia británica. Ocurrió el martes 7 de octubre en Haywards Heath, una pequeña localidad del condado de West Sussex, donde Rhiannon Smith había pedido a Amazon un tendedero eléctrico de 105 euros para hacer frente al húmedo otoño inglés. Cuando por fin sonó el timbre, bajó corriendo las escaleras y se encontró con su esperada compra… y con una trampa. El repartidor había dejado el enorme paquete justo delante de la puerta principal, encajado bajo la manilla. La entrega perfecta, el encierro involuntario.
“Escuché el timbre mientras estaba arriba y bajé en un segundo”, contó después al Mirror, en una historia recogida por Il Fatto Quotidiano. “He visto el cajón encajado bajo la manilla y he pensado: ‘Oh no, de aquí no salgo más, estoy atrapada en casa’”. Y tenía razón. La puerta no se movía ni un centímetro. Por mucho que intentó liberar la cerradura o empujar desde dentro, la caja, enorme y rígida, bloqueaba por completo el acceso. Smith, que mide apenas un metro y medio, se vio prisionera en su propio salón, con su tendedero nuevo esperando al otro lado.
Lo siguiente fue recurrir al comodín de confianza: su padre. Le explicó lo ocurrido y recibió un consejo poco sofisticado, pero eficaz: salir por la ventana. “Solo que la ventana era más alta de lo que parecía… y además estaba llena de arañas”, relató. La imagen, casi de vodevil doméstico, tuvo su propio desenlace heroico: tras unos veinte minutos de maniobras y resignación, consiguió trepar, abrir la ventana y empujar la caja hasta liberar la puerta. Una fuga sin daños, aunque con el orgullo un poco magullado.
Smith avisó después a Amazon para contar lo sucedido y advertir que, en otras circunstancias, aquello podría haber terminado peor. “Yo estoy bien y tengo a mis amigos y familiares cerca, así que sabía que me las arreglaría, pero si le pasa a alguien mayor o vulnerable podría ser un problema serio”, explicó. Desde la empresa, según el relato de Il Fatto Quotidiano, aseguraron que se pondrían en contacto con el repartidor y tomarían medidas para evitar que algo así se repita. “Probablemente apoyó el paquete contra la puerta sin darse cuenta, luego salió corriendo porque tenía muchas entregas que hacer”, añadió la propia Smith, disculpando con cierta benevolencia al mensajero.
Para cerrar el episodio, la protagonista decidió grabarse desde dentro y compartir la experiencia en redes. Los comentarios no tardaron en llegar: “Pide una pizza y que el repartidor te libere”, sugería uno. “Empújalo con un palo por la ranura del buzón”, añadía otro. El humor colectivo hizo el resto: miles de usuarios rieron con el encierro más británico del otoño, mezcla de puntualidad, torpeza y lluvia.
El tendedero, por cierto, sigue funcionando perfectamente. La puerta también. Y aunque el envío llegó en hora, la libertad, como admitía ella entre risas, se retrasó unos veinte minutos. En los tiempos del Prime, a veces ni la fuga es express.